La inédita Violeta Parra y su particular vínculo con las tradiciones

Viola Chilensis, del director Luis R. Vera (Bastardos en el paraíso), es el primer y único trabajo documental sobre la vida y obra de uno de los íconos de la cultura nacional: Violeta Parra. El trabajo recorre cada vestigio de los recuerdos que cada entrevistado tiene de la multifacética artista, creando una madeja de ideas, retazos y símbolos que dejan en manos del espectador la tarea de reconstruir su imagen.



En el documental habla una de las amigas más queridas de Violeta, la suiza Magdeleine Brumagne, quien evoca su primer encuentro con la artista: "Recuerdo una vez que fui a una exposición al Louvre, y en una sala anexa encontré una muestra de gigantes y hermosas arpilleras y óleos de una tal Violeta Parra. Me acerqué a ella y le pregunté si era la autora. Al responderme afirmativamente, le hice sentir mi asombro y halago ante su obra. Inmediatamente Violeta se incorporó, tomó su guitarra y comenzó a cantarme un tema distinto delante de cada una de las obras. Las lágrimas comenzaron a recorrer mi rostro desesperadamente, sin poder evitarlo. Ya pasado un buen rato, le pregunto si va a almorzar, ante lo que ella me responde: ‘ya no tengo hambre, me acabo de alimentar de tu alma’. En adelante siempre me he considerado su más grande admiradora".



Una de las escenas más emotivas respecto a los difíciles momentos que vivió en el plano sentimental la folclorista se revela en la carta que escribía a su amiga Magdeleine. "Gilbert (Favre) me abandonó y se llevó las llaves de mi auto. Me siento demasiado sola en este mundo. Es demasiado grande para mí. Yo no entiendo a los hombres. Debo encontrar los medios que salir de este ahogo que no me deja respirar. Quisiera verte».



El trabajo muestra imágenes y sonidos fundamentales de la vida de Violeta, con el objeto de aproximar al público masivo a la amplitud y trascendencia de su legado artístico. Imágenes en las que ella canta, baila, teje, pinta y habla de su obra, así como también testimonios de su familia, amigos, y otros artistas y personajes de su época y actuales, son los elementos que conforman este rompecabezas de talento, precisión y decisión.



En una secuencia del filme, Nicanor Parra le dedica un poema a su hermana, en el que la calidad, naturalidad y simpleza, se mezclan con el cariño y admiración hacia la "Gran Violeta".



"Ella siempre estaba ocupada, escribiendo, cantando, pintando o dibujando. Nunca estaba quieta, generalmente tenía algo en mente, siempre estaba soñando, creando. Yo intentaba bajarla de la nube, pero ella no me tomaba en cuenta. Todo lo realizaba con mucha energía y alegría. Cuando yo criticaba sus dibujos, los que encontraba bastante feos, ella corría a acusarme con nuestra madre", recuerda el Tío ‘Lalo’ Parra.



Rosa Martínez, compañera de escuela y fiel competencia de Violeta por el trono de mejor alumna del curso, describía a la artista como "muy desordenada. Yo siempre le ganaba en las notas por que siempre fui más aplicada, mientras que ella era despreocupada y sólo se interesaba por cantar".



El reproche a las injusticias



Un extracto de Viola Chilensis recrea a Violeta comentando una de sus arpilleras denominada "La Rebelión campesina" en una conversación con Magdeleine. "La situación campesina en mi país es de una pobreza extrema. Este hecho también afecta a mi abuelo, lo que me tiene muy molesta y la única forma de protesta que tengo es ésta".



El carácter de compromiso político de Violeta Parra en Viola Chilensis se materializa a partir de anécdotas que demuestran su calidad de militante por causas que hoy parecen de vanguardia, como la paz y la lucha antinuclear. "Ella lo hacía en los años cincuenta o a comienzos de los sesenta, es decir, un adelanto visionario tremendo. En ese sentido sus compromisos con las causas me parecieron absolutamente relevante", afirma Luis R. Vera.



"En Ginebra Violeta salía a protestar frente a la embajada de España en pleno régimen de Franco. Convertía una botella de Coca Cola en un elemento de protesta, cambiando la bebida por pintura. En las marchas por la paz y el desarme nuclear, ella participaba con su guitarra en una caminata que duraba tres días. Siempre con gran alegría", añade.



Un aspecto que siempre se criticó de Violeta fue el que en su vida nómada -impulsada por su hermano Nicanor Parra-, grabando y recopilando folclor en diferentes pueblos de Chile, recolectó cultura, costumbres, modos de vida y reflexiones, haciéndolos suyos, sin dar crédito al origen de las creaciones.



En Viola Chilensis, este tema se materializa en el comentario de Rosalinda Carrillo, una cantora de Ñuble, que relata algunos aspectos sobre su relación con la artista y la forma en que rescataba la esencia de aquellos pueblos para incluirla en su obra. "Cuando me comenzó a frecuentar nos juntábamos con la Violeta y le daba algunas canciones. Como yo no sabía escribir, le dictaba y ella copiaba", dice.



La aproximación a Violeta



Junto con los testimonios de sus familiares, en el documental poetas, escritores y cantautores de todas partes del mundo retratan el particular universo de uno de los más destacados íconos artísticos de Chile. "La variedad de personajes refleja el gran número de personas que pueden sentir y aproximarse a la obra de la Violeta desde ángulos muy distintos, ya sea su familia, sus amigos, conocidos y en algunos casos, expertos que tienen una visión profunda sobre su obra", asegura el cineasta Luis R. Vera.



Para Vera, Viola Chilensis se preocupa de no intervenir en la narración, dejando plena libertad al público para interpretar, cuestionar o deducir muchos de los aspectos algo desconocidos de la artista. "Es decisivo que el espectador se acerque a la pantalla y a los personajes, los que van desfilando y tejiendo a este multifacético personaje para entregárselo a la gente. Me parecía una molestia poner una voz en off que fuera amarrando los sucesos. Lo que realmente interesante es entregar los elementos al público para que este se conforme una imagen propia".



Personajes como Silvio Rodríguez, comentando el dominio de la música culta por parte de Violeta Parra; Mercedes Sosa hablando, sobre el homenaje que le rindió; Isabel Allende, afirmando una influencia sobre su obra; el Tío Lalo Parra, relatando sobre la vitalidad, fuerza y alegría que la autora de Gracias a la vida tenía, dan una luz de cómo exprimía su vida.



Los principales escenarios del documental son los que Violeta Parra habitó y creó en los desiertos, valles, ciudades, aldeas, montes y mares de Chile, al igual que en el resto del mundo, como París, Ginebra, Roma, Buenos Aires o La Paz, que también marcarían su obra y su destino. "Cuando estuve fuera de Chile, lo que más me vinculaba con la identidad nacional, con las raíces, con el sentimiento nacional, era la obra representativa de la Violeta", comenta su director.



Este primer documental completo sobre la vida y obra de Violeta Parra, uno de los personajes más apasionantes y controvertidos del ancestro cultural, y uno de los símbolos emblemáticos de la identidad nacional, que junto a Pablo Neruda, está profundamente enraizado en la cultura popular y mítica en Chile y el mundo, cumple con su labor de acercarnos a la vida de un personaje que se fue antes de tiempo, cuando nadie estaba preparado para despedirla.



"La muerte fue un hecho tan espontáneo como lo fueron sus actos de creación. Nadie muere por una sola causa. Eran demasiadas las preocupaciones que tenían que ver con su arte, con su labor cultural, con como era la recepción que tenía la sociedad chilena de la época, en relación a lo que ella estaba haciendo. En fin, una serie de innumerables hechos que la desorientaban, dentro de los cuales aparece fuertemente la búsqueda del amor total que la Violeta quiso tener, pero que finalmente no pudo conseguir", concluye Vera.



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