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El retorno de la ideología

Jean Masoliver Aguirre
Por : Jean Masoliver Aguirre Cientista político, Investigador Fundación para el Progreso
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Los buenos resultados de Trump y Sanders en Estados Unidos (aunque hayan ganado sus respectivas primarias en Iowa Cruz y Clinton) indican un fenómeno que está viviendo la realidad política mundial: el retorno de la ideología. Algunos autores señalaron, soportados por la teoría marxista, que se acabaron las ideologías, que ya nada «enciende» a la ciudadanía, que la técnica para ganar una elección estaba en la tibieza y en la adopción del centro como bandera de lucha.

Las cosas cambiaron: la ideología volvió. La ciudadanía está sedienta de un proyecto político coherente y consistente. Las demandas ciudadanas de mayor democratización obedecen a la idea de un electorado que necesita proyectos nítidos. En el caso de Trump, es la seguridad frente a la amenaza terrorista; en el de Sanders, es la igualdad frente a los apáticos acaudalados. ¿Y en Chile? Pues bien, la oferta política no se ha percatado de esta situación y no se ha hecho cargo del interés ciudadano por una propuesta programática clara. La Nueva Mayoría está más cerca de eso, pero no puede abrazar cómodamente su ideología por la pugna DC-PC. Chile Vamos no tiene nada que ofrecer después de la palabra «Vamos». Sentido Futuro (por si no lo conoce, la coalición de «centro») está en eclosión, por lo que falta ver si ofrecen algo así.

[cita tipo=»destaque»]Las cosas cambiaron: la ideología volvió. La ciudadanía está sedienta de un proyecto político coherente y consistente. Las demandas ciudadanas de mayor democratización obedecen a la idea de un electorado que necesita proyectos nítidos. En el caso de Trump, es la seguridad frente a la amenaza terrorista; en el de Sanders, es la igualdad frente a los apáticos acaudalados. ¿Y en Chile? Pues bien, la oferta política no se ha percatado de esta situación y no se ha hecho cargo del interés ciudadano por una propuesta programática clara.[/cita]

Cuando retornan las ideologías y no hay propuestas programáticas responsables que las representen, se corre el riesgo del surgimiento de líderes que no ofrecen nada más que su arbitrio para «solucionar» los problemas que creen tiene la sociedad. Para evitarlo es necesario sincerar posturas y dejar que la democracia haga su trabajo: permitir al electorado seleccionar quién se encargará de liderar. El encuentro de puntos de vista distintos permite a la ciudadanía cotejar y discernir, para luego adoptar posiciones críticas que mantengan a raya al poder, además de permitir puntos de concordia. Esconder la ideología o prescindir de ella (esto es, no tomar posiciones) adormece el sistema democrático y lo vuelve un mero método para elegir gobernantes, lo cual les es cómodo.

Solo cuando aquellos preocupados por el crecimiento del Estado y otros entes coactivos en nuestras vidas nos percatemos que el problema es ideológico y no numérico, podrá surgir una propuesta política que realmente lleve al país al progreso al que la ciudadanía quiere llegar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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