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Debemos acelerar la erradicación de la pobreza Opinión

Debemos acelerar la erradicación de la pobreza

Rodrigo Herrera
Por : Rodrigo Herrera Jefe de programa reducción de pobreza y desarrollo inclusivo Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD
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El país dispone de datos e información que han permitido analizar y diagnosticar muy bien los síntomas de la pobreza. Asimismo, se han implementado innovadoras iniciativas para abordarla, como los Subsistemas Chile Solidario y el Seguridades y Oportunidades. Pero poco conocemos acerca de la pertinencia y eficacia que el conjunto de programas e iniciativas implementados en la actualidad tienen para abordar las causas que provocan la pobreza y la exclusión social. Ello requiere de un análisis integrado y sistemático, que se torna especialmente urgente, toda vez que para erradicar la pobreza no basta con la acción de un solo ministerio o de un sector de la sociedad en particular, sino se requiere de un esfuerzo coordinado y articulado de diversos sectores para trabajar en conjunto bajo una visión de largo plazo común.  


En las últimas décadas, Chile ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en Latinoamérica. Entre 1996 y 2018 el PIB per cápita del país prácticamente se triplicó, lo que estuvo acompañado de un incremento en la calidad de vida de la población. Así lo constata la última medición disponible del índice de desarrollo humano del PNUD, que se calcula a partir de un conjunto de indicadores como las tasas de alfabetización, los años de escolaridad, la esperanza de vida al nacer y el ingreso per cápita, y que posiciona a Chile con un desarrollo humano calificado como «muy alto», ubicándolo como el primero en América Latina y el Caribe con un valor de 0,843 (en una escala de cero a uno).

Sin embargo, en ese mismo país, aún hay personas que viven en condición de pobreza, y hogares que sin ser pobres son vulnerables a serlo ante cualquier evento adverso, y diversos grupos de la población que sufren de exclusión social por parte de las comunidades donde residen. Qué duda cabe, entonces, en cuanto a que el progreso experimentado por el país ha sido disparejo y que sigue habiendo muchas personas que se quedan rezagadas.  

Más allá de la definición y tipo de medición que utilicemos para cuantificarla, lo importante es que la pobreza es una condición que supone la existencia de una serie de factores y obstáculos que restringen el ejercicio de derechos de las personas y, por tanto, su erradicación implica ampliar las capacidades, opciones y seguridades necesarias para disfrutar de un nivel de vida adecuado. La pobreza es un fenómeno complejo, de múltiples causas, y que excede por lejos la sola tenencia de ingresos.

El país dispone de datos e información que han permitido analizar y diagnosticar muy bien los síntomas de la pobreza. Asimismo, se han implementado innovadoras iniciativas para abordarla, como los Subsistemas Chile Solidario y el Seguridades y Oportunidades. Pero poco conocemos acerca de la pertinencia y eficacia que el conjunto de programas e iniciativas implementados en la actualidad tienen para abordar las causas que provocan la pobreza y la exclusión social. Ello requiere de un análisis integrado y sistemático, que se torna especialmente urgente, toda vez que para erradicar la pobreza no basta la acción de un solo ministerio o de un sector de la sociedad en particular, sino se requiere un esfuerzo coordinado y articulado de diversos sectores para trabajar en conjunto bajo una visión de largo plazo común.  

[cita tipo=»destaque»]La erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, tal como se establece en el Objetivo 1 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, debe seguir siendo una prioridad en la agenda de los gobiernos y de nuestra sociedad. En Chile disponemos de información suficiente para acelerar la implementación de soluciones que maximicen el uso de los recursos para conseguir este objetivo, y asegurar que en el país que goza del mayor nivel de desarrollo humano de la región, nadie se quede atrás.  [/cita]   

El país lleva un par de años recopilando valiosa información acerca de los aproximadamente 650 programas e iniciativas sociales y no sociales que se implementan cada año. Periódicamente el Misterio de Desarrollo Social y la Dirección de Presupuestos recopilan una montaña de información acerca de estos programas: su objetivo, las características de la población que se busca atender, el presupuesto asignado, la estrategia de intervención, entre otras muchas cosas.

Este tipo de información, analizada de manera integrada, nos permitiría acelerar el fortalecimiento de la red de protección social y hacerla más eficiente al momento de abordar las múltiples causas que contribuyen a la generación y reproducción de la pobreza y la exclusión social, así como identificar de manera más precisa las vinculaciones que se necesitan realizar con el sector privado y la sociedad civil para dar cuenta de este objetivo.  

Para ello aún hay camino por recorrer. En primer lugar, hay que hacer más accesible esta información a quienes desean trabajar con ella. En la actualidad solo se tiene acceso a parte de esta información, a la parte que publica el Ministerio de Desarrollo Social en el Banco Integrado de Programas Sociales, pero no es posible acceder de manera simple a la información que recopila la Dirección de Presupuestos. Esto hace más difícil entender cómo se articulan los programas de microemprendimiento de Fosis con los de Sercotec, y si es que existe espacio para vincularlos de manera más virtuosa, por ejemplo.  

En segundo lugar, se requiere que el Estado acelere los esfuerzos para erradicar la pobreza, reasignando recursos hacia aquellos programas e iniciativas que abordan –o podrían abordar– de mejor manera una o más de sus causas, y para incorporar en estas soluciones las voces y los planteamientos de quienes experimentan el problema.

La erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, tal como se establece en el Objetivo 1 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, debe seguir siendo una prioridad en la agenda de los gobiernos y de nuestra sociedad. En Chile disponemos de información suficiente para acelerar la implementación de soluciones que maximicen el uso de los recursos para conseguir este objetivo, y asegurar que en el país que goza del mayor nivel de desarrollo humano de la región, nadie se quede atrás.     

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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