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Alemania, la exitosa campaña electoral de Gerhard Schroeder


En un hecho insólito en una democracia consolidada, los dos principales partidos del espectro político alemán se han declarado vencedores de las elecciones del 18 de septiembre y dispuestos a nominar al Canciller federal.



La diferencia entre ambas fuerzas, la Unión Cristiana Demócrata CDU/CSU con un 35.2% y los socialdemócratas del SPD con un 34.3%, es de sólo un punto, pero tampoco ninguna de las dos corrientes puede, aunque sume a su aliado preferencial, los liberales en el primer caso, los «verdes» en el segundo, constituir mayoría en el parlamento.



¿Cómo se explica que el canciller Schroeder se declare vencedor? Su decidida estrategia comunicacional le ha permitido trasmitir una «sensación de triunfo» y se basa en que en seis meses logró hacer remontar a su partido de un 24% ,que llegó a marcar en las encuestas, al 34.3% que obtuvo en las urnas. Esto producto de una agresiva y bien pensada estrategia electoral.



Schroeder logró dominar la agenda del debate nacional al utilizar un error en el diseño de la campaña de Angela Merkel, la favorita según todos los sondeos.



Criticando sistemáticamente como «frialdad social» la propuesta de los socialcristianos de igualación de impuestos sin considerar la diferencia de ingresos, Schroeder apuntó a la sensibilidad de los electores que han preferido evitar una homogenización de la carga tributaria que favorece a los tramos más altos, antes que apoyar una simplificación del sistema de recaudación. De paso desligitimó las propuestas de reforma de la CDU presentándolas como instrumentos de desmantelamiento del Estado de Bienestar y puso a la defensiva a la candidata de la oposición.



En Alemania, al igual que en las recientes elecciones en Noruega y en Japón, se confirma que los mensajes de las últimas 5 semanas son decisivos para movilizar al electorado y, especialmente, para llegar a la franja de los indecisos, que bordea normalmente el 20% del universo electoral.



Los temas dominantes del debate, la baja de impuestos en Noruega, la privatización del Correo en Japón, y la nivelación de impuestos en Alemania, inclinaron la balanza gracias a estrategias bien pensadas de los candidatos ganadores.



En un duelo televisivo preparado minuciosamente, Schroeder logró proyectar su carisma, personalizar la elección, e imponerse frente a la Sra. Merkel, quien no logró desplegar sus ventajas adicionales; su condición de mujer para generar empatía con el electorado femenino o con los electores de Alemania del Este, región de donde proviene.



Pasada la contienda electoral, los dos partidos «ganadores», la CDU y el SPD, tratan de llegar a un acuerdo para constituir una mayoría y una coalición que le de estabilidad al gobierno.Esta llamada «gran coalición» de los dos partidos mayoritarios parece ser la solución mas realista a la crisis gubernamental.



Otra posibilidad de construcción de una mayoría que se planteó en su momento fue la llamada «coalición Jamaica», por los colores de la bandera de ese país que simbolizan a los tres partidos en cuestión: verde por los ecologistas, amarillo por los liberales y negro por los socialcristianos. Sin embargo, esta construcción parece tener dificultades programáticas insalvables y de hecho ya fue descartada por los «verdes».



La orientación pro-mercado de los liberales se contrapone a las políticas de selectividad tecnológica de los ecologistas partidarios de un fomento explícito a las tecnologías medioambientales y al abandono definitivo de la energia nuclear.



El político más popular de los últimos años, el ministro de relaciones exteriores Joschka Fischer, ha declarado que, como consecuencia del resultado electoral, deja la primera línea de la política y la jefatura de su partido «verde».



A la vez ha recordado que la mayoria electoral la tienen los tres partidos de la izquierda alemana.La centro izquierda representada por el SPD (34.3%), los «verdes»(8.1%), y los ex comunistas (8.7%), aliados ahora con el ex-presidente del SPD Oscar Lafontaine.



Si bien entre los tres superan escasamente el 50% , podrían constituir gobierno. Sin embargo, no están actualmente en condiciones de aliarse al no lograr consenso básico en una plataforma programática común.



En cualquier caso, el panorama de partidos y las posibilidades de armar coaliciones cambió radicalmente en la política alemana.



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Hugo Calderón es doctor en economía y ciencias sociales de la Universidad Libre de Berlin

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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