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Echo and the Bunnymen mantiene la línea

El último disco de la banda setentera continúa con su estilo y se instala entre los clásicos del pop rock. En la nueva placa no se vislumbran cambios, a pesar, de las modificaiones en la filas del conjunto.


A dos años de su última producción Echo an the Bunnymen lanza Flowers, un nuevo disco en la misma línea que hizo conocida a la banda de Liverpool nacida en 1978. Dos décadas después parecieran no dejarse influenciar por la diversidad de ritmos y mezclas de las melodías vigentes.



El octavo álbum de la banda arrolla con once temas, todos de la autoría de McCulloch y Will Sergeant y a quienes se sumaron los nuevos integrantes Alex Gleave, Vinny (bajo) Jamieson(batería) y Ceri James (teclados). Pero aún con nuevos voluntarios en las filas el sonido no muta, ni se aventura en experimentos.



Flowers trae una buena dosis de guitarras acústicas sin esos históricos solos de larga duración del rock. Es melodía acompañada pura y canción de pulso constante, que sigue la línea inglesa con evidente equilibrio vocal en todos los traks.



Destacan en los efectos el toque antiguo del chorus y un delay contundente. Sin olvidar que el cedé, además, fue filtrado con Pro Tools. En lo instrumental los teclados ambientales se subordinan la melodía, que tiene el énfasis definitivo en la voz acompañada.



Es guitarra versus guitarra, con una distorsión ausente Echo and the Bunnymen no descuida el concepto de sus volumenes antiguos, como Crocodiles, Heaven up here, Porcupine, Reverberation y Evergreen, entre otras placas del grupo liderado por Ian McCulloch.



Un conjunto que llegó al cielo en los ochenta y se sobrepuso a la muerte de uno de sus integrantes, logrando instalar el pop-rock en distintos escenarios mundiales. Hoy, entrega en su nueva producción: King of kings, SuperMellowMan, Hide & Seek, Flowers, Everybody Knows, Life Goes On y Burn for me, entre más y más cantos de la reciente horneada.


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