Según sus detractores, la 43ª edición de la entrega de los Grammy, que se realizará hoy, persiste en su incapacidad para reflejar en su lista de candidatos el espíritu internacional que caracteriza a la música.
En una lista de 250 aspirantes a estos pequeños gramófonos que la Academia de Artes y Ciencias Discográficas entregará en 28 géneros musicales, es escasa la presencia de autores cuyo origen traspase las fronteras estadounidenses.
Incluso entre los ritmos latinos, tan de moda en los últimos años, los mismos nombres de otros años compiten por unos premios donde, como ocurre con la mejor interpretación pop masculina, los aspirantes hispanos Ricky Martin y Marc Anthony acaban dividiendo el voto y propiciando la victoria de un candidato estadounidense.
La tendencia es aún más sorprendente en un año en el que el anuncio de las candidaturas de los Oscar ha demostrado que el mundo del espectáculo ya no está limitado por las barreras de las nacionalidades.
En esta edición de los Oscar, un filme de Taiwán con subtítulos se ha situado como la segunda película con mayor número de candidaturas (un total de diez), mientras que dos actores hispanos, el español Javier Bardem y el puertorriqueño Benicio del Toro, compiten por la estatuilla por papeles bilingües.
Sin embargo, la Academia de Artes y Ciencias Discográficas sigue limitando la presencia de la música mundial a una categoría y el campo de los ritmos hispanos a seis apartados, cuyos galardones conocerán su victoria o su derrota fuera de la gala de honor que tendrá lugar en el centro «Staples» de Los Angeles.
Durante este acto, que dará comienzo a las 17:00 hora local, lo hispano se limitará a la presencia de Gloria Estefan, Carlos Santana o Andy García, que asistirán en calidad de presentadores.
Otras voces, como la ahora popular en español de Christina Aguilera, ocupará el escenario, pero para interpretar la canción candidata «What a Girl Wants», mientras que la guitarra de Bossa Nova de Joao Gilberto, también aspirante, estará relegada al acto previo a la ceremonia televisiva.
Como señala el comentarista musical Don Heckman, la ausencia internacional es aún más patente al ver a candidatos como Paul Simon o Sting (cuya canción aspirante está inspirada en un tema brasileño de Ivan Lins), «capaces de descubrir el valor del 80 por ciento de la música mundial que no está representada en la mayor parte de las categorías de los Grammy».
En opinión del presidente de la Academia de Artes y Ciencias Discográficas, Michael Greene, «la tienda de los Grammy es muy amplia», en esta nueva edición de unos premios que eligen más de 16 mil miembros de esta industria de los que 12 mil tienen derecho al voto.
Sus palabras son acertadas en lo que se refiere a la variedad musical dentro de los géneros, como lo demuestra el candidato más polémico de esta edición, el «rapero» blanco Eminem. Su álbum «The Marshall Mathers LP» que ha vendido más de ocho millones de copias hasta la fecha, aspira a cuatro candidaturas, entre ellas la de mejor álbum del año. En esta categoría tiene que enfrentarse a Beck («Midnite Vultures»), Radiohead («Kid A»), Paul Simon («You’re the one») o Steely Dan («Two Against Nature»). «La gente va a intentar demostrar que están por encima de la controversia y votar por Eminem», afirmó un miembro de la Academia que prefirió mantener su nombre en el anonimato, al referirse a un intérprete que se ha ganado la ira de diferentes grupos por el carácter irreverente y homofóbico de sus canciones.
Paul Simon tendrá un premio seguro, elegido la persona del año, mientras que otros vocalistas pop como Don Henley («Taking you Home»), Brian McKnight («6,8,12»), Ricky Martin («She Bangs») y Marc Anthony («You Sang to Me») tendrán que competir por un premio que posiblemente gane Sting («She Walks This Earth (Soberana Rosa)»).
Entre las mujeres, la diversidad es aún más patente en temas de pop, donde las adolescentes Aguilera y su rival Britney Spears («Oops! I Did it Again») competirán junto con Madonna («Music»), Macy Gray («I Try»), Aimee Mann («Save Me») además de la veterana Joni Mitchell («Both Sides Now»).
EFE
