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Mafia estafa por dos millones de dólares a conocidos síndico y empresario

Supuesto comprador de un terreno es Renato Traverso Marsili, dueño de la empresa de vinagres, quien asegura haber pagado $ 200 millones en efectivo a sujeto que dijo ser representante de las víctimas. Caso se encuentra en manos de un juzgado civil y la Fiscalía Centro Norte, que tiene formalizado a un notario por negiligencia inexcusable.


Herman Chadwick Larraín, el conocido interventor y síndico de quiebras en los casos más bullados de los 90 como la Colonia Dignidad, Aerocontinente, Inverlink junto al destacado empresario Gastón Cruzat Larraín, sufrieron una estafa de dos millones de dólares, que investiga el fiscal José Manuel Ramírez del Ministerio Público Centro Norte.



El hecho ocurrió hace poco más de un año, cuando a través de la empresa inmobiliaria Laelina, de la cual Cruzat es dueño y Chadwick director, acordaban con la constructora Pacal la venta de un terreno ubicado en Carlos Valdovinos, en más de $ 1.000 millones.



Grande fue la sorpresa de ambos cuando se percataron de que la propiedad había sido transferida y el supuesto comprador había pagado sólo 200 millones de pesos, casi la mitad del avalúo fiscal que alcanza a los 393 millones 459 mil 471 pesos.



El beneficiario de este suculento negocio era nada menos que Renato Traverso Marsili, dueño de la empresa cuyos vinagres pueblan los supermercados de la capital.



Fue así como se iniciaron dos juicios paralelos, uno que sustancia el Décimo Tercer Juzgado Civil de Santiago -por nulidad absoluta del acto de traspaso- y otro de carácter penal, que lleva el Ministerio Público.



Vínculos históricos



La historia comenzó en agosto de 2006, cuando en el marco de la negociación para vender el paño en cuestión, Laelina inició los trámites formales. Así fue como los afectados se percataron que en enero de ese año, el notario Pablo González Caamaño había rubricado la transferencia de la propiedad a la firma La Parva, perteneciente a Traverso.



Las averiguaciones fueron rápidas y el sistema para estafar quedó al descubierto a los pocos días. Un grupo de sujetos tramitaron el traspaso en forma fraudulenta en la notaría en cuestión, falsificando firmas, y las huellas dactilares de Chadwick y Cruzat, usando a testaferros.



Traverso, en tanto, pagó de 200 millones de pesos al contado, según consta en la investigación de la fiscalía, los que entregó en un bolso, tras haberlos retirado de la casa central del Banco de Chile minutos antes del trámite y llevarlos caminando varias cuadras por el centro de Santiago junto a su abogado Roberto Narváez.



El contrato en cuestión se hizo con un sujeto llamado Pablo Yáñez Badilla, quien no acredita profesión universitaria, pero que presentó un mandato con las firmas falsificadas de Cruzat y Chadwick, elaborado en la notaría de Gabriel Ogalde Rodríguez en diciembre de 2005, documento que lo ungía de poderes amplios.



Lo llamativo es que este sujeto no puede justificar sus acciones, sobre todo la firma de un informal recibo de dinero de 12 líneas, sin timbre notarial, por los 200 millones de pesos en efectivo.



No vengo a vender…



Según la versión de Traverso, Yáñez Badilla se le acercó a principios de 2005 con el objeto de ofrecerle servicios se construcción, lo que finalmente no se concretó. Meses más tarde apareció ofreciéndole la propiedad comentada, cuestión que el empresario vinagrero comenzó a evaluar, ya que necesitaba ampliar los galpones de su firma.



Paralelamente, otro sujeto con antecedentes penales por apropiación indebida, adulteración de instrumento público y hurto y ex funcionario de una notaría, llamado Eduardo Zúñiga Farfán, comenzaba a preparar la estafa.



Para ello concurrió a la notaría de González Caamaño, donde conversó con una dependiente del lugar, identificada como Clara Medina Soto a quien conocía desde hace años, cuando trabajaron juntos.



Zúñiga Farfán le pidió que preparara una escritura de compra y venta para el terreno de Chadwick y Cruzat para traspasarla a La Parva. Eso sí, le indicó, los dueños de la propiedad no podían concurrir a firmar, por lo que se llevaría el documento para traerlo firmado. Sin duda una abierta irregularidad.



Pero las anomalías siguieron. A los pocos días, Zúñiga llegó acompañado de un sujeto que se identificó como Cruzat y el propio Renato Traverso -pero no estuvo presente Chadwick ni tampoco la fotocopia de su carné-, según declaró ante la brigada de Delitos Económicos de Investigaciones (Bridec) la funcionaria Medina Soto.



Hecho del trámite y el pago, la escritura nueva fue inscrita en el Conservador de Bienes Raíces. La estafa estaba consumada.



Negligencia



A poco andar, la investigación del fiscal Juan Manuel Ramírez comenzó a arrojar algunas contradicciones y la aparición de nuevos miembros de esta red de testaferros que urdió la estafa, como también la eventual responsabilidad del notario González Caamaño.



Los cruces de informaciones del perseguidor determinaron que el abogado querellante Ciro Colombara, que representa a Chadwick y Cruzat, pidiera la formalización de González Caamaño.



Así fue como en agosto se le imputó el delito de negligencia inexcusable, por no haber cuidado las formalidades que evitan que se produzcan estafas.



Junto a este último hay otros sujetos formalizados, pero que son el extremo más delgado del cabecilla de esta organización que, hasta ahora no ha sido identificado.



Este diario intentó obtener una versión de Renato Traverso, pero no devolvió los llamados. Su abogado Roberto Narváez, en tanto, se excusó de hacer comentarios sobre el tema.



Lo propio se realizó con Herman Chadwick, Cruzat y su abogado Ciro Colombara. Todos declinaron entregar una versión.



Coincidencia



La empresa de Renato Traverso se ubica en la avenida Américo Vespucio 01313, precisamente el lugar donde a principios de los 90 se destapó el caso Focus.



Este proceso judicial involucró a personajes como Edgardo Bathich, y narcotraficantes colombianos como los Ochoa Galvis, por delitos tributarios, entre otros "ilustres".



La empresa en cuestión fue allanada por la policía a principios de diciembre de 1992 y en cuyas dependencias se halló una subametralladora con mira láser.



En tanto, los libros de contabilidad fueron quemados por desconocidos cuando había un carabinero de guardia y cintas que cerraban el paso al lugar.



La coincidencia no tendría nada de particular, salvo que uno de los empleados de la empresa es el ingeniero comercial Alex Jacob Neder, uno de los involucrados en este caso y condenado a dos penas 600 días por fraude al fisco y multas.



Durante este juicio criminal, el Servicio de Impuestos Internos (SII) logró demostrar que Focus Chile Motores simulaba vender partes y piezas de camiones a particulares que no tenían giro comercial -quienes a su vez eran empleados de la firma-, para que los armaran e inscribieran a su nombre.



Cuando tales empleados, a su turno, "vendían" los vehículos, pretendían lograr que ese traspaso fuese considerado como una venta de camiones usados, que no devengaba el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Lo anterior, y así fue establecido durante el juicio, es falso, pues desde el punto de vista tributario, los vehículos eran nuevos y estaban afectos IVA.

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