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Ñuñoa amenazada


La comuna de Ñuñoa se encuentra hoy amenazada por fuerzas que se ciernen por encima de nuestra voluntad y planean doblegar el espíritu de nuestros barrios y de nuestra comunidad.



La torre en reemplazo del barrio, el ascensor en lugar de la calle, la reja como barrera a la amenaza de compartir con el vecino, el auto como extensión mezquina del ámbito individual. Un proyecto de ciudad que no respeta el carácter urbano de lo pre-existente, que para «ser» debe destruir en un instante lo que se logró a lo largo de décadas. Un proyecto anónimo y repetido al infinito que no recoge ni responde a las aspiraciones de la comunidad urbana de Ñuñoa.



¿Qué pasó con los que son llamados a pensar la ciudad, los arquitectos, urbanistas, sociólogos, etc., a cargo de traducir en la práctica los designios de una comunidad, que no se les escucha?



Estamos en un momento en que las pérdidas ya son cuantiosas, en que las clavijas de esta verdadera máquina del horror parecieran estar fríamente ajustadas y programadas con un destino predeterminado, tal como García Márquez titulara su novela «Crónica de una muerte anunciada» Â… Palas mecánicas, retroexcavadoras y grúas conforman los instrumentos grotescos de estos verdaderos espolonazos a la vida, al amor y al cariño con que generaciones de ñuñoínos conformamos los delicados equilibrios que hasta hace poco todos gozábamos y que día a día van siendo masacrados por este sino destructor.



El momento es grave, es grave el daño, es grave la prepotencia, es grave la indolencia y la impunidad con que las cosas suceden.



Y es grave también que los que estamos siendo afectados sólo constatemos el horror una vez que éste es irreversibleÂ…



Es grave que una sociedad no sea capaz de reaccionar a tiempo, de generar instancias a través de las cuales, los mismos ciudadanos, podamos cautelar nuestros propios destinos.



Es grave la apatía con que transitamos día a día por la vida, como si la suma de nuestras historias personales pudieran conformar la idiosincrasia de una sociedad.



Ä„Qué diferente habría sido el panorama para aquellos que hoy están negociando con nuestros barrios si hubiésemos, nosotros sus habitantes, impedido tales propósitosÄ„
Si como comunidad informada hubiésemos evaluado a tiempo la permisiva planificación urbana que nos rige y el nefasto impacto que esta podía tener sobre nuestras vidas.



En estos momentos trágicos para la historia de Ñuñoa, algunos nos hemos ido encontrando, primero lamentando impotentes la velocidad con que va cambiando la cara de nuestros barrios, y ver como es otra ciudad la que se yergue tras las ruinas, pero en ningún caso la que nosotros elegimos para vivir.



Y luego nos preguntamos si aún era tiempo de rebelarse a este destino ajeno, y por un asunto de dignidad, de honor y de corazón bien puesto, decidimos crear la Red Ciudadana Por Ñuñoa, agrupando colectivos de barrios, juntas vecinales, culturales y de toda índole…porque este es un asunto de todos los ñuñoinos sin distinciones, todos estamos concernidos.



Es así como, luego del duelo, nos propusimos pasar a la acción y decididos a remover las bases profundas de la perfidia, hemos constituido una organización ciudadana amplia y transversal, centrada esencialmente en tres ejes:



La masiva movilización ciudadana y la toma de conciencia de los ñuñoinos;



La información y la denuncia pública y oficial sobre las prácticas abusivas, tanto de la administración municipal como de la reglamentación vigente en que se ampara el desastre;



Y por último, influir en las autoridades políticas tanto comunales, regionales como centrales para que el tema de hacer ciudad sea un asunto de todos y no sólo de algunas clases privilegiadas.



Creemos que es hora de ser responsables, es hora de tomar en serio nuestro devenir, es hora de consolidar y reforzar nuestra democracia desde las bases, desde la comunidad más pequeña.



Ya vamos en camino a la segunda década desde que recuperamos la democracia en el país, urge hoy ir más al fondo de ella, estamos todos invitados y es nuestro deber fortalecerla, tomémonos espacios de participación y ejerzámosla.



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Verónica Adrián. Arquitecta Red Ciudadana Por Ñuñoa






  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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