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La mediterraneidad de Bolivia y su demanda ante la CIJ

Karl Müller
Por : Karl Müller Profesor de Derecho Internacional Público Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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Si existe la obligación de consultar a Perú sobre este asunto, se puede apreciar que la negociación relativa al acceso al Océano Pacífico por parte de Bolivia a través de territorio chileno que corresponda a los territorios señalados en el artículo primero del Protocolo antes mencionado, debe efectuarse necesariamente entre los tres países directamente involucrados.


La calidad de Estado mediterráneo puede ser considerada como un problema o un rasgo negativo para dicho Estado. Será un problema si se sostiene, entre otros aspectos, que ello afecta el desarrollo económico de un país, o bien, si entorpece las relaciones con otro u otros Estados, especialmente limítrofes. Si se considera que no es un problema, desestimando los argumentos anteriores, se podrá sostener que, desde el punto de vista chileno frente a las relaciones con Bolivia, la frontera con dicho Estado es inmutable. Esta posibilidad va acompañada, como se ha apreciado a lo largo de la historia de nuestras relaciones con el país altiplánico, de la necesidad de subrayar una política de profundización o enriquecimiento de las relaciones bilaterales en diversos ámbitos, como el académico, comercial, financiero y turístico, así como el perfeccionamiento de las facilidades con que cuenta Bolivia para el tránsito de sus mercancías por nuestro territorio hacia el Pacífico y el estrechamiento de los lazos entre partidos políticos y parlamentarios de ambos países.

Por otra parte, si se está de acuerdo con que la mediterraneidad de Bolivia es un problema que debe resolverse, no sólo porque afecta el desarrollo económico de dicho país, sino porque es un tema que constantemente ha afectado y entorpecido nuestras relaciones bilaterales, ello debería traer como consecuencia aceptar que Bolivia tenga un acceso al Océano Pacífico a través de territorio chileno. Lo anterior supone aceptar que esta es una materia que se puede negociar y que se está dispuesto a ceder o entregar parte del territorio nacional a Bolivia, como lo ha estado nuestro país en más de una oportunidad. Esta posibilidad se ha dado en el marco de negociaciones bilaterales, en el entendido de que Chile nunca se ha manifestado al respecto de manera unilateral. Baste recordar las conversaciones que se iniciaron con Bolivia luego del abrazo de Charaña entre los ex presidentes Banzer y Pinochet y la denominada agenda de los 13 puntos que se desarrolló con Bolivia durante el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.

[cita]Si existe la obligación de consultar a Perú sobre este asunto, se puede apreciar que la negociación relativa al acceso al Océano Pacífico por parte de Bolivia a través de territorio chileno que corresponda a los territorios señalados en el artículo primero del Protocolo antes mencionado, debe efectuarse necesariamente entre los tres países directamente involucrados.[/cita]

Diversas son las alternativas que se pueden formular para permitir un acceso al mar a Bolivia. Así, por ejemplo, podrá ser a través de lo que se ha denominado un corredor terrestre cuyo límite norte sea el actual límite con Perú, con lo cual ya no se compartiría una frontera con dicho país, o bien cediendo a Bolivia un enclave (puerto) en la zona norte de nuestro país. Esta última alternativa parece la menos viable, desde el momento que afecta la continuidad del territorio nacional, lo cual puede ser el caldo de cultivo para futuras controversias. Por su parte, estas cesiones territoriales se podrán efectuar con o sin compensación territorial o de otro tipo. A su vez, podría considerarse la posibilidad de que la ciudad de Arica, su puerto u otra zona del norte de nuestro territorio, sea sometida a una administración tripartita entre Bolivia, Chile y Perú, como ya fue propuesto en su oportunidad.

En el caso de sostener que Bolivia debe lograr un acceso al mar a través del territorio nacional, un aspecto que debería resolverse previamente consiste en determinar si es un tema que debe tratarse bilateralmente, o bien, que debe ser resuelto en forma tripartita entre Bolivia, Chile y Perú. Cuando se considera la posibilidad de que la mediterraneidad boliviana ha de ser resuelta de manera tripartida, queremos decir que no basta con negociar el asunto con Bolivia y luego consultar a Perú su parecer respecto a lo acordado previamente con nuestro vecino altiplánico. Consideramos que ello no es lo más apropiado.

En este sentido resulta necesario tener siempre presente que conforme al artículo primero del Protocolo Complementario del Tratado de 1929 “Los Gobiernos de Chile y Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de esta misma fecha, quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán, sin ese requisito, constituir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales”. Entonces, si existe la obligación de consultar a Perú sobre este asunto, se puede apreciar que la negociación relativa al acceso al Océano Pacífico por parte de Bolivia a través de territorio chileno que corresponda a los territorios señalados en el artículo primero del Protocolo antes mencionado, debe efectuarse necesariamente entre los tres países directamente involucrados.

En la medida que dichas negociaciones se efectúen de buena fe, no sólo se lograría una solución a la pretensión marítima boliviana, sino que esta será duradera, estable, y contribuirá a mantener la paz en la región favoreciendo la estabilidad, el desarrollo e integración de nuestros pueblos. De esta manera se podrán mantener alejadas, en la medida de lo posible, las tensiones que han afectado a nuestras relaciones con Bolivia y Perú, no obstante los esfuerzos llevados a cabo por diversos gobiernos a lo largo de nuestra historia, con el propósito de enriquecer y profundizar las relaciones con nuestros vecinos más allá de los aspectos meramente fronterizos.

Estimamos necesario aclarar lo anterior, ya que independientemente de lo que resuelva la Corte Internacional de Justicia sobre la demanda presentada por Bolivia, la solución de cualquier problema en general, entre ellos la aspiración marítima boliviana, supone que debe lograrse entre todos los directamente afectados o involucrados en el mismo, de lo contrario no se logrará solución alguna, o bien, ésta será una solución mediocre que no perdurará en el tiempo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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