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Muerte de rockera desata polémica sobre sexo y drogas en Brasil

La explosiva mezcla de sexo, drogas y rock and roll se transformó en polémica en Brasil tras la muerte de Cassia Eller, una irreverente rockera homosexual que, según algunas informaciones, falleció por una sobredosis de drogas.


El impacto de la muerte de Cassia Eller en plena cúspide de su carrera, ha sido equiparada en Brasil con la pérdida que sufrió el rock internacional cuando falleció por sus excesos con las drogas Janis Joplin, o la que sintieron los propios brasileños hace veinte años, cuando falleció por sobredosis la cantante Elis Regina.



Con una voz profundamente ronca como la de Janis Joplin y una provocadora actitud ante la sociedad, la rockera brasileña se ganó al gran público de su país con su último disco, «Cassia Eller Acústico», en el que dio impecable melodía a la acidez de su rock y renovó su repertorio con samba y hasta una canción de Edith Piaff.



En la víspera del Año Nuevo, cuando tenía previsto actuar en la playa de Barra da Tijuca durante un espectáculo con el que miles de personas recibirían a 2002, Eller falleció a los 39 años de una crisis cardíaca tras llegar a un hospital con aparentes señales de haber bebido y consumido drogas en exceso.



Además de una investigación policial sobre la causa de la muerte, la tragedia de Cassia Eller ha abierto en Brasil una polémica sobre los derechos de los homosexuales y el uso de drogas.



Eller tenía un hijo de ocho años fruto de una breve relación con un músico de su banda fallecido en un accidente de tráfico y vivía con su compañera María Eugenia Vieira desde 1987, cuando decidió asumir públicamente su homosexualidad.



Su padre, un militar retirado de rígidos conceptos, ha dicho tras su muerte que pretende conseguir en la justicia la custodia de su nieto, pues aunque reconoce que María Eugenia ha sido una madre para el pequeño, cree que el niño debe crecer junto a una figura masculina y en un hogar «debidamente constituido».



Aunque el ex sargento dijo luego que revisaría esa decisión, la compañera de la cantante sostuvo que demostrará a los jueces que el pequeño Chicao es su «hijo», y que la reconoce como la madre que ha sido para él en sus ocho años de vida.



La polémica surgió en momentos en que en el Congreso tramita un proyecto de ley redactado por la sexóloga Martha Suplicy, actual alcaldesa de Sao Paulo, que pretende reconocer el derecho de los homosexuales al casamiento y a todos los beneficios de las parejas heterosexuales.



Las opiniones de abogados sobre el asunto aparecen a diario en la prensa local.



El especialista en derecho familiar Paulo Lins e Silva, uno de los abogados más reputados del país, ha dicho que para la justicia no puede haber ninguna duda: «Debe prevalecer el interés del niño, que nació cuando ellas estaban juntas y fue criado por las dos».



La situación del pequeño Chicao ha sensibilizado a muchos, en un país en el que se calcula que existen 15 millones de homosexuales, pero no es la única polémica desatada por la muerte de Eller.



La investigación policial abierta para determinar la verdadera causa de su fallecimiento también levantó ronchas entre quienes defienden la despenalización del consumo de «drogas blandas» y aquellos que no consideran delito su uso.



«Para que la policía investigue tiene que haber indicios de un crimen y en este caso no parece haberlos. La muerte por sobredosis no es un delito», dijo el penalista Luiz Guilherme Vieira.



Otros, como la cantante Zelia Duncan, amiga de Eller, prefieren que se acaben las polémicas y se recuerde a la rockera por los ocho discos que grabó en diez años de una carrera que comenzó tras pasar por oficios varios y tradicionalmente masculinos, como ayudante de albañil.



La razón de su éxito, según el crítico Cadao Volpato, estaba en «la confusión que hizo entre vida y obra». En el escenario mostraba los senos, destrozaba micrófonos y su voz era «la voz», pero «en casa era un ‘padrazo’ que jugaba fútbol con su hijo».



EFE

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