Opinión
Para nadie es un misterio que el trabajo es un ámbito fundamental en la vida de las personas. Es que a través del trabajo las personas somos capaces de transformar la materia y la información en bienes, servicios y productos.
El trabajo además nos entrega compensaciones materiales, psicológicas y sociales. ¿A quién no le gusta que los otros reconozcan su trabajo? ¿Quién no se siente bien y orgulloso cuando se da cuenta de que la pega que hizo quedó perfecta?
Mediante el trabajo nos sentimos útiles, nos apoderamos de un lugar en la sociedad, descubrimos nuevos habilidades gracias a los desafíos laborales que vamos asumiendo y nos da estructura: nos crea una rutina que nos dice qué hacer.
Por lo mismo, es importante que el ambiente en el que uno realiza el trabajo sea adecuado y resguarde el bienestar del trabajador y, al mismo tiempo, la productividad de la empresa.
Hace un par de semanas, la Universidad Finis Terrae junto al Instituto de Seguridad del Trabajo dieron a conocer el estudio Condiciones Laborales de las Personas Mayores: Buenas Prácticas en Seguridad y Salud. El estudio buscaba detectar brechas y relevar las iniciativas que las organizaciones privadas han implementado para promover el envejecimiento activo, promover condiciones de buen envejecer, asegurar la inclusion de los trabajadores mayeres y destacar las iniciativas que promuevan la seguridad y bienestar de los senior.
Los resultados obtenidos son bien interesantes. Por ejemplo, el estudio refuerza la idea de que el trabajo impacta positivamente en el bienestar de la persona y que, por lo mismo, las personas mayores toman ciertos resguardos para mantenerse física y mentalmente y alargar su vida laboral.
El estudio también contribuye a derribar el mito de que los trabajadores mayores sufren más accidentes puesto que los jefes, supervisores y miembros de comité paritario que participaron del estudio sostienen que los jóvenes tienen una mayor tasa de accidentes laborales.
Pero lo más interesante, es que este estudio plantea una serie de desafíos a las organizaciones privadas como, por ejemplo, facilitar la asistencia de los trabajadores mayores a sus controles médicos, generar mecanismos que permitan la reubicación laboral a puestos de trabajo acordes a la condición física del trabajador mayor.
Lo relativo a la jubilación y, especialmente, a la preparación para el retiro laboral es un tema pendiente al interior de las empresas. Los trabajadores mayores que participaron del estudio sostienen que debe existir cierta preparación para enfrentar ese periodo y lo que es más interesante, no quieren una preparación enfocada en lo monetario, sino que enfocada en cómo enfrentar esta etapa, cómo utilizar el tiempo libre, cómo comenzar nuevos proyectos de vida, entre otros temas.
Los resultados del estudio de la Universidad Finis Terrae y el IST contribuyen a derribar los mitos asociados al envejecimiento y a las personas mayores y ponen de manifiesto que las personas de 60 y más años están, muchas veces, en perfectas condiciones y que son capaces de realizar su trabajo con la misma calidad y profesionalismo que años atrás.
La tarea ahora es de las empresas y las organizaciones públicas y privadas. Son los empleadores los que tienen que derribar sus propios prejuicios y atreverse a contratar e incluir a personas mayores.
Si en su empresa hay personas mayores, asúgerese de que las condiciones de trabajo sean las adecuadas para asegurar que el trabajador mayor siga aportando todo su potencial, talento y experiencia. Si es la primera vez que la empresa se aventura con mayores de 60 años, vaya de a poco. Contrate a una o dos personas. Pruebe. Le aseguro que se llevará gratas sorpresas.
