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El monstruo sacó sus colmillos y se devoró a su primera víctima del Festival

En fin. Este evento de medio pelo da para todo. Desde escenario para lo que parece ser la resurrección de bandas condenadas a la historia por la muerte de su líder, como INXS, o, contrariamente, el telón de fondo del momentáneo adiós de un grupo en la cresta de la ola, como los chilenos Gondwana. ¡Ah!, se me iba. Tocó un chiquillo que tendrá tanto futuro como Raúl (alguien se acuerda de él) de apellido Bisbal, y posteriormente la trabajada Rosario con su repertorio de rumbas y flamenco. ¡


Si hace una década algún iluso hubiera esperado ver a INXS en la Quinta Vergara lo habrían tildado de orate. "Estai loco, esos compadres nunca van a venir". Demás que en esa época donde los mexicanos de la estirpe de Onda Vaselina u otras respetables agrupaciones hacían furor en Viña, el sospechar siquiera con la presencia de los australianos era algo ridículo.



El tiempo no ha pasado en vano y los ilusos de antaño se regocijaron con INXS. Claro, ello porque el quinteto participó en el evento veraniego para iniciar una gira mundial luego de cinco años de receso tras la extraña muerte de su carismático vocalista Michael Hutchence.



Pero la espera, a pesar de todo, tuvo su recompensa. Los encargados de abrir la tercera noche disiparon toda clase de dudas, sobre todo Jon Stevens, el nuevo cantante del conjunto quien era un verdadero enigma para los fanáticos que ayer llegaron a la Quinta Vergara.



Con un timbre de voz y movimientos en el escenario muy similares a los que los fanáticos de New sensation o Suicide blonde estaban acostumbrados a ver y escuchar, Stevens convenció al respetable que en masa había asistido a verlos principalmente a ellos. Aunque, lógico, no faltaron las despistadas que llevaron la bandera de los Estados Juntos en vez de la de la tierra de los canguros. Menos mal que anoche no estaban <i<Los Prisioneros en la Quinta, porque sino se habrían hecho chupetín a las perdidas lolitas que orgullosa izaron la bandera equivocada.



Con INXS el promedio de edad de la Quinta se elevó considerablemente, lo que no impidió que los gritos por la antorcha se hicieran escuchar, sobre todo cuando interpretaron la soberbia Never tear us apart, dedicada al desaparecido fundador de la banda.



Merecido reconocimiento el de la antorcha, pero algo extraña la salida del grupo, puesto que mientras Vodanovic les pedía un temita más, los emocionados músicos se hicieron los desentendidos y se fueron para la casa. Como dato anecdótico, cabe mencionar que el concierto de cincuenta minutos de ayer fue registrado para convertirse prontamente en un DVD promocional de lo que tal vez sea la resurrección de INXS.



Los volaitos buena onda de Gondwana



Aunque suene repetido, no estará nunca demás decir que nuevamente se cometió otra rotería con un conjunto nacional, puesto que el atinadísmo animador volvió a despedir al grupo para la tele, dejando solitos solitos a los chiquillos de La Pincoya.



Pero el líder y cantante Quique Neira -quien anunció que el de anoche fue el último recital con el grupo, al menos por un tiempo- se las trae y sabe aprovechar las tribunas que se le ofrecen. Prueba de ello es que en casi cada espacio producido entre tema y tema, Neira sacó a relucir su propuesta valórica haciendo referencia a la crisis en el Medio Oriente e incluso con la situación de los detenidos desaparecidos en Chile. Y por si fuera poco, pidió públicamente que se legalice de una vez por todas, caramba, la marihuana, que justamente con la presentación de Gondwana se hizo oler en su versión paraguaya por la galucha y los sectores montañosos aledaños.



Bien estos muchachos exponentes del reggae, pues con un repertorio basado en hits radiales como Antonia o Armonía de amor, lograron subir la temperatura de la glacial madrugada viñamarina con una actuación pareja y sin grandes sobresaltos ni experimentaciones.



La trágica crisis de la (nana) argentina



De que el país trasandino está, está mal. En eso estamos todos de acuerdo. Y de pasada, la crisis económica, social, política y de confianza que viven al otro lado de Los Andes alcanzó hasta a la nana argentina, el personaje que se supone cómica de Vanessa Miller.



¿Por qué llegó al Festival? Pregúntenle al Canal 13. ¿Acaso alguien de verdad de verdad la encontró alguna vez entretenida? Como sea, la tiraron pa’l circo romano, y la Miller, quizás por exceso de confianza, se plantó no más se una rutina que fuera capaz de dominar al hasta ayer manso público.



La gente pifió desde que se subió al escenario a la nana argentina. Y eso que no podía haber estado mejor ubicada en la parrilla, ya que su turno fue precedido por la competencia folklórica. O sea. Pero no. Nadie quería nada con ella y se lo hicieron sentir desde el comienzo. Lamentablemente, Vanessa Miller se dejó impresionar por los colmillos del monstruo y su rutina la supedito al antojo de la incontrolable fiera.



De la nada, la nana argentina empezó a mencionar "premios" que a pito de quién sabe qué supuestamente Vodanovic alguna vez había ganado. Uno de ellos era el chorito de oro, entregado por la sociedad de choristas o algo así de Chile. ¿Le parece divertido? Pues bien, a nadie le causó gracia, y por eso cometió el grandísimo error de preguntarle al público, cuando eran evidente las rechiflas, si querían conocer los demás premios de Vodanovic. El no se escuchó con más fuerza que en el mismísimo 1988.



A lo anterior debemos sumar la vulgaridad de los on-line gag y lo nerviosa que se le vio, lo que finalmente redundó en que la bestia abriera su apetito y su boca, tragándose enterita a la Bárbara y su show. Los bochornosos seis minutos de presentación y la forzada entonada de Sólo le pido a Dios, fueron el triste recuerdo que dejó esta joven comediante en el Festival, quien con hidalguía después reconoció sus errores. Ahora bien, usted no cometa lo suyos preguntando si ganó antorcha, pues ni medalla obtuvo. ¿La firme? Lo más malo que se ha visto en Viña hasta ahora. ¿Capta la dimensión, ah?



La distinta suerte de los españoles Rosario y David Bisbal



Una jurado, el otro artista invitado. Una con cancha y carrete, el otro un ratoncito de laboratorio producto de un reality show. Una tenía presupuestado un par de canciones y terminó tocado seis y con antorcha incluida, mientras que el otro tocó sus tres temitas y tuvo hasta que pedir prestado uno a Alejandro Sanz para llegar a la cuarta.



Sin más vueltas. ¿Para qué invitaron a David Bisbal? ¿Será acaso para demostrarle a los televidentes que un muchacho proveniente de un reality show, como en el futuro podría serlo Protagonistas de la Fama, puede llegar incluso a subirse al escenario de la Quinta Vergara? Porque más razones no se pueden hallar, pues su único single más o menos conocido es Ave María. Ya. De este cabro no vamos a decir más, sólo que su futuro es tan esplendoroso como sus coterráneos Raúl, Jordy o, para hacer un símil futbolero, el Pícaro Fernández de la "U". ¿Se acuerda de ellos?



Rosario en cambio conquistó al ritmo de la rumba catalana a todos los asistentes del Festival. Su fuerza y entrega fueron paulatinamente entusiasmando, lo que se transformó finalmente en un aplauso cerrado a su actuación y la inesperada antorcha para esta cantante española. Un éxito que no estaba en carpeta y que hizo desteñir aún más la opaca participación de su compatriota David… ¿cuánto era? .

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