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Barbara Hendricks ganó el Príncipe de Asturias de las Artes

La soprano estadounidense fue distinguida hoy con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por su mérito artístico unido a su compromiso con la defensa de los derechos humanos.


El jurado, que falló el Premio en Oviedo, destacó que la artista «constituye un ejemplo vital de compromiso del arte con la sociedad».

Barbara Hendricks ha sabido usar su «prodigiosa voz» en la ópera, el concierto, el jazz y la música popular, a la vez que hacerse escuchar en todo el mundo en defensa de los refugiados y en contra de la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia, dijo el jurado.

Tras conocer la concesión del premio, la soprano, que reside en Ginebra, a través de un comunicado difundido por la Fundación Príncipe de Asturias, expresó su «agradecimiento» por la concesión del galardón, que aseguró recibir con «profunda emoción».

Hendricks señala que conocía el prestigio de estos Premios «a través de grandes amigos que han sido galardonados con anterioridad».

«Es un gran honor para mí ser, a partir de ahora, uno de ellos y estar junto a las importantes personalidades que han sido premiadas este año», añade la soprano estadounidense.

Los miembros del jurado coincidieron en señalar tras hacer público su fallo que el compromiso social de la intérprete estadounidense complementa su indiscutible mérito artístico.

José Lladó y Fernández Urrutia, presidente del jurado consideró que la soprano «es un vivo ejemplo de cómo se hermanan el arte y los valores humanos».

Conocida como «la voz celestial» y como una mujer comprometida con la defensa de los derechos humanos, Hendricks nació en 1954 en Stephens, en el estado sureño de Arkansas, en el seno de una familia humilde.

En 1974, Hendricks debutó en la Opera de San Francisco, con La Coronación de Popea de Monteverdi. Comenzaba así una de las carreras internacionales más sólidas y exitosas de las últimas décadas, con actuaciones en los mejores teatros de ópera del mundo y los más prestigiosos festivales, como el de Salzsburgo.

Poco a poco, consolidó un repertorio de más de veinte títulos de ópera, entre los que destacan La Flauta Mágica, Carmen, Manon Lescaut, Turandot, Rigoletto o Fidelio.

Su carrera musical, la compagina la soprano con el tiempo que dedica a sus dos hijos, y, sobre todo, con el trabajo constante desde años en favor de la paz y los derechos humanos, en su condición de embajadora del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de colaboradora de la UNESCO y el Consejo de Europa.

Además, ha creado su propia ONG, «Para la paz y la reconciliación», y es miembro del Tribunal Internacional para los Derechos del Niño.

En las últimas ediciones, el premio de las Artes recayó en el arquitecto español Santiago Calatrava, el fotógrafo brasileño Sebastií£o Salgado, y el actor italiano Vittorio Gassmann, entre otros (EFE).

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