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Gramsci y el concepto de “hegemonía”

Felipe Ruiz
Por : Felipe Ruiz Periodista. Candidato a Doctor en Filosofía.
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Pensar la hegemonía del capital como algo puramente “reactivo” es falaz, ya que en muchos casos la capacidad afectiva de la sociedad está más cerca de ella que de la, a veces, rudeza y tosquedad de los discursos de izquierda. De este modo, la hegemonía es un concepto de mucha utilidad para comprender la realidad actual de la sociedad chilena.


El concepto de “hegemonía” del filósofo italiano Antonio Gramsci se ha puesto en boga en los círculos políticos, en parte gracias a la tremenda actualidad del pensamiento de Gramsci, a su vitalidad y pertinencia a la hora de analizar los procesos sociales en curso.

De tal modo, se puede comprender cómo lo “hegemónico” desplaza la doctrina tradicional del marxismo, anclada en la anquilosada dimensión de la “superestructura” de clase. En realidad, la idea de hegemonía indica que la dimensión del capitalismo no es únicamente económica, sino que incluye las dimensiones no materialmente estructurales de la clase, como la cultura, el arte, la entretención, etc. De tal modo, el capitalismo no es únicamente una forma económica, sino, también, sociocultural.

Se entiende entonces que la hegemonía es la forma de dominación del capitalismo en su dimensión social, y no exclusivamente en tanto trabajo. La hegemonía es el establishment de un pensamiento invisible que traspasa todo ámbito societal, y que le permite al capital “hegemonizar” la opinión pública, el pensar y el actuar.

Llevando esto a terreno local, un buen ejemplo de la “hegemonía” es lo que ocurre con la publicidad. En efecto, podemos ver que ésta funciona independiente de los discursos políticos y que, sin embargo, emplaza un discurso capitalista soslayado (en algunos casos explícito), demostrando así la fuerza hegemónica del capital, en aquello que bien se denomina “sentido común”.

[cita]Pensar la hegemonía del capital como algo puramente “reactivo” es falaz, ya que en muchos casos la capacidad afectiva de la sociedad está más cerca de ella que de la, a veces, rudeza y tosquedad de los discursos de izquierda. De este modo, la hegemonía es un concepto de mucha utilidad para comprender la realidad actual de la sociedad chilena.[/cita]

De tal modo, la hegemonía del capital es lisa y llanamente el “sentido común” de la sociedad. Romper esa barrera implica una titánica labor política e intelectual, que hoy por hoy toma a la izquierda en un buen pie, pese a lo mucho que la sociedad ha perdido.

Hoy por hoy, el sentido común opera como verdades incuestionables, tales como la doctrina de mérito y del esfuerzo individual, que incluso no han sido rebatidos por los sectores más activos de la crítica al libre mercado, que, más allá de las demandas antilucro, no ponen en cuestión la meritocracia que gobierna en las esferas del trabajo y la educación. Por ello mismo, derribar la hegemonía implica derribar los mitos en torno al funcionamiento del capital.

Por ejemplo, pensar la hegemonía del capital como algo puramente “reactivo” es falaz, ya que en muchos casos la capacidad afectiva de la sociedad está más cerca de ella que de la, a veces, rudeza y tosquedad de los discursos de izquierda.

De este modo, la hegemonía es un concepto de mucha utilidad para comprender la realidad actual de la sociedad chilena. Comprender, por ejemplo, por qué la televisión, pese a su diversidad, es un formato hegemónico del capitalismo, que sortea las diferencias internas para instalar de un extremo a otro un discurso conservador de las familias locales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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