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El día en que Insulza fue candidato por el Mapu

En estos días de devaneos electorales, recordamos marzo de 1973 en que José Miguel Insulza fue candidato a diputado por un distrito de Santiago en la lista de la Unidad Popular, por el partido MAPU, creado por los rebeldes de la DC, y que entonces estaba duramente fraccionado en el sector …


Por Esteban Valenzuela Van Treek*

Trabajando en una investigación para un programa de doctorado en Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia, que publicará en Chile la editorial Planeta, nos adentramos en la historia del partido mito de la transición Chilena: el MAPU. En estos días de devaneos electorales, recordamos marzo de 1973 en que José Miguel Insulza  fue candidato a diputado por un distrito de Santiago en la lista de la Unidad Popular, por el partido MAPU, creado por los rebeldes de la DC, y que entonces estaba duramente fraccionado en el sector moderado que apoyaba a Allende (en cual luego se llamará MAPU-Obrero Campesino, donde militaron, entre otros, el propio Insulza, Enrique Correa, José Antonio-Viera-Gallo, Fernando Flores, Jaime Gazmuri, Fernando Ávila), y el otro grupo que apostaba por el poder popular en combinación con la presencia estatal, liderado por Oscar Guillermo Garretón, Eduardo Aqueveque, Kalsky Glauser, Rodrigo González, Carlos Montes. El MAPU sólo obtuvo un 2.6% de la votación, pero fue el «tercer partido de la UP». Sacó dos diputados; Garretón en Concepción (MAPU) y Alejandro Bell en Linares (MAPU-OC)…Viera-Gallo, Juan Enrique Vega e Insulza, tuvieron una menor fortuna, pero hicieron historia con campañas marcadas por el acento intelectual del movimiento. José Miguel Insulza, tuvo una perfomance digna, pero muy lejos de los masivos PC, PS, DC y PN. Esta es la breve historia de aquel que pudo ser candidato el 2009, pero no lo fue:

Una idea de la fuerza del MAPU por su resultado electoral

El escenario final de la división es simultáneo a las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en que la UP buscaba obtener más de un tercio de los escaños, ya que con dos tercios el Presidente Allende podía ser destituido por  la oposición agrupada en la Confederación Democrática. El MAPU saca 100 mil votos, un modesto 2.6% en una izquierda que obtiene el 43% frente al 57% de la CODE que agrupaba a la  DC y la derecha. A la izquierda le va bien en el contexto de la crisis social y económica que se vive -«este es un gobierno de mierda, pero nuestro gobierno», reza un cartel en un acto pro UP-. Con todo, el 43% de apoyo daba un «respiro» a la izquierda, ya que mantenía un poder parlamentario que impedía la destitución de Allende, la que legalmente requería dos tercios de los parlamentarios. Probablemente la imposibilidad de la destitución, aceleró la estrategia golpista.

Los partidos Socialista y Comunista se confirman como los mayoritarios, el PR baja a su mínimo histórico  y el MAPU obtiene una votación menor a la esperada, pero en parte comprensible por su división: Estaban concentrados en saldar cuentas entre ambos grupos. Sólo elige dos diputados: Oscar Guillermo Garretón como diputado por Concepción, y en la rural zona de Linares, Alejandro Bell, quien se inscribe en el nuevo MAPU-Obrero Campesino (MAPU-OC). El MAPU con su 2.6% fue sólo el equivalente al 7% de la votación de la DC y al 6% de la votación de toda la izquierda.

El sistema electoral era proporcional en aquellos distritos grandes que elegían varios diputados.  Alejandro Bell ganó su asiento en un distrito rural, Linares, lo que se explicaría por la inserción del partido en la reforma agraria y el liderazgo del diputado electo, aunque otros agregan que contó con respaldo del Partido Comunista[1].  Oscar Guillermo Garretón, sacó una importante votación en un distrito grande como Concepción, donde se elegían varios diputados, siendo él la primera mayoría en la izquierda (20.488 votos). Sin embargo, el PC y el PS dividieron sus votos en varios candidatos, ya que la Unidad Popular actuaba como partido federado, lo que le daba una cantidad de parlamentarios por distritos, siendo electos los que obtenían las más altas mayorías individuales. Concepción, como lo sería después en la época de la dictadura, tuvo un regional del MAPU fuerte, con presencia en zonas industriales, universitarios y pobladores.

Garretón atribuye su éxito electoral al apoyo de pastores evangélicos (fuertes en el sur de Chile), cuyo obispo «me proclamó en Coronel (zona del carbón) con un discurso que unía a Moisés, Josué y Garretón», y por la campaña hacia las mujeres, asesorado por Mónica Herrera, una gerente de empresas simpatizante de la izquierda y que después tendría una escuela de comunicaciones. Con ella ideó que  debía enfrentarse a la principal crítica de las mujeres: El desabastecimiento, que implicaba colas y humillaciones:

Emplacé a los otros candidatos a debatir en el Estadio de Concepción las razones del desabastecimiento. Nadie quiso. Entonces, invitamos a las mujeres al Teatro de la ciudad, pedí las preguntas por escrito y me enfrenté a cientos de mujeres con transmisión directa por Radio Bío-Bío… (se quiebra en el relato) Pero empecé alabando el trabajo en el hogar de las mujeres,  su aporte a Chile silencioso y concreto…Fue un momento de liberación, de reconocimiento, la izquierda era muy machista, y ellas se sintieron consideradas…Fui el único candidato de la izquierda que conquistó una amplia votación femenina.

 Jorge Venegas tiene otra versión. Aclara que las iglesias evangélicas son descentralizadas y sólo «el pastor Flores, de la zona playa de Coronel apoyó a Garretón. La verdadera fuerza estuvo en el partido que creció mucho en el gran Concepción, desde la influencia que tuvo Ambrosio como profesor de sociología en 1968, cuando lo ovacionaron por su disertación marxista. El MAPU creció en economía, periodismo e ingeniería. Desde allí se impulso una fuerte inserción sindical y territorial, un partido mediano, que nos permitió elegir un diputado mapucista».

En la otra ciudad importante, Valparaíso, el candidato Juan Enrique Vega, estuvo relativamente cerca  al obtener 7.783 sufragios, siendo electo el último diputado de la lista de la UP con 11.501. En Rancagua, Gladys Goeder sólo logró mil 300 votos, muy lejos del socialista Héctor Olivares (28.679) y del comunista Wladimir Chávez (20.702). «La izquierda era muy machista para votar por una mujer», hace su balance la misma candidata.

Santiago fue la gran decepción de los jóvenes candidatos mapucistas. José Antonio Viera-Gallo obtiene sólo 4.174 votos en el primer distrito, menos de la mitad del último diputado electo de la UP, Víctor Barberis con 10.561. Igual suerte corre José Miguel Insulza, quien en el populoso tercer distrito alcanza los 18.746 sufragios, lejos del último parlamentario que ingresa por la izquierda, el comunista Jorge Insunza con 78.209 votos. En el segundo distrito, Eduardo Rojas sólo obtiene 8.902 votos. Aún menor, es la votación de la candidata a senadora mapucista, Carmen Gloria Aguayo, que logró 21 mil votos, muy lejos de las altísimas votaciones de dos emblemas de la izquierda y de sus líneas políticas: el comunista Volodia Teitelboim obtiene 238.535 y el socialista Carlos Altamirano 229.281 votos. El MAPU y el PR sacan votos marginales y la Izquierda Cristiana no puede elegir ningún parlamentario. El PS y el PC llegan ambos a cifras del 18%, sus  mejores perfomances históricas.

La mayoría de los candidatos a parlamentarios del MAPU tomaron partido por el sector moderado de Jaime Gazmuri: Vega, Insulza, Bell, Goeder, Viera-Gallo. Este último hace una campaña apelando al mundo intelectual, con un lenguaje abstracto para la mayoría de los electores: «Las leyes son demasiado viejas y tú eres demasiado joven», reza su inserción publicitaria en el  diario de mayor tiraje en la izquierda.

La conclusión es evidente: El MAPU venía insertándose en el mundo sindical (urbano y campesino), en las federaciones universitarias, pero era inepto para convertirse en una fuerza popular y electoral. De hecho, como señal evidente de su elitismo,  la mayor inserción que publica en todo el mes final de campaña en El Clarín, es una página completa en que 500 «profesionales, técnicos e intelectuales»  adhieren a las candidaturas de José Miguel Insulza y José Antonio Viera-Gallo. Firman, entre otros, buena parte de la elite intelectual de la izquierda, quienes en la década del ochenta laborarán en el campo de la ONGs y los medios de comunicación alternativos: la asistente social Adriano del Piano el crítico de arte Valerio Fuenzalida; los sociólogos Manual Antonio Garretón, Jorge Echenique, Pilar Vergara y Jorge Larraín; las periodistas Bernarda Aguirre y Luisa Ulibarri, entre decenas. El inserto se mira a la distancia como una metáfora del propio MAPU: Muchos intelectuales, pocos votos; gran influencia cultural, débil fuerza político-electoral.   

*Esteban Valenzuela Van Treek es diputado y escritor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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