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El lucro del agua va desde Carrasquilla en Colombia a Piñera Opinión

El lucro del agua va desde Carrasquilla en Colombia a Piñera

Marcela Vera
Por : Marcela Vera Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago
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En las zonas de sacrificio los derechos humanos y medio ambientales riñen con la propiedad privada; zonas en donde la polución ambiental genera una alta contaminación en el agua y en la vida de las personas;  así cada cierto tiempo estallan situaciones medioambientales incontrolables por la institucionalidad, situaciones como las que vivimos en Quintero y Puchuncaví, en donde un grupo de al menos 300 personas sufrieron intoxicación masiva, producto de estar en una zona industrial en donde no hay ningún tipo de coordinación respecto de la emisión de contaminantes que se producen, por tanto, cada industria contamina a la vez, muy por sobre las normas y estándares de la OMS. Así contaminan la vida misma de las personas y contaminan el agua que nos conecta a todos.


La relación con el agua y los impuestos está macabramente estructurada a través de la política de mercantilización de la vida social.

Por una parte, el derecho al agua hace parte de los derechos sociales que reconocemos como planeta y como humanidad, pues sin agua no existe posibilidad de vida en nuestro planeta.

¿En qué momento el agua comenzó a ser una mercancía en Chile?  Esto se produce cuando se impone la Constitución de los años 80 y se crea el Código de Agua, durante la dictadura, consagrando la propiedad privada del agua mediante la generación de un instrumento jurídico de mercantilización de los recursos hídricos que permiten apropiarse a perpetuidad de los derechos del agua para cualquier uso. Es así cómo se crea un sistema de agua en el cual el líquido vital más puro es utilizado para la producción minera; luego el agua de mediana calidad es utilizada para la agricultura, y finalmente el agua que es utilizada por los hogares es la de menor calidad y con más alta contaminación. 

Se han ido creando así  las zonas de sacrificio en donde los derechos humanos y medio ambientales riñen con la propiedad privada; zonas en donde la polución ambiental genera una alta contaminación en el agua y en la vida de las personas;  así cada cierto tiempo estallan situaciones medioambientales incontrolables por la institucionalidad, situaciones como las que vivimos en Quintero y Puchuncaví, en donde un grupo de al menos 300 personas sufrieron intoxicación masiva, producto de estar en una zona industrial en donde no hay ningún tipo de coordinación respecto de la emisión de contaminantes que se producen, por tanto, cada industria contamina a la vez, muy por sobre las normas y estándares de la OMS. Así contaminan la vida misma de las personas y contaminan el agua que nos conecta a todos.

Tanto los recursos de agua como los recursos financieros en nuestros países están secuestrados por los grandes capitales a costa de la vida de la gente. Así se observa en Colombia cómo el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, durante el gobierno de Álvaro Uribe, diseñó un sistema de negocios en que ofrecía créditos con fondos internacionales a tasas por sobre las del mercado para que 117 municipios pobres pudieran abastecerse de agua. Los proyectos no solo nunca se realizaron, no solo no mejoraron las condiciones esenciales de vida, sino que existió un enriquecimiento ilícito del Ministro Carrasquilla y sus socios, dejando a los municipios sobre endeudados y varios de ellos quebrados. 

Por otra parte, podemos ver el sistema tributario al interior de una sociedad como un instrumento para disminuir o no la desigualdad. En este sentido podemos encontrar impuestos progresivos o impuestos regresivos. Los impuestos progresivos permiten mejorar la situación de desigualdad mientras que los impuestos regresivos acentúan la desigualdad en una sociedad.

En Latinoamérica según la Cepal, en general la estructura tributaria es regresiva pues el peso de la imposición es mayoritariamente a las sociedades y en menor medida son los ingresos aportados por las personas físicas, en un 68,7 % y 27,6% respectivamente. Resultados que contrastan completamente con los encontrados en los países desarrollados en donde solo el 24,3% corresponde a lo recaudado por las sociedades y el 74,6% es recaudado por el impuesto a las rentas personales.

Además, se han diseñado impuestos asociados al consumo; impuestos que son altamente regresivos pues no diferencian si la persona posee o no ingresos para pagar esos tributos.

Pensar al neoliberalismo como una disputa entre el mercado y el Estado, por la distribución de los recursos en la sociedad, implica darse cuenta como el mercado ha encontrado mecanismos para transferencias directas e indirectas de recursos públicos o de ingresos de los ciudadanos a las cuentas de los grandes empresarios de nuestros países. Son múltiples y creativos los mecanismos que han utilizado para esta transferencia de recursos. 

Para el caso de Chile, en educación es el crédito CAE, las subvenciones en educación; en el caso de la salud, el plan AUGE, la construcción de hospitales vía concesión; en el caso de la vivienda, la contratación de empresas privadas para la construcción de viviendas sociales; en el transporte,  la privatización no sólo del transporte público vía concesión, sino que además la concesión de las carreteras y de las autopistas; en el caso del SENAME, la provisión del cuidado de los niños y niñas que están en riesgo social a los organismos colaboradores del SENAME, que son instituciones privadas y que reciben  gran parte de los recursos públicos destinados al cuidado de los niños y niñas; en el caso de las cárceles, las construcción y gestión de las cárceles concesionadas; el traspaso de las empresas públicas mediante privatizaciones, la política cada vez más intensa de concesiones de todo orden.

No obstante, el traspaso de recursos públicos y de provisión de servicios sociales nunca es suficiente para las acaudaladas fortunas de nuestros países que siempre quieren acumular más y uno de los mecanismos indirectos que han encontrado para generar e intensificar esa acumulación de capital es a través del sistema tributario. 

Tanto Chile como Colombia se encuentran en un momento de definiciones tributarias.

En Chile, el presidente Piñera de acuerdo a sus promesas de campaña, ha diseñado una reforma tributaria para el beneficio de las grandes empresas del país mediante rebajas en los impuestos, mediante la generación de una institucionalidad que defienda las grandes empresas, mediante la generación de mecanismos para el traspaso de recursos públicos a empresas privadas nacionales y transnacionales.

En Colombia se está por implementar una reforma tributaria que sube el precio a la canasta familiar, subiendo los impuestos al consumo, medidas inmensamente regresivas que atentan contra un verdadero sistema tributario que produzca igualdad.

Al ministro de Hacienda, de Colombia, Alberto Carrasquilla, no le bastó con el escándalo de corrupción y lucro de los bonos de agua; sino que además defiende una reforma tributaria para gravar el precio de 300 productos que hasta ahora estaban exentos de impuestos; entre ellos, los alimentos, las carnes, los pescados, los huevos, los pollos, las verduras, las frutas, el pan, el arroz, etc.

Lo que se observa en ambos casos es que se ha diseñado una política internacional de extracción de recursos para la acumulación de los capitales privados y la preservación tanto en Chile como en Colombia de las más altas desigualdades sociales en el mundo.

Las grandes fortunas de Latinoamérica están diseñando e implementando políticas económicas para fortalecerse regionalmente. Estas acciones la ciudadanía las transformará en polvo cuando comience a descubrir sus acciones mezquinas, que han lucrado con el agua y los impuestos, con la sangre y la vida de la gente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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