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Senador Ávila y ciudadanía fundan Agrupación Pro Defensa del Pequén

Enrique Silva Simma (PRSD), ex Contralor de la República y ex Canciller fue elegido como el presidente del grupo. "Se ha comido 25 pequenes de una sola sentada y nadie está en condiciones de igualar eso", aseguró Ávila.


Esta mañana el senador Nelson Ávila en compañía de correligionarios del Partido Radical Socialdemócrata (PRSD) y representantes de la ciudadanía, llevaron a cabo en acto fundacional de la denominada "Agrupación Pro Defensa del Pequén", la cual tendrá por objetivo difundir y rescatar del olvido a este peculiar patrimonio cultural gastronómico de nuestro país.



En el "Restaurant Nilo", local 109 del Mercado Central de Santiago, único bastión que comercializa los pequenes, el notario público Humberto Santelices dio lectura al acta fundacional de dicha asociación, en la cual sus firmantes – Nelson Ávila, Julio Morales, Armando Silva, Ernesto Medina, Pdte. Aquí la Gente, Ernesto Treviño, Economista y Doctor en Educación de la Universidad de Harvard, Alejandro González y el dueño del negocio gastronómico, Cristián Rauld -, encabezados por su presidente, el ex canciller Enrique Silva Simma, se comprometieron a representar y promover el valor e interés de la existencia del pequen como expresión como cultural de la chilenidad.



Compuesto esencialmente por cebolla cocida en hueso de cordero, un poco de agua, verduras surtidas, ají color, una serie de aliños de procedencia araucana y envueltos en una masa que imita a la empanada, pero certeramente no tiene nada que ver con la carne, el Pequén se ha convertido en un icono de la historia de Chile, el cual se funde ente componentes sociales y políticos.



En este contexto el senador Nelson Ávila explicó que "el ‘pequén’ nace como una forma creativa de nuestro pueblo de combatir el hambre que en la época del salitre afectaba a la gran mayoría de los chilenos. Es un esfuerzo entre sociológico y antropológico para poner de relieve en el Chile de hoy como símbolo a un producto culinario que acarrea el ingenio de nuestro pueblo y al mismo tiempo retrata el sacrificio y el dolor que le correspondió sufrir en un período determinado de nuestra historia".



Asimismo, el parlamentario destacó la casualidad que se dio entre el renacimiento de este producto y el aumento del valor de los alimentos en el país. "Quizás ha sido una curiosa coincidencia el hecho que el resurgimiento del pequén se de en un contexto de alza generalizada de los productos básicos. Y como mayor curiosidad aún, hace unos meses atrás comerse un pequén era un verdadero lujo porque la cebolla estaba a punto de venderse en las joyerías rodeada de algodones y éste, por primera ves en la historia y en estos gobiernos de la Concertación adquiere un relieve y una importancia que nunca tuvo. Pudo haber ingresado a los más elegantes salones portando tras sí el altísimo precio de la cebolla".



Ironizando con la coyuntura política nacional, Ávila sostuvo que "si entendemos que el pequén es una creación popular que se le entrega a la gente merecedora de afecto bajo ninguna circunstancia podría alguien imaginar entregar este producto al ministro de Hacienda o aquellos que están en la concepción del Transantiago. El pequén sirve para paliar los efectos de este "Frankenstein descerebrado" que todavía anda suelto por la ciudad".



Representante de la historia



En el acto celebrado en los pasillos del Mercado Central, los miembros de la Agrupación Pro Defensa del Pequén no sólo destacaron su misión como miembros fundadores, sino también a la persona que ha sido elegida para dirigir los pasos de esta sociedad.



Enrique Silva Simma, militante del PRSD, ex Contralor de la República y ex Canciller de Chile, ha sido electo como presidente de la agrupación. Pero tal como explica el Senador Nelson Ávila, dicho cargo no fue obtenido por ningún "pituto", sino surge por la más nítida y transparente voluntad popular. "Se ha comido 25 pequenes de una sola sentada y nadie está en condiciones de igualar eso".



Según cuenta el propio afectado, quien afirmó que le resulta muy grato aceptar este cargo, "en una tarde de invierno, luego de una asamblea de la juventud radical, los correligionarios inventaron una competencia de quién comía más pequenes. Nos trasladamos a la calle recoleta frente a la Iglesia Franciscana y una viejita que atendía en el local nos trajo los pequenes, que en ese entonces se calentaban en una vieja estufa a parafina. Ahí me salió competencia, un correligionario que tenía fama de buen diente. Pero él sólo se quedó en los 14, mientras que yo logré comer 25 unidades de este patrimonio gastronómico, convirtiendo esta anécdota en todo una leyenda".

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