Sustentabilidad
Representantes de los sectores agrícola, minería, energía y servicios, debatieron acerca de las opciones ante la criticidad en cantidad y calidad del agua en Chile, y su impacto social, medioambiental y económico. La actividad se realizó en el marco de Water Week La 2018 y teniendo como contexto el lanzamiento de la publicación “Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile”.
En el marco de Water Week Latinoamérica 2018, que se realizó en el GAM los días 27 y 28 de marzo, líderes nacionales de las industrias de agricultura, minería, energía y servicios, se dieron cita en el Foro “Agua en Chile, cambiemos el curso hoy”, para analizar la crisis que enfrenta el agua, su impacto social, medioambiental y económico de cara a proyectar una mayor sustentabilidad y seguridad Hídrica de manera colaborativa y con una visión sistémica.
El foro, moderado por la periodista Consuelo Saavedra, estuvo integrado por Ricardo Ariztía, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura; Guillermo Pickering, presidente del directorio Aguas Andinas; María Cristina Betancour, gerente desarrollo de SONAMI; Claudio Seebach, vicepresidente ejecutivo de Generadoras de Chile; Andrés Pesce, gerente de Sustentabilidad y Nuevos Negocios de Fundación Chile; Raúl Sohr, sociólogo, periodista y analista internacional y Guillermo Saavedra, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Servicios Sanitarios (FESAN).
De acuerdo al estudio presentado, “Radiografía del Agua: Brecha y Riesgo Hídrico en Chile”, el sector agrícola es el mayor consumidor de agua y en ese sentido, sumado a la reforma del Código de Aguas, se convirtió en un actor relevante en la discusión. Un aspecto importante de la discusión estuvo centrado en el manejo de cuencas y la importancia no solo de revisar la legislación en cuanto a derecho de aguas, sino también de la participación de actores locales y de la ciudadanía. “El Estado debe respaldar las acciones ciudadanas. Todo esto se logra a través de la organización de las cuencas, y así sucede en todos los países de Latinoamérica”, puntualizó Guillermo Saavedra, de FESAN.
Ricardo Ariztía comentó la importancia de la seguridad hídrica y la disponibilidad del recurso, ello considerando que Chile exporta alimentos a más de 150 países -un 86% de sus consumidores ubicados en el hemisferio norte-. “El 80% del agua pasa al mar y hay un déficit de almacenamiento, donde claramente la tecnología tiene un gran potencial. Debe haber un adecuado fortalecimiento de las capacidades de las personas que manejan los servicios de agua”.
Guillermo Pickering, de Aguas Andinas, compartió la iniciativa de descentralizar el análisis de materia hídrica y aseguró que solo el 6% del agua se destina a consumo doméstico, mientras que un 75% lo consume la industria agrícola. “Hay que buscar soluciones en función de la realidad de las cuencas, pensando en el largo plazo, analizando opciones como repotabilizar aguas servidas y no usar agua potable en el riego de parques. Hay que promover el consumo eficiente”.
En cuanto a la minería, la gerente de desarrollo de la SONAMI, María Cristina Betancour, enfatizó que el agua es un insumo crítico en la minería, y que, si bien como sector han hecho esfuerzos en eficiencia, mediante la recirculación o el uso de agua de mar, aún hay mucho por hacer.
En cuanto al sector energético, Claudio Seebach, precisó: “debemos construir un mecanismo colectivo con visión compartida, una política de recursos hídricos en función de compatibilizar el uso del agua a través de mercados del agua. Se agradece el esfuerzo de este estudio en un escenario de transición energética, y si bien la hidroelectricidad es el respaldo, el complemento a otras energías renovables variables como la solar y eólica, el futuro no es la hidroelectricidad. Existe un aprendizaje global a partir del diálogo y trabajo y buscar soluciones en las cuencas”.
La restricción como oportunidades de desarrollo
La identificación de cuencas con brechas y escasez hídrica, así como sectores productivos y de consumo doméstico con mayor impacto, entregan información de base para construir un mapa de acción en el cual el foro consideró pertinente la participación del Estado, el sector privado o la industria, la academia y la ciudadanía. La información es un recurso determinante para identificar vulnerabilidades, prioridades y trabajar un plan de acción. En este sentido, Andrés Pesce, gerente de sustentabilidad de Fundación Chile, calificó este estudio como un punto de partida para el desarrollo de consensos.
El estudio también entregó una muestra de aquellas zonas más vulnerables a inundaciones y aluviones, identificando el almacenamiento de aguas acumuladas como una oportunidad de intervención, al igual que el uso y reúso de aguas subterráneas y superficiales, y de aguas lluvia.
“La restricción es una oportunidad de desarrollo, siempre que resolvamos los problemas como país con una mirada sistémica por sobre intereses particulares. Si bien es importante repotabilizar el agua, ¿por qué no también aprovechar el agua que escurre en aluviones? La información nos permite tener una discusión objetiva y señalizar al sector público y privado donde movilizar atención y recursos para construcción de soluciones concretas. Si bien nunca contaremos con información perfecta, podemos hacernos una buena idea del panorama que permite dirigir acciones hacia las soluciones”, afirmó Pesce.
A modo de cierre, Raúl Sohr destacó la importancia del cambio climático como amenaza global, señalando que Chile aún está en deuda con la reducción de emisiones de carbono, el desarrollo de tecnología fotovoltaica, lo que requiere de una mirada holística y no aislada del Estado con la ciudadanía a la cabeza. En este sentido, el analista internacional destacó la experiencia del proyecto Hidroaysén como un claro ejemplo de cómo la ciudadanía se involucró en iniciativas que lograron un resultado de alto impacto.
Al cierre los panelistas coincidieron en que la única manera de avanzar y administrar la escasez -en una materia donde hay tantos intereses sectoriales- es buscar puntos de acuerdo que permitan tener una visión compartida en cuanto a los recursos hídricos.
