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La CNI anunció ataques del PC y del MIR la noche del plebiscito

La última edición de la revista El Periodista entrega un documento secreto de la CNI, fechado el 5 de octubre de 1988, donde se asegura que esa jornada se producirá "una noche roja" y que militantes del MIR y del FPMR, ganara o perdiera la opción NO en el acto electoral, iniciarían "la lucha armada".


Según el quincenario, el memorando de información C-3 2432/12 de la CNI, que hacía referencia a la Operación Bolívar y fechado el mismo día del acto electoral, decía textualmente que los antecedentes reunidos permitían asegurar que la jornada "se transformará en noche roja, gane o pierda el SI".



Y agregaba: "tienen una campaña montada a toda orquesta, habrán muchos atentados y muertos. Si gana la opción NO, echarán la culpa a los militares de los atentados y si gana la opción SI, comenzará la lucha armada. Muchas armas ya están en poder de los extremistas, el encargado de suministrar el armamento es un ciudadano norteamericano de nombre Frank Terpil (ya investigado y con antecedentes en C-3) actualmente prófugo del FBI".



Terpil, un "renegado" de la CIA, según Gordon Thomas, autor de La Historia Secreta del Mossad, fue procesado por el Gran Jurado, acusado de los cargos de haber enviado armas a Libia, conspirado para asesinar a un opositor a Gaddafi en El Cairo, y reclutado ex pilotos militares norteamericanos para volar aviones libios y boinas verdes para dirigir campos de entrenamiento terrorista. Si bien su rastro se perdió en Beirut, de acuerdo a la versión de Thomas, en su edición de septiembre de 2002 El Nuevo Herald de Miami mencionó que el agente vivía en La Habana bajo la protección del régimen de Fidel Castro.



El memo de dos hojas de la CNI señala que Terpil se había reunido en Buenos Aires con un comandante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, de nombre Pedro. "César Bunster Aristía (sic) y Sergio Buschman, estarían en Chile y se encuentran a la espera de Andrés Pascal Allende, también han retornado clandestinamente todos los jefes máximos de los G.P.M (Grupo Político Militar) que tendrán a su cargo las operaciones en los atentados", agregaba el comunicado que, además, entregaba una información extra pero "no comprobada": en Brasil "se habrían confeccionado 4 mil uniformes militares".



El informe secreto, sin duda, había sido dado a conocer por Salas Wenzel a Pinochet y éste, dentro de su lógica, operaba bajo ese esquema. Ya dos semanas antes, el propio jefe de la CNI había informado a los capos de Inteligencia de las distintas ramas de la FFAA que "los comunistas" preparaban algo para el día cinco de octubre. El general Matthei, en el libro Mi testimonio, confirma ese encuentro y sostiene que "el jefe de Inteligencia de la FACH me comunicó que le habían informado de un plan para el día del plebiscito, en caso de que ‘algo salga mal’.



La apreciación de dicha eventualidad se haría entre las cinco y las seis de la tarde del día 5 de octubre y se ejecutaría interrumpiendo el acto electoral y estableciendo una cadena nacional de radio y televisión. Cuando me enteré de esto, llamé al almirante Merino, quien me confirmó que su propio jefe de Inteligencia le había dado cuenta de lo mismo".



En una reunión posterior, realizada según Matthei el 27 de septiembre en La Moneda, Pinochet les dijo a todos los integrantes de la Junta Militar que "el Partido Comunista estaba preparando una gran asonada". "Están dispuestos -habría dramatizado el ex dictador- a provocar gravísimos desórdenes, quién sabe con qué consecuencias. El acto plebiscitario podría interrumpirse a cualquier hora".



El día del plebiscito Pinochet tenía el guión escrito. No sólo se demoró la entrega oficial de cómputos sino que la primera de ellas, alrededor de las 20 horas, daba una clara ventaja a la opción que favorecía a Pinochet. El escenario se iba prestando para que la oposición más dura, ante la eventualidad de una fraude, cumpliera su parte del guión, saliera a las calles y provocara los desordenes. "Fueron horas bastante tensas. Nosotros nos habíamos quedado sin noticias oficiales, mientras nuestros adversarios políticos se preparaban para celebrar o para defender el triunfo si éste se desconocía", reflexiona Fernando Matthei en Mi Testimonio.



A la una de la madrugada el general Pinochet citó a todos los comandantes al "bunker" de La Moneda. Ante de ingresar el jefe de la Fuerza Aérea, dijo a los periodistas que, a su entender, el "No" había ganado. Lo propio hizo Sergio Onofre Jarpa en una edición especial de la TV. A pesar de ello, de acuerdo a las versiones, Pinochet se resistía a reconocer su derrota. Hubo, según Matthei, una fuerte discusión sobre la inconveniencia de violar la Constitución del 80.


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