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Amor, libertad y matrimonio igualitario

Por: José Andrés Mardones Pérez, Abogado


Señor Director:

Siempre he pensado que contraer matrimonio es uno de los mayores actos de independencia. Un adulto elige entregar una porción de su libertad a aquella persona que se ama. Es una elección sobre la base del amor y de la persecución de los objetivos personales. El Estado concurre a esta decisión para proteger ciertos valores jurídicos que se estiman fundamentales para la sociedad.

Pero no se explica que sea el Estado quien defina cuál es la versión de familia y a quién debemos entregarle nuestra libertad. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad y el matrimonio es la base principal de la familia. Pero para el Leviatán burocrático somos adultos para elegir dónde vivir, a qué ideología adscribir o por quién votar, mas no somos adultos para elegir a quién amar.

Si consideramos que todas las personas son iguales, debemos tomarnos en serio sus derechos. Si la ley define la facultad de contraer matrimonio como un derecho esencial inherente a la persona humana, no se entiende que esté restringido a algunas personas. El matrimonio igualitario no es más que una necesidad de la sociedad, lo que se manifiesta en la última encuesta CADEM en donde se muestra que el 64% del país concuerda con esta visión.
Es necesario legislar para aprobar con urgencia el matrimonio igualitario. Es hora que el Estado deje de decirnos a quién amar y cómo hacerlo.

José Andrés Mardones Pérez, Abogado

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