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Llega a Chile el juguete favorito de los nuevos fotógrafos del mundo

Desarrollar una disciplina artística siempre será un desafío. Sin embargo, cuando la tecnología mira hacia el pasado y se mezcla con las necesidades de la fotografía actual, todo parece ser más fácil. Se trata de máquinas fotográficas automáticas, cada una con un efecto que permite a usuarios más inexpertos capturar colores, texturas y encuadres como lo haría un artista.


Una de las imágenes capturadas por Lomography, una de las nuevas sensaciones de la fotografía mundial.

Quizás Martín Chambi, Joseph-Nicéphore Niepce u otros grandes de la fotografía mundial deberían estar revolcándose en su tumba. Eso para aquellos que cuentan con una susceptibilidad artística más ortodoxa. Pero para otros más cercanos a la modernidad y a la mezcla de la tecnología con métodos convencionales de hacer arte en fotografía, el mismo motivo puede ser simplemente sensacional.



Algunos destacados del mundo de la música, como el ex líder del grupo "Talking heads" David Byrne o el músico y productor Brian Eno, ya han sido conejillos de indias de un experimento que parece desatar un aura artística casi mágica y que permite a cualquier persona convertirse en alguien capaz de capturar una imagen tan célebre como el famoso beso de Robert Doisneau.



De eso se trata Lomography, una línea de cámaras fotográficas que a pesar del rápido avance tecnológico en materia de fotografía digital recurre a la fórmula del rollo de película y, sin variaciones en su estructura, permiten hacer imágenes que solo podríamos imaginar a cargo de un artista.



«Hay una cosa clara con todo esto. Con esta nueva tecnología no se busca la foto perfecta, sino capturar las cosas del día a día", aclara Cristóbal Valdés, representante de Lomography en Chile. «Incluso hay cámaras sin visor para capturar cosas que pertenecen a la cotidianeidad. La forma de fotografías y las cualidades de la persona permiten tener un resultado artístico", asegura.



Lomography son pequeñas cámaras fotográficas automáticas, cada una con un efecto que permite a los usuarios más inexpertos capturar colores, texturas y encuadres sin más necesidad que apretar un botón. Ojo de pez, colores saturados, flashes de colores, multilentes, son sólo algunas de las opciones con los que cuentan los distintos modelos de "Lomo", sumado a un diseño exterior contemporáneo, fresco, con aires, retro y kitch.



Aprobación profesional



Pero a pesar de la tentadora oferta del mercado y de la ingenuidad de quien pueda pensar que una cámara puede convertir a alguien en artista, Lomography cuenta con la aprobación de varios fotógrafos nacionales.



Uno de ellos es el chileno Jorge Brantmayer, quien asegura que este tipo de productos, pese a lo banales que puedan parecer, despiertan en las personas cualidades artísticas que los acercan de una manera directa, a través de pequeñas obras, al mundo de la cultura. «Hay una gran cantidad de adeptos que usan estas cámaras en el mundo y a mi me parece muy entretenido porque va a incentivar el trabajo de autor», señala.



«Claramente para hacer foto arte es necesario tener una mentalidad artística y desde ese punto de vista una cámara no hará nacer a nuevas mentalidades, pero si provoca un incentivo interesante que no se debe desmerecer", explica.



Pensamiento con el que concuerda el representante de Lomography en Chile, Cristóbal Valdés, quien afirma con claridad que el objetivo del producto no es convertir a nadie en artista. "Lo importante es que cualquier persona pueda usarla y tener una herramienta creativa en su casa. No hay mecanismo difíciles, solo saber en que tipo de luz funciona y el resto es jugar. Uno de nuestros slogan es no piensas solo dispara. Eso creo que se resume el espíritu del producto", dice.



La historia de Lomography



En 1991, una Lomo Kompakt Automat de origen soviético, fue descubierta entre los anticuarios y ferias de Praga por dos estudiantes de arte austriacos, Matthias Fiegl y Wolfgang Stranzinger, quienes inmediatamente se dieron cuenta de las propiedades únicas del aparato y comenzaron a coleccionarlos.



La Unión de ópticos y mecánicos de Leningrado (Leningrandeskoye Optiko Mekhannichskoye Obedinyeniye -origen de la sigla Lomo- fue inventada en plena Guerra Fría para los agentes de la KGB, pero terminó por convertirse en el registro del pueblo ruso por su fácil operación y resultados.



Pero lo que llamó la atención de Fiegl y Stanzinger fueron las posibilidades creativas del dispositivo, y comenzaron a promocionarla en su país a través de la creación de una Sociedad Lomográfica. El objetivo era abrir en Viena un espacio cultural dentro de la fotografía instantánea.



Desde 1992, la Sociedad comenzó a organizar lomo-exposiciones (la primera Exposición Lomográfica Internacional se realizó en 1994 en Moscú y Nueva York simultáneamente). En 1995 se registró comercialmente en Viena para evitar el cierre de la fábrica de San Petersburgo -donde se realizaba el ensamblaje- y para comprar los derechos que permitieran distribuirla en todo el mundo.



Ese mismo año se abre la primera Lomoembajada en Berlín unidad esencial de la organización y que actualmente con la chilena ya son 70 delegaciones en más de 30 países. En septiembre del 2007 se realizará el Lomography Wolrd Congress, se cumplirá con el desafío de instalar el Lomo Wall más grandes de la historia, en esta acción podrán participar todos los lomografos interesados.



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