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Defienden decisión de celebrar Día del Libro sin centrarse en una obra

El secretario general del Consejo del Libro y la Lectura, Jorge Montealegre, explica que la resolución de que para los festejos no haya preferencia en ninguna creación literaria -a diferencia de las versiones 2004 y 2005, cuando se conmemoró a Neruda y a El Quijote respectivamente- obedece únicamente al interés de estimular la diversidad.


El año pasado duró más de cuatro horas ininterrumpidas. El Ex Presidente Ricardo Lagos comenzó la lectura: "En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…", y luego le fueron siguiendo distintas autoridades, artistas, gendarmes, secretarias, bibliotecarios, estudiantes. Se conmemoraban los 400 años desde la publicación de El quijote de La Mancha, y todos los festejos del día del libro tenían a la obra de Cervantes como protagonista indiscutida.



Este año, el domingo 23 de abril, se repetirá esta suerte de ‘posta de lectura’, que se iniciará con la intervención de la Presidenta Michelle Bachelet, y a la que seguirán diferentes invitados y el público que quiera participar. A diferencia del otro año, la consigna esta vez es que muchos libros sean celebrados. Que cada persona el fragmento de un libro a su elección, y que luego se suceda otro trozo, y otro. Como un mosaico literario lleno de voces. "Va a haber personas invitadas provenientes de distintas actividades: deportistas, intelectuales, gente proveniente de diferentes ámbitos del trabajo, quijotes de la lectura. La idea es que estas personas elijan un fragmento de un libro que a ellos les ha marcado la vida", explica Jorge Montealegre, secretario general del Consejo del Libro y la Lectura.



Además del acto central, se han programado alrededor de 500 actividades para todo el mes de abril, incluidas ferias del libro en regiones -en Santiago será en la Plaza de Armas- y homenajes a escritores como Nicanor Parra, Eduardo Anguita, Marta Brunet, Gabriela Mistral, Jorge Teillier y Francisco Coloane. También habrá concursos literarios: «Mi libro favorito» dirigido a niños, y «El libro que marcó mi vida» para jóvenes y adultos. El programa completo de los festejos puede consultarse
aquí
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Montealegre explica que, si bien estas celebraciones son simbólicas, y corresponden a los festejos que se hacen anualmente en todos los países, tienen un impacto real en términos de aproximar a las personas y la palabra escrita.



-Más allá del festejo puntual, ¿qué impacto pueden tener estas actividades en términos de impulsar la lectura, de motivar a la gente, sobre todo a los jóvenes?
-Esta actividad sirve mucho para la promoción y el descubrimiento del placer de leer. Hay gente que en estas ocasiones engancha en el mundo de la lectura. Nos interesa reactivar simbólicamente un contingente de animadores de la lectura, a los que nosotros llamamos "Quijotes de la lectura", que están durante todo el año impulsando la lectura en grupos diversos.



-¿Cuáles han sido los resultados que estas actividades -sumadas a las demás inicativas como los "caseros del libro", el bibliometro y similares- han tenido en términos de cercanía con la lectura?
-Se expresan dos sentimientos, aparentemente contradictorios: por una parte, una preocupación grande, porque hay mucha gente que lee muy poco; por otro, hay optimismo porque las bibliotecas son más abiertas y hay más condiciones para que la gente tenga acceso al libro. Esta celebración es una motivación para acercar a la gente en distintos sentidos. Haber rescatado hace dos años el centenario de Neruda, y el año pasado El Quijote de la Mancha y los 60 años del Nobel de la Mistral fueron buenos pretextos para hacer actividades. Este año, al centrar el concepto en todas las lecturas, nos interesa el tema de la diversidad, más que un solo autor. Cualquier libro es válido para ingresar a este mundo.



La diversidad en la lectura



-Como usted menciona, en las versiones anteriores se elegía un libro central para las celebraciones, lo que le daba cierta coherencia y un hilo conductor, sin que ello implicara dejar de lado otros libros. Llama la atención que esta vez no haya una obra principal, sobre todo considerando que se celebran los 60 años de El principito, que no es menor.
-Las veces anteriores ha habido felices coincidencias, diría yo. En un caso era el centenario de Neruda, que no se repite todos los días, y en el otro, eran los 400 años del Quijote. Pero hoy, que estamos en una nueva situación democrática, en la que el tema de la diversidad es importante, es fundamental llevar ese concepto al libro y a los lectores. Es más desdibujado que centrarlo en una sola obra, pero da acceso a toda la gente y a sus diferentes gustos para participar. El principito se está celebrando, pero también hay otros libros locales que se están celebrando.



-¿Pero esta política de que se celebran todos los libros no podría generar cierta suspicacia respecto de que no se ha querido favorecer a ninguna editorial, casi como una política de neutralidad frente al mercado, puesto que otras veces siempre una casa editorial salía favorecida?
-Sería difícil que se generara suspicacias. Tendría que haber una propuesta muy fuerte para celebrar una obra local. Por ejemplo, este año se celebra el centenario de Humberto Díaz Casanueva es difícil, que ojalá conozca todo el mundo, pero no es fácil de leer. Cuando se pone el acento en la diversidad, obviamente también se pone el acento en la pluralidad de orígenes de las obras. En el caso del Quijote, hubo una obra especial de las Academias de la Lengua, que fueron las que el Estado compró. Yo descartaría las suspicacias, no veo por dónde.



-Porque podría parecer un esfuerzo intencional de no favorecer a ninguna, de no incomodar a ninguna escogiendo una obra.
-Lo descarto absolutamente, así como la sospecha de que haya habido otros intereses en las celebraciones anteriores. Un centenario de Neruda no se repite todos los días, ni los 400 años de El Quijote.

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