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¿Vivir hasta los 100? ¿En serio? Opinión

¿Vivir hasta los 100? ¿En serio?

Camila Quinteros
Por : Camila Quinteros Socia Fundadora 60 y Más Consultores
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Hace un tiempo que la comunidad científica y académica debate, a propósito del fenómeno de envejecimiento demográfico a nivel mundial, sobre hasta qué edad debieran vivir las personas. Un estudio de la escuela de medicina Albert Einstein (EE.UU.) sostuvo que la edad límite eran los 122 años, cifra que pareciera quedar corta: don Joao, un brasilero que tiene el récord del hombre más longevo del mundo, ya cumplió 131.


En Chile, según cifras del Servicio Nacional del Adulto Mayor sobre la base del Observatorio Demográfico de Cepal 2012, hay 6.130 personas de 100 años y se espera que para el 2050, la cifra de centenarios alcance las 37 mil. Por lo mismo, ya se estudian las mejores formas para alcanzar el siglo de vida en la mejor condición posible. La semana pasada Icare realizó el desayuno “Vivir hasta los 100”, en el que se habló de cómo son los adultos mayores de hoy, de cómo las ciudades están, o no, preparadas para recibir esta oleada de viejos, de cómo solventar económicamente este periodo, entre otros temas.

¿Pero de verdad queremos vivir 100 años?

Es cierto que las personas mayores en Chile son en su mayoría autovalentes, tienen sus enfermedades controladas, participan de los procesos electorales, enfrentan la vida con las mismas ganas de triunfar y de salir adelante que cuando tenían menos de 60 años, son mayoritariamente felices, se estresan al igual que los jóvenes y por cosas similares (aunque los mayores suman el ítem jubilación y pérdida de autonomía), salen a marchar para manifestar su descontento y, en general, su forma de pensar, actuar y sentir no es tan distinta a la de los jóvenes. Sin embargo, los jóvenes ven la vejez como algo muy lejano y, generalmente, lo asocian a enfermedades, dependencia y soledad. En general, la vejez es considerada como una etapa a la que nadie quiere llegar y por eso, muchas personas se esfuerzan por mantener una imagen de juventud cueste lo que cueste.

Entonces, si la vejez tiene tan mala publicidad, ¿por qué querer vivir hasta los 100? Si a una persona joven, con toda la vida por delante, le preguntaran hasta qué edad quisiera vivir, probablemente encontraría que los 100 años es un número razonable, pues está viviendo etapas de la vida en la que se es productivo, con muchos proyectos, buena salud, redes sociales y recursos económicos suficientes para vivir con comodidad. Y es lógico que las personas, considerando esa situación actual, la proyecten hacia el futuro y quieran vivir 100 años en esas mismas condiciones.

Pero a medida que se va cambiando de folio y se superan los 80, 90 o 100 años, las condiciones biológicas, psicológicas y sociales también cambian: aumenta drásticamente el riesgo de enfermedades crónicas y pérdida de funcionalidad, la pensión ya no alcanza para el alto gasto de bolsillo que implica mantenerse con buena salud, se va reduciendo el círculo de amigos, las reuniones familiares, y las oportunidades de participación bajan casi a la mínima expresión. Esto de vivir 100 años es un llamado que, por lo tanto, hay que plantear con cautela, para que no termine siendo una suerte de frase cliché o de publicidad engañosa.

En lugar de tratar de llegar a los 100 deberíamos tratar de alcanzar, por ejemplo, los 75 u 80 en buena forma, es decir, con buenas relaciones familiares, con amigos de todas las edades posibles, con un proyecto de vida para desarrollar, con actividades que sean satisfactorias, con una pensión que alcance para vivir y con una salud relativamente buena (al menos con las enfermedades diagnosticadas bajo control).

En lugar de animar, mediante atractivas frases de marketing, a vivir una dilatada cantidad de años, la invitación debiera ser lograr vivir esos años adicionales de manera positiva y trabajar por ello. Así como uno se prepara para “el sueño de la casa propia” y ahorra para ello; se prepara para casarse y se planifican todos los ritos asociados; se prepara la llegada de los hijos, la entrada al colegio y al mundo laboral, uno debe prepararse para la vejez, pero en Chile pocos lo hacen. Según la Encuesta de Inclusión y Exclusión Social en la Vejez 2015, solo el 32% de la población dice estar preparándose para esa etapa, mientras que el 67,8% reconoce estar poco o nada preparado para dicho momento.

Llegar a los 100 años es solo una anécdota. Cómo se vive este tiempo de alargue es el verdadero indicador de calidad de vida y debiera ser la única meta.

 

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