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Juan Luis Martínez emerge desde el silencio

A fines de los ’70, Martínez editó dos libros cruzando la poesía y la plástica, para sumirse en el silencio hasta su muerte. Enrique Lihn definió ambos como la punta del iceberg de una gran obra inconclusa. Hoy, cuando se cumplen diez años de su muerte, sale a la luz su primer libro póstumo, revelando una nueva faceta y acrecentando la expectación por sus escritos inéditos.


Al momento de su muerte, en 1993, Juan Luis Martínez trabajaba en un libro de inmensa extensión, donde su participación pretendía ser mínima. Tras haber tachado su nombre en la portada de su único texto publicado, La Nueva Novela (1978), el poeta se sumió en el silencio total, apenas interrumpido por la concesión de escuetas entrevistas, un par de poemas aislados y ciertos diálogos con la nueva generación de la poesía nacional. Respecto a sus escritos, su último mandato fue destruirlos.



Hoy, a diez años de su partida, circula la primera edición póstuma del poeta: Poemas del Otro -editado por la Universidad Diego Portales y curado por Cristóbal Joannon-, consta de una serie de poemas dispersos, entrevistas y diálogos de Martínez con personajes como el filósofo Félix Guattari, y el volumen poético propiamente tal que da el nombre al libro. Elementos que además de mostrar una nueva faceta del escritor y complejizar su obra, también dan el primer paso para traicionar su constante deseo de eliminarse como autor.



La Nueva Novela



El caso de Martínez es uno especialmente característico en la poesía chilena. Sobre su biografía fue extremadamente celoso, y -por lo mismo- cada dato público de su vida parece tornarse más significativo de lo que quizás fue. Nació en 1942 en la V Región y en su juventud habría sido conocido por amigos como el ‘Loco Martínez’.



En 1978 publicó su única obra literaria, La Nueva Novela. Este libro, objeto de culto por excelencia de la literatura nacional, está conformado casi en su totalidad por trabajos plásticos, articulados literariamente; apenas incluye poemas propiamente tales. Un año más tarde volvió a desconcertar, editando La Poesía Chilena, donde ya no había poemas.



Murió de cáncer en 1993 en Villa Alemana, el pueblo donde pasó los últimos años de su vida, dejando un manto de misterio sobre su vida, pero más aún respecto de su obra. Ya en 1987, Enrique Lihn y Pedro Lastra publicaron un ensayo, asegurando, para el desconcierto de todos sus lectores, que La Nueva Novela y La Poesía Chilena no eran más que "las partes salientes del iceberg imprescindible que es el trabajo inédito de Juan Luis Martínez".



Buceando en torno al iceberg



Poemas del otro es una parte de ese iceberg. Un capítulo de un capítulo, a decir verdad. Los 17 poemas que lo componen, explica Cristóbal Joannon en las notas del libro, con nombre alternativo de El silencio y su trizadura, habrían sido la segunda parte del capítulo quinto de una obra mayor, proyectada con el título de El poeta anónimo (o el eterno presente de Juan Luis Martínez).



Pese a ser una pequeña parte del trabajo del poeta, parece suficiente para sugerir una nueva faceta de Martínez. Estos poemas abren un nuevo terreno de análisis. Mientras los trabajos poéticos de La Nueva Novela están en el terreno de la paradoja y la ironía para mejor reflejar la crisis cultural de fin de siglo, Poemas del otro se presenta en un formato lírico tradicional, más intimo, donde el poeta revela cierta desesperación, nada humorística, respecto a su estar en el mundo.



Si La Nueva Novela, en su exhaustivo detallismo visual y cita literaria, era puro signo y referencia cruzada a "la catástrofe del lenguaje", Poemas del Otro tiende desde el terrero del significado a una poética más estable y centrada en el autor.



Por supuesto, y haciéndose cargo del título del volumen, estos nuevos poemas parecen estar escritos por otro. Otra temática, otro formato. Martínez utiliza una estrategia muy diferente a su trabajo anterior, planteando indirectamente el cuestionamiento de la identidad. Aunque también del resto de su obra oculta.



Por supuesto, una pregunta fundamental es qué habría hecho Martínez con estos poemas. Cómo los habría presentado, con qué nuevas intervenciones y qué lugar hubieran ocupado en esa obra mayor de la cual se supone formaban parte. Cristóbal Joannon asegura que no hay traición, que Poemas del Otro fue una poemario terminado por el autor. De hecho -argumenta- encontraron dos manuscritos, y el publicado evidencia haber sido corregido.



Lo disperso y las conversaciones



Poemas del Otro es sólo una de las partes de libro. En éste se incluyen además siete escritos líricos que Martínez fue lanzando como migajas durante sus últimos 15 años de casi total silencio. Todos ellos aparecidos anteriormente en publicaciones como revistas literarias, diarios o incluso en libros, como el caso de ‘Un texto de nadie’, recopilado en Veinticinco años de poesía chilena : 1970-1995, de Tomás Harris, Teresa Calderón y Lila Calderón.



La tercera parte el libro, Diálogos, pretende incluir todas las intervenciones que Martínez hizo en diarios y publicaciones nacionales. Teniendo en cuenta que son sólo cinco -cuatro en rigor, pues una nunca llegó a editarse-, cada palabra del poeta se transforma en especialmente preciada, en tanto nunca excluyó dar pistas para comprender su obra.



En esta sección se destaca la conversación de Martínez con el filósofo y psicoanalista francés, Félix Guattari, en 1991, ocurrida en Viña del Mar. Aunque ya es parte del libro Devenir de la Subjetividad (1988), el poeta entrega señales del trabajo que realizaba a dos años de su muerte.



El trabajo inconcluso



"Ahora, mi mayor interés es la disolución absoluta de la autoría, la anominia, y el ideal, si puede usarse esa palabra, es hacer un trabajo, una obra, en la que no me pertenezca casi ninguna sola línea, articulando en un trabajo largo muchos fragmentos", le responde Martínez a Guattari, explicando las intenciones de su obra.



Esa obra en progreso, inferimos, sería El poeta anónimo. Del cual, Poemas del Otro es un pequeño volumen que igualmente habría funcionado de forma independiente. Es decir, a manera de oposición, la nueva publicación no hace más que señalarnos la existencia de una obra desconocida de Martínez. Un primer asomo a su obra inconclusa, que apostamos, en algún momento se dará a conocer.



Lo sabido hasta ahora es que la esposa de Martínez, Eliana Rodríguez, no cumplió su último deseo, y que la obra inconclusa no fue destruida. De hecho, sería de una gran extensión, e incluiría poemas visuales, trabajos plásticos y poesía lírica. Existe un índice de El poeta anónimo, el que da cuenta de estar organizado a partir de los ocho trigramas del I Ching. También existirían anotaciones de trabajo para el ensamblaje de la obra. En todo caso, aun nadie trabaja en la publicación del resto el iceberg.



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