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Horas decisivas para Venezuela


Este 2 de diciembre hay elecciones en Venezuela. O el D-2, como llaman allí al plebiscito que se hará en aquel país para decidir si se aprueba o no la Constitución que la Asamblea Nacional subscribió con casi 100% de sus integrantes, todos apoyando a Chávez. De aprobarse, Venezuela no sólo extenderá el mandato de un presidente a siete años sino que podrá ser reelegido indefinidamente. O sea, está a horas de convertirse este domingo, por su propia voluntad, con manipulación caudillista y populista que recuerda a Perón en Argentina, en un dictador más o menos vitalicio.



Situación que ahora se da cuenta una mitad o más del país, especialmente el movimiento estudiantil que nunca como ahora había salido a las calles. Una marea de jóvenes (no visto antes en otros países de América Latina en estos momentos) sale a protestar llevando como consignas, no las del «Che» Guevara o Fidel Castro, sino las de Simón Bolívar. Nombre este último que Chávez ha manipulado para su propia causa, pero que no ha leído bien como sí los estudiantes de Venezuela. Las palabras de Bolívar escritas en grandes pancartas que ondulantes, y en letras gigantes, recorrían -horas antes del plebiscito- las grandes «alamedas» de Caracas: «Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente». (ver también artículo «Que vivan los estudiantes en Venezuela»)



Mientras escribo esta columna, circula por Internet una «alarma» de que el 2 de diciembre es posible que EE.UU. planee un golpe de estado en Venezuela. Claro, el e-mail viene de ciertos académicos de izquierda norteamericanos, los más ortodoxos, quienes hacen circular mecánicamente lo que dijo Chávez hace unos días en un discurso sobre ese «peligro». No hay evidencias de tal golpe de Estado, sino el temor del propio Chávez de que su demagogia se venga al suelo y realmente él se esté dando cuenta de que en ese país hay ahora una división extrema. Y que una mitad se ha levantado para detener el futuro oscuro que puede esperarle a todo Venezuela: una dictadura indefinida.



¿Por qué una dictadura? Sólo basta leer lo que, por orden de Chávez, la Asamblea Nacional tuvo que aprobar en los nuevos artículos incluidos en la reforma constitucional. Esencialmente son los siguientes cambios que ordenó el presidente y que este domingo, en un plebiscito, el pueblo de Venezuela decidirá : (a) creación de un poder popular creando comunas, consejos comunales y consejos de trabajadores (similar a la organización actual de la sociedad cubana en «comités de defensa de la revolución»); (b) crear una democracia socialista en Venezuela (similar a la cubana o un espejo de aquella); (c) el presidente será elegido ahora por siete años y puede ser reelegido de inmediato para un nuevo periodo (el presidente se convierte tranquilamente en un dictador vitalicio como su mentor, Fidel Castro); (d) sólo el presidente podrá crear provincias y dirigir relaciones exteriores (otro signo de un poder autoritario, sin consultar a nadie); (e) la economía se transformará en Venezuela en una «economía socialista» (¿dónde una economía socialista en el planeta ha logrado un crecimiento económico mejor que la economía de mercado libre?); (f) las Fuerzas Armadas de Venezuela se convierten en Cuerpo Popular y Antiimperialista (esto es muy semejante a los ejércitos de los antiguos países comunistas y sigue el ejemplo del ejército cubano). La conclusión de lo anterior la puede sacar cada lector por su cuenta, pero en Venezuela se está decidiendo un asunto importante para el futuro de América Latina.



Finalmente, ¿de dónde sale toda la sustancia ideológica para formular tales reformas autoritarias en estos tiempos? ¿Quién sostiene esa «Revolución Bolivariana del siglo XXI» de Chávez sin discutir lo esencial, lo que ideológicamente hay debajo de ese nuevo socialismo? Lo que esencialmente hay es un nuevo reciclaje del marxismo latinoamericano de los 60 y 70, principalmente la postura de las entonces «Primera» y «Segunda Declaración de la Habana» (1960 y 1962 respectivamente), más el famoso discurso de Fidel Castro, «Palabras a los Intelectuales» (1961), y reciclado con «El Socialismo y el hombre nuevo en Cuba» del «Che’ Guevara (Marzo 12, 1965). No hay por dónde perderse, puesto que para Chávez el líder, modelo u oráculo ideológico ha sido (y es) Fidel Castro y la revolución cubana



Si esta última fuera un ejemplo de desarrollo económico, libertad de expresión, libertad de viajar donde sea, de opinar y de disentir, bienvenido sea ése «socialismo bolivariano», pero como no lo es ni lo será, el futuro de esa región -si Chávez gana este 2 de diciembre- será lo que una vez dijo aquel que todos conocemos, pero cambiando su palabras al contexto de América Latina: «Una amenaza recorre América Latina, es el fantasma del socialismo de Chávez» .

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*Javier Campos. Poeta, narrador, columnista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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