Poeta se encuentra en la isla participando como invitado especial del 49 premio literario «Casa de las Américas».
El poeta Gonzalo Rojas, Premio Cervantes 2003, demostró nuevamente su buen humor al público cubano asistente a la presentación de su antología «Contra la muerte y otras visiones», de la que leyó algunos poemas que consideró «malos», pero también «limpios» y «temerarios».
Rojas, de 90 años, está por segunda vez en Cuba participando como invitado especial del 49 premio literario «Casa de las Américas», que inauguró el pasado lunes y el jueves realizó una lectura de sus poemas, en los que aseguró se enlazan «vida y poesía».
«Estoy en esta Casa que es la mía, que siempre lo fue, sigue siéndolo, nunca dejó de serlo y se me da la opción de leer papeles míos», expresó el poeta chileno poco antes de leer o más bien memorizar poemas como «Sermón del estallido», «La viruta», «Vaticinio» o «El cofre».
Se autoproclamó «Allendero», en alusión al desaparecido ex presidente chileno Salvador Allende, también afirmó que sus poemas son «feos», «malos», pero «limpios» y «temerarios», y que «la poesía como la música hay que releerla».
Rojas hizo reír y aplaudir al auditorio reunido en la sala «Manuel Galich», que le escuchó atentamente hasta el final y esperó en fila por su firma en el libro publicado por el Fondo Editorial de la institución cultural anfitriona.
El presidente de «Casa de las Américas», el escritor cubano Roberto Fernández Retamar, acompañó al chileno en el acto y señaló que está desde hace muchos años profundamente vinculado a la institución cultural.
Fernández Retamar destacó su «deslumbrante producción», calificó de «espléndidos» sus poemas, llamó a Rojas «ciudadano de la lengua» y recordó que ha recibido galardones tan importantes como el «Reina Sofía» (1992) y el «Cervantes».
«Gonzalo ha escrito una obra única y creciente como «Hojas de hierba de (Walt) Whitman», añadió.
Gonzalo Rojas está considerado el mejor poeta vivo de su país y ocupa un lugar cardinal dentro de la literatura latinoamericana contemporánea.
En los años sesenta y principios de los setenta se desempeñó como diplomático de su país en China y en Cuba, y al ocurrir el golpe militar contra el Gobierno de Salvador Allende en 1973 marchó al exilio hasta 1979, año en que pudo regresar a Chile.
Su obra poética ha sido recogida en los volúmenes «La miseria del hombre» (1948), «Contra la muerte» (1964), «Oscuro» (1977), «Transtierro» (1979), y «El alumbrado» (1986), entre otros.
EFE
