Publicidad
BBC News Mundo

Londres: «demasiado» sexo en la ciudad

Clubes de striptease de la capital británica están en el centro de una batalla comandanda por ayuntamientos que insisten en que ya hay demasiados.


Los clubes de striptease de la capital británica están en el centro de una batalla comandanda por ayuntamientos que insisten en que ya hay demasiadas instalaciones de ese tipo.

Desde el comienzo del siglo, la industria del entretenimiento para adultos ha experimentado un auge en Londres.

El número de clubes de bailes eróticos se ha duplicado a más de 300 desde 2004, según datos oficiales.

Hasta principios de este año, los clubes de striptease no necesitaban solicitar una licencia específica para operar como establecimiento dedicado a la actividad sexual, lo cual hacía difícil a las alcaldías controlar la proliferación de esos negocios.

Pero desde abril, nuevos poderes concedidos a las autoridades locales en Inglaterra y Gales permiten requerir a los clubes de striptease licencias como lugares donde se mantienen relaciones sexuales.

Y varios consejos municipales de Londres planean aprovechar el cambio en la ley para detener el auge de esos negocios.

De las 32 municipalidades de Londres, 10 dijeron que estaban revisando su política en materia de clubes de striptease.

Otras ocho están proponiendo no conceder más licencias.

«Es suficiente»

El municipio de Hammersmith y Fulham, en el oeste de Londres, controlado por el Partido Conservador, es uno de los primeros en Londres en adoptar esa política, tras una consulta pública.

«Queremos asegurarnos de que ningún otro establecimiento dedicado al sexo pueda abrir», dijo el concejal Greg Smith.

Mientras, junto con los ayuntamientos de Hackney y Camden, el de Islington, controlado por el Partido Laborista, está consultando a los residentes sobre el tema.

«Estamos de parte de los residentes y ellos no quieren ese tipo de actividades en sus comunidades «, dijo el concejal Paul Smith.

«Creemos que ya hay suficientes lugares de encuentro sexual en Islington. No necesitamos más», añadió.

Chris Knight, vicepresidente de la asociación británica de Lap Dancing, reconoció: «Es posible que algunos lugares puedan llegar al punto de saturación de este tipo de clubes».

Pero, agregó, es importante «no penalizar» los negocios.

«Unas 30.000 mujeres jóvenes trabajan en esa industria y contribuyen con miles de millones a la economía», sostuvo.

«Gran peligro»

Para la periodista feminista Laurie Penny hay cuestiones más relevantes que deben ser abordadas en la industria del sexo y la prohibición de clubes eróticos no es lo que va a resolver los problemas.

«No vamos a derrocar al sistema patriarcal sólo evitando la apertura de clubes», añadió.

«Incluso en los clubes legales, las mujeres son objeto de explotación y están en gran peligro», dijo Penny.

«En vez de simplemente prohibir los clubes, debe haber una investigación adecuada sobre las prácticas laborales en esos sitios», sugirió.

Westminster, en el mismo centro de Londres y gobernado por los conservadores, tiene 27 clubes con autorización para ofrecer espectáculos de striptease; sin embargo, el municipio no cuenta con planes de cambiar su política de licencias.

«Estamos centrándonos en cerrar los establecimientos sexuales ilegales», afirmó el responsable de la oficina de licencias, Andy Ralph.

«Estamos trabajando con la policía y los propietarios para lograrlo», explicó.

Peter Stringfellow, quien es propietario de dos de esos clubes en Westminster, opinió que los enemigos de ese tipo de negocio hacen daño a sus localidades.

«Si los municipios se encuentran en una especie de cruzada moral para acabar con este tipo de entretenimiento están equivocados», porque «un club bien administrado es un negocio bueno para todo el mundo».

Según Stringfellow, los establecimientos de striptease puede ser mejores que, por ejemplo, una discoteca.

«No tenemos música a todo volumen, ni peleas para entrar, ni permitimos drogas».

Además, de acuerdo con él, la «tolerancia cero» sólo haría que proliferaran los sitios ilegales.

«En el momento que algo se prohíbe, pasa a la clandestinidad», remarcó.

«Si un club es ilegal, los propietarios no van a preocuparse por la seguridad».

Y eso «pondría a las bailarinas en peligro», en opinión de Stringfellow.

Publicidad

Tendencias