Publicidad

Penélope Cruz y Johnny Depp, dos piratas con poca química

Piratas, bucaneros, batallas, barcos y tesoros. Hasta ahí nada nuevo en esta «Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides» que hace ya la número cuatro de una saga taquillera y a la que se está exprimiendo el zumo hasta su última gota.


La esperada pareja formada por Penélope Cruz y Johnny Depp en «Pirates of the Caribbean» deja un gusto agridulce. Pese a las ganas que le ponen ambos, la falta de química es más que evidente en esta cuarta entrega en la que más que faltar, sobran cosas.

Piratas, bucaneros, batallas, barcos y tesoros. Hasta ahí nada nuevo en esta «Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides» que hace ya la número cuatro de una saga taquillera y a la que se está exprimiendo el zumo hasta su última gota.

Para justificar la continuación, a la salida de Keira Knightley y Orlando Bloom ha seguido la llegada de Penélope Cruz, Ian McShane, Sam Claflin o Astrid Berges-Frisbey.

El típico tesoro de cofre y joyas ha sido sustituido por la fuente de la eterna juventud. En los enfrentamientos entre piratas han aumentado los contendientes -incluyendo hasta un español defensor de la fe, al que da vida Óscar Jaenada-.

Y hasta han aparecido unas deslumbrantes sirenas que ofrecen el espectáculo visual más destacado de una película bien producida pese a que se barajan cifras de costes considerablemente menores a las de la tercera entrega («Pirates of the Caribbean: At World’s End», que contó con un presupuesto de 300 millones de dólares).

Pero pese a las brillantes batallas -se nota la mano de Rob Marshall, responsable de títulos como «Nine» o «Chicago»- su principal lastre es lo que debería ser su principal valor: la pareja protagonista.

Penélope Cruz está bien en su papel de pirata Angélica con historias pasadas con el más temeroso que temible Jack Sparrow. Y Johnny Depp en su línea entre gamberra e irónica en su interpretación del pirata más taquillero del cine.

Pero la pareja no funciona como pareja y eso es algo con lo que es difícil lidiar en una película.

Pese a todo, los amantes de estos piratas desastrosos seguirán encantados con sus andanzas y los detractores tendrán algún elemento más para continuar en el bando contrario, como la repetitiva música de Hans Zimmer, que se copia a sí mismo desde «Gladiator».

En todo caso, mientras la taquilla siga respondiendo la taquilla (las tres primeras entregas recaudaron más de 2.600 millones de dólares en todo el mundo), la supervivencia de la saga está más que asegurada.

«Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides» se estrena mañana en todo el mundo.

Publicidad

Tendencias