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El «Ferrari del espacio» cae descontrolado a la Tierra

El «Ferrari del espacio» cae descontrolado a la Tierra

Parte de la estructura del satélite GOCE, que estudió la gravedad terrestre, cayó a la superficie de la Tierra, a pesar de que la Agencia Espacial Europea había dicho que se desintegraría en la atmósfera. No hubo heridos ni daños.


El satélite GOCE de la Agencia Espacial Europea, conocido como «Ferrari del espacio» por su forma, hizo su entrada en la atmósfera en la madrugada de este lunes y cayó de forma descontrolada a la Tierra, sin que se reportaran daños materiales.

El Explorador de Campo de Gravedad y Circulación Oceánica (GOCE, en inglés) es el primer dispositivo de la agencia europea que hace una reentrada descontrolada en 25 años.

Estimaciones de la AEE calculaban que un 25% de su infraestructura debe haber sido capaz de llegar a la superficie entre Extremo Oriente, el Pacífico occidental y Antártica.

Su sofisticado gradiómetro, instrumento para hacer mediciones de la gravedad, incorporaba una serie de materiales que se espera que puedan superar las fuerzas destructivas de una entrada en la atmósfera.

«Con una tonelada de peso, el GOCE es sólo una pequeña fracción de las entre 100 y 150 toneladas de objetos hechos por el ser humano que regresan a la atmósfera cada año», dijo Heiner Klinkrad, jefe de la oficina de desechos espaciales de la AEE.

En declaraciones a la BBC, Klinkrad comentó que «en total, desde el lanzamiento del Sputnik (el primer satélite lanzado en 1957), unas 15 mil toneladas han vuelto del espacio». «Pero la mayoría de estas se desintegran al reingresar a la atmósfera», aclara.

Sin combustible

El artefacto, que se mantuvo en el espacio por el doble de tiempo estimado originalmente, fue lanzado en 2009 para estudiar los cambios en el nivel del mar, la circulación oceánica y el campo gravitacional del planeta.

Sus mapas tienen muchas aplicaciones. Sus datos son clave para medir pesos y compararlos en localizaciones muy distantes y para modelos informáticos que permitan entender cómo se mueven los océanos y poder predecir cambios en el clima.

Por haber operado en una órbita muy baja, a 260 kilómetros de altitud, era el satélite científico que se encontraba más cerca de la superficie.

Eso hacía que requiriera del impulso constante de un motor eléctrico. Cuando se quedó sin combustible, la caída resultó inevitable.

Así que lo último que le quedaba de energía fue empleado para dirigirlo hacia las inhabitadas aguas de los mares del sur, al este de Nueva Zelanda.

Las estadísticas muestran que aunque hay al menos una pieza de basura espacial entrando a la atmósfera cada día.

La última misión de la AEE en hacer una entrada descontrolada fue el Isee-2, en el año 1987.

Las reentradas son normalmente controladas. De hecho la AEE cuenta con un cargero espacial que regresa con hasta 13 toneladas cada vez que vuelve a la superficie.

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