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Juan Manuel de Prada, el quijote católico de las nuevas letras españolas

Autor visitó Chile para hablar sobre su más reciente novela titulada »El séptimo velo», su trabajo más maduro, con el que consagró una carrera que durante 12 años se ha visto vertiginosamente plagada de elogios y premios de la crítica, transformándolo en uno de los autores más leídos en España.


Tiene 36 años y desde 1994 está en el trabajo de las letras. Pero más años han transcurrido en su otra faceta literaria, la de cronista en los principales diarios de su país. Antecedentes que podrían describir perfectamente a un escritor rupturista, crítico y desprovisto de cualquier lazo intelectual y de pensamiento que lo amarre a una sola filosofía.



No obstante, Juan Manuel de Prada es diferente, porque hace algunos años se reencontró con un pasado que lo ha transformado en una especie "templario de las letras". Claro, porque desde un tiempo hasta ahora, dice, la "fe" volvió a ser una convicción. Más específicamente el "catolicismo", la religión que sus padres le transmitieron desde pequeño, pero que olvidó con la rebeldía de la adolescencia y de la cual se desprendió por completo con la autosuficiencia de la juventud y que ahora recuperó casi por arte de magia.



El autor visitó Chile para hablar sobre su más reciente novela titulada "El séptimo velo", su trabajo más maduro, con el que consagra una carrera que durante 12 años se ha visto vertiginosamente plagada de elogios y premios de la crítica, transformándolo en uno de los autores más leídos en España por estos días.



Su primera obra relevante fue "Coños" (1994), un inusual libro de prosas líricas y que fue reconocido por grandes figuras de las letras españolas como Francisco Umbral. Al año siguiente, publicó "El silencio del patinador", donde cultiva una prosa barroca y cuidada, muy distante de la de otros autores de su generación.



Su siguiente trabajo fue "Las máscaras del héroe" (1996), relato al que siguió "La tempestad" (1997), de trama detectivesca y que fue galardonada con el Premio Planeta. Pero no fue hasta 2003 cuando encontró la consagración gracias a la novela "La vida invisible" (2003) con la que obtuvo el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa en 2004.



Católico, apostólico y escritor



Pero no todo ha sido fácil en la carrera del escritor. "Cuando comencé a escribir me di cuenta que había mucha hostilidad en el mundo literario a todo lo que fuera católico", asegura de Prada. "Cuando leí la autobiografía de Gilbert Keith Chesterton (escritor inglés de pensamiento liberal en un principio, pero que acabó siendo un conservador), me di cuenta que le ocurrió lo mismo. Descubrió mucha hostilidad en el medio literario y eso lo hizo interesarse aún más en el tema religioso", explica.



Dicha hostilidad, dice Prada, se ha traducido en una animadversión intelectual en un medio cultural poco acostumbrado a las convicciones religiosas, incluso en España, uno de los países con mayor porcentaje de católicos.



«Las hostilidades de las que hablo se han volcado hacia a mi y otros escritores católicos, autores que tienen una convicción religiosa definida pero no escriben sobre aquello en sus libros. Ahora también debo decir que quizás soy una persona que no ha participado demasiado del medio literario. Pero sin duda, las ideas que defiendes y si son sobre todo religiosas, pueden hacerte ganar la animadversión de este medio cultural en particular", explica.



Por eso, De Prada considera personales y aisladas dichas críticas a sus convicciones, ya que su pensamiento religioso se plasma implícitamente en sus textos. "No trato de ser un escritor religioso. De forma implícita se puede rastrear ciertas huellas de mi fe en todos mis trabajaos, pero no es mi intención hacer proselitismo", señálale autos quien describe su más reciente libro "El séptimo velo", más bien como una novela histórica.



El código "de Prada"



Según este escritor español, lograr el argumento de su novela histórica, ese piso de conocimiento necesario para describir con exactitud una época, fue mucho más largo que el proceso de redacción.



Un argumento que siempre utiliza para justificar la serie de críticas que, en su momento, realizó al escritor norteamericano Dan Brown, quien en 2003 editó la novela "El Código Da Vinci", que le valió las críticas del mundo religioso, pese a que era una obra de ficción.



En dicha oportunidad, De Prada escribió un artículo publicado en el diario español ABC el 4 de marzo de 2006, bajo el título El Código de Dan Brown, donde asegura criticar desde el punto de vista literario y no religioso: "…los protagonistas se tiraban algo así como veinte páginas discutiendo si estaría redactado en arameo o sánscrito, ocasión que el bueno de Dan Brown aprovechaba para tirar de erudición Google y colarnos unos "tostonazos" desquiciados sobre tan venerables y vetustas lenguas, por supuesto regados por doquier de gazapos y disparates históricos…", señala sobre la falta de preparación y argumentación con la que, según dice, cuenta esta obra.



"Cualquier escritor tiene que tener un pundonor. Un escritor que carece de este elemento no es un escritor. Cuando leí la novela de Dan Brow y me di cuenta que el asesino es un fraile del Opus Dei, yo digo bueno, este señor no ha podido enterarse de lo que es el Opus Dei para saber que en ese movimiento no hay frailes. La novela está llena de errores de conocimiento delirantes y eso es lo que más me molesta, la desinformación más que la crítica a la fe en cualquier obra de este tipo", dice de Prada.



Al ejemplo de la novela de Brown también se suman otros ejemplos como el filme "La pasión de Cristo", una visión de la vida y crucifixión de Cristo. Esta junto a una serie de publicaciones como "El evangelio de Judas" y otros que cambian la "intocable historia" de Jesús en la tierra, parecen haber sido parte de una moda cultural sobre la que Juan Manuel de Prada tiene una teoría.



"Yo creo que esta búsqueda no es propia de nuestros años o sea una moda de hoy o de hace 3 o 4 años, sino que es algo propios de los tiempos post Segunda Guerra Mundial. Se trata de una mentalidad paranoica que hace que las personas vean conspiraciones en todo. Es fácil pensar que la iglesia ha hecho una conspiración para ocultar ciertos aspectos. Eso está a la orden del día. En España son muchos los periodistas empeñados en ver una conspiración en los atentados del 11-M", explica.



De Prada también tiene otra argumentación: "También en esto entra como ingrediente la muerte de Dios en las sociedades occidentales. Chesterton decía que cuando la gente deja de creer en Dios, comienza a creer en cualquier cosa y hoy en día se está dando ese fenómeno, creyendo en paparruchas como los templarios, el santo grial y un montón de cosas delirantes que tienen mucho que ver con lo que decía este escritor inglés a comienzos del siglo XX", concluye.



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