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«Ganas tengo de reciclar a la Violeta»

Con un nuevo disco -el tercero de su carrera- a punto de salir y con un single que ya suena en las radios, Javiera Parra cree haber llegado a una síntesis con su banda, Los Imposibles, tras la negrura que impregnaba el álbum anterior, La suerte. Anuncia, de paso, su intención de acercar el arte de su abuela a la nueva generación.


Javiera estuvo hasta tarde el domingo 16 de enero en el Hotel Carrera, sede del comando de Lagos: «Me iba, pero volvía», dice. Estaban también su padre, Angel, y su tía Isabel. La vocalista y líder de Los Imposibles dice que se comprometió en la campaña porque «tengo super claro lo que no quiero», es decir Lavín y sus seguidores, pero que no espera demasiado de un tercer gobierno de la Concertación: «Ojalá me sorprendan», adelanta.

Sentada en una mesa del Liguria de Manuel Montt, viene de revisar la carátula de su nuevo disco, A color, que aparece en marzo. Adelanta que viene en un espíritu muy distinto a la dramática atmósfera de La suerte (1998), que aunque fue un fracaso de ventas le sirvió para validarse ante la machacona crítica nacional.

Tras su sociedad inicial con Alvaro Henríquez (que hizo casi todos los temas del primer disco, Corte en trámite, en 1995), Javiera ha logrado formar dupla con el guitarrista de su banda, Cristián López, en una apusta creativa que parece funcionar y que ha alejado de ella el fantasma de las plumas fuertes» que le pesan como una herencia de familia. Herencia que se propone recuperar a mediano plazo, una vez que acabe la promoción del nuevo disco, con una relectura cuidadosa y generacional de su abuela Violeta.

-¿Te ha costado llegar a la composición de tus propios temas?
-Lo he hecho tímidamente, como suelen hacerlo las intérpretes, pero ya en el disco anterior (La suerte) todas las canciones exceptuando dos eran mías y de López. Nosotros componemos de una manera bien especial: nos juntamos de la nada y hacemos una canción. A veces López trae alguna idea musical, a veces no la trae, y ahí la idea musical recae en los dos. Eso significa que yo también estoy participando en la parte de la composición, no en la letra, que es lo usualmente hacen las cantantes. En general, las minas hacen la letra y el otro le pone música. Me gusta más como una idea mía o una idea de otra persona va mutando en el encuentro, me entretiene esa forma de componer.

-¿Pero no te sientes más intérprete que compositora?-No, ahora no. Porque de las 16 canciones de este disco, 15 son mías. Me siento super compositora, y me siento super orgullosa de eso, creo que hay ene disciplina detrás. No es fácil para una alguien que ha estado en general rodeada de personas que escriben muy bien (y no lo digo sólo por los Parra, estuve ligada también al Alvaro Henríquez, siempre plumas fuertes): había mucha presión en ese sentido por escribir. Ahora me siento super liberada, y no me exijo tanto. Hago lo que yo quiera.

-Te has entendido bien con esa presión.
-Sí, pero el primer disco fue de la mano del Alvaro… O sea, yo acepto, reconozco las ayudas que he recibido abiertamente, pero también uno no se puede quedar eternamente dando las gracias. También hay un independizarse, buscar un sonido propio, que fue lo que hicimos en La suerte. Los Imposibles ya no es el grupo que grabó el primer disco (Corte en trámite), que fue súper exitoso. Y en ese sentido este tercer disco es súper importante, porque estamos apostando a meternos más en el sistema pero con nuestro sonido. Es un desafío. Este es un disco mucho más comercial que el anterior, abiertamente. Queremos probarnos a nosotros mismos también que podemos hacer eso.

-¿Cómo ves la escena musical chilena en este momento?
-La la veo super positiva en cuanto a creación y super difícil en cuanto a poder desarrollarla, en cuanto a espacios. En este país tienes la posibilidad no sólo de vivir de la música sino de hacerte muy millonario si haces balada internacional o bailanta… realmente está super dado, porque el público y el 80 por ciento de las radios tocan ese tipo de música. Es super difícil -yo lo comprobé con La suerte- hacer un disco diferente. Tienes que regirte por el sistema aunque seas lo más trangresor del mundo. Tienes que pensar ‘bueno, pero esto tiene que sonar en la radio’, no puedes ser libre en ese aspecto, no puedes ser Beck y hacer lo que quieras.

-Hay una cuestión muy estandarizada…
-Super. Ahora hay ejemplos buenísimos como los Tiro de Gracia que han vendido 60 mil copias, pero eso es porque el hip hop es una moda en este momento. Yo no pongo las manos al fuego porque ese mismo trabajo, que me parece super bueno y de mucha calidad, vaya a tener público en tres años más. Creo que el medio es super frágil. El público chileno es inconsecuentísimo, va rotando con la moda, y además hay poco público. De frentón, la gente que compra discos chilenos no es mucha, a menos que estés en la cresta de la ola, como a nosotros nos pasó cuando sacamos el primer disco. Yo no dependo de eso. Cuando lanzo un disco, estoy pensando que va a vender por los méritos que tengan las canciones. Nunca me he sentido en la cresta de la ola, porque es demasiado efímero.

«De verdad pienso que el público chileno no está muy educado. En México hay una escena rockera super culta, con mucha gente que sabe de música y que está dispuesta a recibir tu material. Aquí le das el palo al gato con un cover, haces un crossover y te metes en otro público, pero es muy difícil que tu música llegue a toda esa gente por casualidad.

-Lo que te pasó con «Compromiso» (el tema de Cecilia incluido en Corte en trámite)…
-Claro, gracias a eso nosotros vendimos 10 mil copias más, y me alegro mucho que esas 10 mil personas hayan escuchado el resto de mi disco. Siempre hay que estar metiendo la punta, como se dice…

La herencia Parra

-¿Cómo te relacionas con la tradición Parra, con ese peso, si quieres llamarlo así?
-Mira, yo siempre confieso abiertamente que yo he vivido en mi seno materno Orrego, me crié con esa familia. Gracias a que mi papá y toda mi familia Parra estaba exiliada nunca tuve contacto de infancia. Cosa que lamento mucho, porque ahora que he sido más vieja he buscado ese lado. Yo conocí más al Tío Roberto a través de La Negra Ester, y después al Tío Lalo a través de Los Tres… o a Nicanor, que de repente lo veo y que me alucina como te podría alucinar a ti, me vuela su personaje.

Ahora, la tradición me emociona. Tengo que confesar que cuando veo el folclor puro, la poesía campesina, me llega así, directamente. Tengo que tener un gen por ahí que me hace emocionarme mucho con eso. El lenguaje puro, el lenguaje simple simple simple, lo encuentro top, me identifico mucho con esa estética. Aun así, aunque soy capaz de cantarme una cueca con mi papá, con el Angel y Los Tres a muerte, así, con la vena, no es mi veta. Yo creo que la generación nuestra igual, con el paso de los años, mutó, se recicló. Me gustaría hacer un trabajo con la Violeta más profundo, que todavía no lo he hecho porque he estado en esto, en buscar mi propio sonido, en aglutinar a mi banda, pero me imagino que más adelante va a venir. He estado leyendo el libro de Fernando Sáez, La vida intranquila, que es alucinante… Algunas de esas historias yo las sé, por boca de mi papá, pero no deja de parecerme increíble que a mi abuela la hayan tratado de comprar unos gitanos por no sé cuántos pesos. Me parece increíble pertenecer a eso, también, pero de una manera bien lejana, como quien lee un libro, como quien ve una película: yo vengo de ahí.

-¿Tienes un proyecto articulado respecto de la Violeta?
-Tengo ganas de hacer algo con ella, no sé si con Los Imposibles. Indirectamente lo empecé a hacer con la versión de «El albertío» que grabé para La fiera. Un disco así, con ese tipo de canciones, podría ser la cagá… en cuanto a ventas, en cuanto a que a los niños les encanta: conocen la poesía de la Violeta. La Violeta es super lúdica, tiene canciones que son terriblemente frescas, y divertidas, con un sentido del humor increíble. Sería super bonito poder acercarse a toda esta generación nueva que viene, y decirles ‘esta es la Violeta Parra’. Me gustaría hacer eso como proyecto. Canté «Gracias a la vida» para el Año Nuevo en una versión media trip-hop, pero hay que tener ene cuidado, porque puede ser aberración terrible.

-¿Puede ser una aberración para ti o puede ser leída como una aberración?
-No creo que fuera leído como una aberración, porque creo que escuchar a la Violeta reciclada es super agradable también. Hasta cierto punto su formato le impide llegar a más gente. También su voz, y su connotación política: está presa de muchos prejuicios. Creo que lo que yo hice con La fiera y con este «Gracias a la vida», acerca a la Violeta a la gente, y eso siempre es un mérito. Yo no creo que sea mal visto, ni siquiera por… Gastón Soublette.

-¿Y los sellos qué dicen?
-Uffffff, lo único que quieren es que haga un disco así…

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