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La dama chilena que revolucionó la decoración es recordada en Buenos Aires

Por estos días, el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires exhibe una muestra dedicada a la chilena Eugenia Huici de Errázuriz, quien a principios del siglo XX impuso una decoración sencilla y sofisticada en Europa, teniendo como discípulo al reconocido diseñador francés Jean-Michel Frank.


Cuando Eugenia Huici de Errázuriz llegaba a un nuevo departamento en Europa, de inmediato hacía quitar la molduras de las paredes heredadas de la estética de la Belle Epoque y pintar todos los muros blancos. Se aproximaban los años veinte, con todas las vanguardias artísticas en su apogeo, y la mujer de origen chileno e inmensa fortuna se trasladaba por Inglaterra, Francia y España sentando las bases de la decoración moderna.



Aunque su obra fue justamente su forma de habitar, por estos días el Museo de Arte Decorativo de Buenos Aires expone una muestra dedicada a ella, su paso por Argentina y al connotado diseñador francés de la primera mitad del siglo XX, Jean-Michel Frank, quien reconoció en vida que su amistad con Eugenia de Errázuriz fue fundamental para la estética despojada de ornamentaciones que desplegó en el diseño de muebles.



La mecenas de Picasso



Una estética de líneas sencillas y por momentos minimalista que Eugenia Huici desarrolló por intuición durante toda su vida. Aunque, según sugieren algunas notas biográficas, su educación en un colegio de monjas inglesas de Valparaíso habría tenido un gran impacto en su gusto por la simplicidad en la decoración. Pese a que terminó su educación en Inglaterra, no sería sino hasta su segundo viaje a Europa cuando se instalaría en medio de la clasa alta de gran alcurnia sudamericana que hacia fines del 1880 ya formaba una pequeña grupo con intereses artísticos y poder adquisitivo.



De la mano de su esposo, el millonario diplomático y aficionado pintor, José Tomás Errázuriz, se instaló en medio de Europa deslumbrando con su belleza a la comunidad artística parisina, donde fue retratada por Sargent, Jacques-Emile Blanche, Helleu y Giovanni Boldini, entre otros. Años más tarde, posaría para Pablo Picasso uno de sus grandes protegidos y la puerta de entrada hacia toda una generación de artistas protagonistas de las vanguardias.



Antes de que madame Errázuriz se encontrara con Jean-Michel Frank, ella ya había entablado relaciones con la comunidad artística europea, convirtiéndose en una suerte de musa y mecenas. En su villa de Biarritz, ‘La Mimoserie’, recibió entre otros al poeta Blaise Cendras, al músico Igor Stravinski y al mismo Picasso, quien con su esposa Léonce Rosenberg pasó su luna de miel en la residencia. El cubista por excelencia debe, en todo caso, algo más que una estadía a la dama chilena.



Antes de recibirlo en su casa, madame Errázuriz fue una de las primeras que colgó en sus paredes cuadros de Picasso y echó a correr el rumor de la existencia del cubismo entre sus amistades de alcurnia. Junto con ello, habría sido quien lo impulsó a dar un vuelco neoclásico para entrar de lleno en el mercado. A Jean-Michel Frank, según él mismo confesó en vida, le enseñó todas las nociones básicas de su trabajo.



Redefiniendo las artes decorativas



Aun poco estudiado, Jean-Michel Frank trabajó paralelamente al desarrollo de la escuela alemana de diseño y arquitectura Bauhaus, y se ha llegado a decir que prácticamente redefinió las artes decorativas. Protegido por Errázuriz, de ella aprendió un estilo despojado de adornos, de líneas geométricas clásicas y fundamentado en los grandes espacios donde los muebles más que organizarse, debían ser quitados.



Nacido en Alemania, la historia de Frank estuvo marcada por la muerte de sus dos hermanos en la Primera Guerra Mundial -quienes lucharon por el ejército francés- y el posterior suicidio de su padre. El estigma trágico lo acompañaría hasta el final de sus días cuando a los 46 años saltó por una ventana en Nueva York tras enterarse que el hombre de su vida se había emparejado con otra. Sin embargo, durante su vida el diseñador dejó su huella en obras realizadas en Europa, Estados Unidos y Sudamerica.



Hasta Sudamérica, Frank llegó escapando de los nazis. Su origen judío lo llevó primero hasta Lisboa desde donde se embarcó hacia Argentina. En Buenos Aires pasó rápidamente a integrar el círculo social más exclusivo. Por lo demás, durante su estadía inventó el llamado estilo Bariloche al diseñar los muebles del hotel Llao Llao con una técnica particular: siguiendo la tradiciones de la zona, la madera debía tallarse con una pequeña hacha para lograr una textura ondulada y luego pulirla.



Elogios de Silvina Ocampo



En la misma Argentina, Eugenia Errázuriz tuvo otra "seguidora" fundamental para la influencia de su estilo. "Todo lo que ella hizo parece nada, pero ¿quién había pensado las cosas como Eugenia, antes de Eugenia?», decía la escritora Silvina Ocampo a mediados del siglo XX, cuando en París o en Buenos Aires también decoró sus casas con un estilo dominado por los grandes espacios, la luminosidad y el retiro total de los adornos innecesarios.



Cercana de los 70 años, Eugenia Huici de Errázuriz regresó a Chile tras haber impreso un sello de sencillez y sofisticación en la decoración de interiores europeos. En 1949 fue atropellada, muriendo un año después a consecuencia del accidente.



Si la obra de Jean-Michel Frank hasta ahora no ha sido analizada en profundidad, aun más ignorado ha sido el influjo de Errázuriz, quien de hecho para una de las curadoras de la exposición en Argentina, Virginia Agote, fue una suerte de sorpresa ineludible al investigar la vida del diseñador. Un reconocimiento a su estilo se puede ver en el Museo de Artes Decorativas de Buenos Aires hasta el próximo domingo 5 de septiembre, donde además de muebles del diseñador francés hay una serie de fotografías de madame Errázuriz.



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