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Provincia Kapital: Una protesta a través de la belleza

Basada en una obra de Bertolt Brecht, el director Rodrigo Pérez crea una obra donde rescata el rol social del actor a través de un montaje cargado de un potente discurso colectivo con que crítica al sistema capitalista. A través de la música y la belleza, plantea un drama épico que le permite además, responder a su necesidad de hacer un homenaje al oficio del actor.


Con una sonrisa que inunda su rostro, el actor Rodrigo Pérez evidencia la satisfacción que siente en estos días tras el estreno de Provincia Kapital. Y es que después de cinco meses de trabajo, marcados por "el entusiasmo y la generosidad de los actores" y un escaso presupuesto, el resultado parece llenar las expectativas del director: una obra subversiva, cargada de "belleza y reflexión". Pero esta sensación de plenitud también radica en el reencuentro de este grupo de actores con un teatro comprometido con el rol social de su oficio, al plantear en escena un discurso colectivo marcado por la protesta y las críticas al sistema económico.



Basada en la ópera "Auge y caída de la ciudad de Mahagonny" (1928), del dramaturgo alemán Bertolt Brecht y la composición musical de Kurt Weill, la historia gira en torno a una cuidad en la que todo está permitido, donde todos son plenamente libres de hacer lo que quieran, y donde lo más importante es lograr la satisfacción plena a través de principios básicos como "comer, fornicar y chupar". A partir de este sencillo argumento, se desencadenan una serie de reflexiones. Siendo un conocedor del teatro de Brecht, Rodrigo Pérez crea una versión chilena de esta especie de fábula de la sociedad capitalista, contextualizando la obra en nuestra realidad, tal como lo indica su autor.



Con 29 actores y 7 músicos sobre el escenario, el director va componiendo escenas llenas de música, donde el discurso -cargado de guiños a nuestra historia reciente y a nuestra capacidad de olvido- adquiere un carácter colectivo muy potente. La obra es una trinchera desde donde este numeroso elenco entrega "un mensaje esperanzador, dentro de lo desesperanzadora que es la obra" al crear un espacio de rebeldía. Tanto los textos, los coros y la particular pizarra donde los actores escriben y renuevan sus reclamos se convierten en espacios de expresión. De esta manera se construye esta "ciudad dorada", un lugar perfecto para que Rodrigo Pérez combinara distintas necesidades creativas para llegar a Provincia Kapital.



¿Cómo nació este proyecto?
– A mí me parecía interesante varias cosas, como que confluyeron varios elementos que se juntaron en este proyecto. Por un lado yo tenía la necesidad de hacer un trabajo que tuviera al interior de él un elemento musical. Musical y no comedia musical, sino con la música en vivo, por un tema que dice relación con la emoción o el estado que a mí como espectador me provoca la música en vivo, que tiene que ver con una emoción enorme, muy lejana a lo racional. A uno le entra por un lado que yo no sabría describir. Ahora si a esa música nosotros le ponemos contenido, contenido en términos de lo que se dice, y en un contexto con contenido racional, la mezcolanza a mí me parece que es espectacular.

– Paralelamente a eso yo tenía desde hace mucho rato la idea -estaba buscando el cómo- de hacer para nosotros mismos digamos para los que estamos en el oficio un homenaje al oficio del actor, un homenaje que significara una recuperación del sentido social que el rol del actor tiene en una cultura, en un país, en una ciudad. Tiene que ver con hablar, con hablar de temas, con dejar un poquito de lado el ego, y estar arriba del escenario en función de narrar una historia en que uno hace un ejercicio de opinión, y estamos todos en la misma contando la historia que eso es lo único que importa, que es el origen finalmente del oficio.



¿Y qué te cautivó del texto?
– La obra, que era el otro tema, el tercer nivel importante, narra una anécdota que es bastante simple, llena de contradicciones. Ahora si uno piensa que esta obra fue escrita por 1927, 28, desde la post revolución industrial, estaba planteando como un llamado de alerta a lo que se podía llegar con un sistema estructurado desde el capital, desde el capitalismo. Y en ese sentido la obra me resulta a mí tremendamente premonitoria por decirlo de alguna manera, porque es finalmente donde estamos viviendo. O sea sin ninguna doble lectura, es concreto y real: es un sistema que se instaló que tiene una serie de leyes, en que el capital es el que manda, se llama libre mercado le podemos llamar ahora pero es lo mismo, y ese es el lugar donde nosotros estamos instalados.

– Entonces hacer una obra en que su anécdota hace un comentario crítico al sistema a mí me parece tremendamente importante. Y es tremendamente fácil que un grupo de actores, entre en términos ideológicos a compartir los postulados de la crítica, y ocurra lo que tu viste, en que uno ve un grupo de gente, haciendo un ejercicio de opinión y con la noción de sentir que es importante decir lo que se está diciendo. Decir lo que se está diciendo desde la belleza y desde la belleza que provee la música y desde la belleza que provee el espacio y la belleza que provee la cantidad de gente que está arriba del escenario, porque es bonito de ver, desde la hermosura.



La belleza de la que habla Rodrigo Pérez también tiene que ver con la posibilidad de evidenciar sobre el escenario los mecanismos teatrales, planteando una reflexión sobre este arte, y de qué manera Brecht entendía el oficio del actor. Esta es una contingencia más que el director decidió insertar en su versión de la obra, otro discurso que se expone abiertamente sobre el escenario como parte de esta idea de develar que atraviesa toda la obra.



Puro amor



El contexto que rodea la creación de Provincia Kapital también queda en evidencia en el carácter colectivo de la obra. Haciendo evidente una realidad en nuestro país, el montaje se fue armando en base al esfuerzo y la voluntad de los actores y músicos involucrados en el proyecto. Con salarios sólo para los más jóvenes -"los que no están en la televisión"- y con una escenografía compuesta por sillas que fueron aportadas por el elenco, el montaje fue financiado en gran parte por auspicios, que apenas alcanzaron a costear los gastos técnicos. De esta manera, la obra refleja dentro y fuera del escenario lo que es su oficio.



¿Al ver a un elenco tan grande trabajando en una obra de esta envergadura, uno se pregunta cómo se sostiene?

– No se sostiene, O sea ¿sabes cómo se sostiene? A puro amor. Puro amor.



¿Para ti como director cómo ha sido la experiencia de trabajar con tanta gente?
– Súper bonita, o sea precioso porque además, de verdad puro amor o sea, no hay ningún tipo de divismo ni nada de eso, es lo que es el teatro en el fondo, es habitual. La gente se imagina otra cosa, pero es como uno trabaja. Ahora claro la cantidad de gente me dejó afónico un par de días, porque además es maravilloso trabajar con un grupo grande de gente, maravilloso, en términos humanos y afectivos, pero es atroz cuando la gente está contenta, porque están felices, y cuando están felices hablan. El tema es agotador. Entonces yo me quedé afónico varios días hasta que agarré megáfono, nunca me había pasado.



¿Tú tomas la opción de hacer teatro desde una política determinada?
-Absolutamente o sea yo creo que todo el teatro debería, y yo creo que lo tiene, lo que pasa es que es más o menos enunciado, una opinión. O sea el arte es subversivo porque de alguna manera instala como un elemento crítico al discurso oficial, no es oficial. El arte no es oficial, por definición. Ahora el arte puede llegar a convertirse en oficial y pasa a ser cultura y eso es un bien común digamos. Y de repente las obras que uno hace se convierten en cultura y dejan de tener el valor subversivo que tienen. Ahora a mi me gusta hacer las obras en temporadas cortas, precisamente por eso. Tal vez uno después la retoma y uno la va a ver como aquello que fue tan importante, y es cultura, y está bien es normal, pero cuando es arte, en su origen está el germen de los subversivo porque critica, comenta, opina respecto al discurso oficial, en este caso particular, respecto al discurso oficial que se tiene respecto al rol de los actores, y concretamente lo que la obra en sí misma, escrita el año 27, narra con respecto a un sistema que es el sistema donde estamos metidos, el sistema económico.



¿Cuál es el tema que a ti más te cautiva tratar en la obra?
– En este momento es la mezcla de por un lado la belleza, la belleza y la música que es un tema para mi súper importante, ahora en términos más como ideológicos, el reclamo a un sistema que llegó para quedarse, y cómo dentro de ese sistema no hay espacio para la recuperación de la propia memoria de un país. Y yo lo fuerzo y lo hago, o sea aparece.



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