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Bad Boys 2: la reiterada fórmula del cine de acción

Tras siete años desde la primera entrega, Will Smith y Martin Lawrence se reúnen nuevamente para dar vida a esta secuela en la que su realizador enfrenta al relato con mucha más experiencia. Grandes dosis de humor, mejoradas secuencias de acción y una potente propuesta visual, son la tónica de una cinta estruendosa de principio a fin.



Con una clara inspiración en las sagas de Arma Mortal y Duro de Matar, Michael Bay construye un filme bastante agresivo, sumamente ágil y con una intensidad visual superior a la película anterior. Cada secuencia despliega una fuerte carga de rudeza extrema que si bien por momentos se torna un poco chocante, a la larga se trasforma en uno de los aspectos más rescatables de un largometraje violento por naturaleza.



Es indudable que Will Smith y Martín Lawrence son una pareja explosiva. La buena química que expelen se aprecia de inmediato. Cada uno por aporta lo suyo a una historia débil desde un comienzo pero que se sustenta en los ágiles diálogos entre sus intensos protagonistas, el sagaz humor de Lawrence y el sinfín de espectaculares explosiones y dinámicas persecuciones.



Esta clásica películas de parejas disparejas tiene a su favor que, pese a lo previsible y liviano de su argumento, la espectacular pirotecnia que se desprende de cada escena logra enceguecer al espectador, quedando estupefacto ante el potente despliegue de efectos especiales.



En Bad Boys 2, quienes busquen un respaldo narrativo que justifique las constantes explosiones, las potentes balaceras y los litros de sangre, quedarán decepcionados. Sin embargo, el público menos exigente y amante fiel de las cintas de acción encontrará aquí su espacio.



En esta entretenida secuela, en donde abundan las balaceras, persecuciones y una buena cantidad de explosiones, los detectives Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martín Lawrence) están siguiéndole los pasos a un audaz traficante de éxtasis que está introduciendo la droga en las discotecas más visitadas de Miami. Se les ha asignado un destacamento de fuerzas de alta tecnología que investigaba el flujo de éxtasis en la ciudad.



Sus pesquisas los conducen sorpresivamente a una conspiración importante que implica a un vicioso contrabandista (Jordi Molla) que tiene ambiciones de tomar el control del comercio de las drogas de la Miami y que ha emprendido una guerra sangrienta.



Pero la relación y la amistad de Mike y Marcus corren peligro cuando Mike comienza a tener un romance con la hermana de Marcus, Syd (Gabrielle Union). Si él no puede separar lo personal de lo profesional, los Bad Boys estarán en peligro de echar a perder el caso y también de poner en peligro la vida de Syd en el proceso.



La dupla conformada por el director Michael Bay y el productor Jerry Bruckheimer nunca se ha caracterizado por la sutileza o la profundidad de sus películas. Por lo tanto no es de sorprender que Bad Boys 2 use la fórmula ya muy vista de una dupla de policías rebeldes que le sacan canas verdes a sus superiores por la forma en que combaten a las organizaciones criminales. Lo que por cierto funciona bastante bien en términos de taquilla.



Dinámica, hilarante y poderosa en cuanto al despliegue visual, Bad Boys 2 ofrece un buen rato de conocidas secuencias de persecuciones y escenas de acción en donde la química entre sus protagonistas crea alguna diferencia de los típicos filmes.



Exageradamente atacada por la crítica norteamericana por considerarla machista, sádica, misógina, racista, cruel y desagradable, la cinta de Michael Bay, si bien no está llamada a marcar un antes y un después, logrará satisfacer las demandas de los amantes del cine desechable.

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