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La gran fiesta afroperuana

La noche del 10 de mayo en el Teatro Oriente, las sillas se hicieron incómodas para los entusiastas fanáticos de Eva Ayllón que movieron los pies, los hombros y la cabeza en sus posiciones con cada festejo o marinera y que cantaron o suspiraron con pasión en los valsecitos.


Algunos no aguantaron el impulso fiestero de la diva y salieron a los pasillos a bailar los ritmos negros porque Eva en el escenario se transforma, pierde la timidez, adopta una faceta coqueta, bailarina y juguetona. Zapatea, aplaude, bromea con el público. No se podía esperar menos de alguien que casi ha nacido sobre un escenario.



La primera pieza fue el festejo "Yo te canto", que sirvió de calentón incial. Ahí, luego de girar y bailar con gracia, hizo una graciosa intervención: "Quiero recalcar que el piso resbala como locos", advirtiendo que podía repetirse la caída del Festival de Olmué. Vestía un traje sin mangas de lentejuelas rojas que se traducía en fuego sobre el escenario.



"La música no hay que pedirla, hay que imponerla (no como otras cosas en la vida)", dictó esta mujer con una presencia apabullante. Agradeció a Sony la licencia de su disco 25 años, 25 éxitos y dijo qu si ellos la llaman "lo pensaría…". Ahí cantó a un público encantado "Todavía", culminando la canción con un fade out en la voz, muestra de la maestría de esta intérprete que ya cumplió 30 años de carrera.



Luego se desangró en una melodía sobre el amor desesperado, replicando con dos bis ante los aplausos del público. Aun así, se dio espacio para reflexionar: "Todos sabemos que el Perú está agitado". Pero siguió moviendo las caderas con maestría en "Tus manos son de viento".

Saludó a Pedro Messone y recibió unas incipientes pifias por el gesto amistoso con el cantante. Pero continuó sin problemas su diálogo con los presentes: "Que levanten la mano los peruanos" y se alzaron las manos con orgullo. "Que levanten la mano los chilenos" y se vio la mayoría… Entonces dijo "Los peruanos ganamos… ¡Miren cuántos chilenos están viendo nuestro arte!".



Realizó una mezcla de canciones homenajeando a sus autores criollos. Y encendió candela con "Inga". Los nueve músicos que la acompañan conocen cada movimiento de la intérprete y hacían gala de su talento. Moisés Lama, en teclados, Leonardo "Gigio" Parodi en las congas, Ronaldo Junior Campos en bongó hasta bailó embrujando al público, Félix Valdelomar se lució en el cajón, Matías Fajardo en guitarra, y el diretor musical Felipe Pumarada en bajo.



"La noche de tu ausencia" precedió el landó homenaje de Chabuca Granda a Violeta Parra, "Cardo y ceniza". Luego siguió un vals bien actuado con gesto de mujer celosa. Volvió a encender a la concurrencia con "Guaranguito". Y recién en ese minuto dijo "ay, me cansé… y eso que el piso no me ayuda", desatando las risas del público. Pero faltaba la mitad del espectáculo y ni siquiera pensó dos veces antes de seguir su baile y fiesta.



Continuó con el Landó "Sombras". A estas alturas se podía sentir el aliento de Eva cantando la emotiva "Que somos amantes", en un mix junto a "Huellas", para seguir azuzando el fuego con la famosa "Toro mata". Siguió con un vals en reprimenda a un cholo malo, ladrón de corazones, "me pagaste mal", le decía. "Regresa" pavimentó el camino a "Propiedad privada".



En ese momento se alejó del falsete sufriente para interpretar "Raíces del festejo" con "Le dije a Papá". La gente vibró con "José Antonio", la clásica marinera de Chabuca Granda. Homenajeó con sentimiento a las madres. Y terminó con un desatado "Ritmo, color y sabor" que dejó al público pidiendo el bis por varios minutos. Pero Eva había dejado con cada zarandeo todas sus energías sobre el escenario, en una muestra de potencia, encanto y sensualidad.

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