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Cómo autofinanciarse el estrellato

Los artistas ya no tienen que arriesgarse a perder toda su inversión, además de pasar un mal rato y salir con el ego aporreado. Las redes sociales les permiten saber de antemano si vale la pena montar un show.


«¡Hola Portland!»

«…»

«¿Portland? ¿Hola?»

Éste no era el mejor de los shows de Kim Boekbinder.

Su audiencia, de 18 personas, tampoco estaban pasándola bien.

No era que Kim fuera una mala cantante: tenía miles de seguidores. El problema era que sólo un puñado había podido asistir a este concierto en particular.

Al final de la velada, con su cola entre las patas, Kim se fue a invertir lo poco que había ganado -US$12,50- al bar más cercano.

Era necesario revaluar la situación.

«Después del concierto pensé ‘voy a vender de antemano los shows, porque nadie se siente bien cuando viene tan poca gente a verlo'».

Así que acudió a las redes sociales y buscó a los fans que la habían apoyado en el pasado.

Nuevo arranque

Lo que hizo fue proponerles que si ellos podían reunir US$1.000, ella iría a Nueva York y daría un concierto en vivo.

Si no se podía conseguir todos los fondos, no importaba: ella no perdería dinero y le ahorraría a su ego la paliza de cantar en una sala vacía.

Kim usó Kickstarter.com, un sitio web que le permite a la gente proponer proyectos que requieren fondos. A cambio de comprometerse a dar dinero, los patrocinadores generalmente reciben algún regalo.

Lanzado en 2009, la página atrae millones de dólares en promesas de sus miembros cada mes, lo que la hace el más grande de los sitios de este tipo que existen.

Los usuarios están protegidos de alguna manera contra el desperdicio de dinero, pues sólo los proyectos que logran recaudar la cantidad mínima especificada reciben los fondos.

Para el concierto de Kim, US$10 compraban un tiquete para el concierto, mientras que por US$200 la cantante se comprometía a escribir una canción sobre el generoso donante y a incluirla en el show.

«Pensé que sólo necesitaba 100 personas que pagaran US$10 cada una y con eso podría reservar un local que acomodara a 100 personas».

«O podría ser 40 personas pagando US$25, o una que pagara US$1.000, aunque eso habría sido un poco incómodo».

«Al final fueron 130».

Pero fue entonces que el verdadero reto empezó.

«Es una cantidad enorme de trabajo, y la logística de todo esto es un poco más complicada, pues no hay mucho tiempo para montar el espectáculo».

«Uno de los problemas que tuve fue que la gente no sabía qué iba a estar haciendo dentro de tres meses, por lo que no querían comprar un boleto para un concierto. Pero para poder encontrar un lugar realmente bueno uno necesita poder reservarlo con dos o tres meses de anticipación».

‘Fan-con-banda’

Para los artistas que están tratando de librarse de las normas establecidas por la industria para conseguir el apoyo de los grandes sellos discográficos, valerse del poder de internet es una manera relativamente sencilla de aprovechar su base de seguidores leales.

La banda británica Marillion logró convencer a sus admiradores en los años ’90 de recaudar US$60.000 para que ellos pudieran hacer una gira. Esto ocurrió mucho antes de las redes sociales: fue el e-mail lo que posibilitó tal hazaña en ese entonces.

«»Había unos mil fans en el mundo e incluso algunos que no estaban en Estados Unidos y no nos iban a poder ver donaron dinero, lo que fue algo extraño», recuerda el teclista Mark Kelly.

«Yo creo que los cautivó la idea y les gustó que fueran los seguidores los que organizaran la gira para nosotros y recaudaron más de US$60.000. Esa fue nuestra primera experiencia del poder de internet y la interacción fan-con-banda».

Años más tarde, y cansados de lidiar con las discográficas, la banda volvió a apelar a sus admiradores. En ese caso, para producir un álbum.

«Si pagaban de antemano, recibirían una edición especial con un libro y quizás un disco doble en vez de uno sencillo, canciones extra, ese tipo de cosas. Algo que fuera un artículo de colección para los fans verdaderos. Y también ofrecíamos algo así como que las primeras 7.000 personas verían su nombre en el libro».

«Esa fue nuestra ‘gran idea’ y nos llamaron pioneros de internet y otras cosas gracias a ello, pero todo nació de la necesidad».

Desde entonces, Marillion ha seguido lanzando sus obras con estrategias únicas. Su álbum de 2008, «Happiness is the Road», fue introducido intencionalmente en redes Peer-to-Peer (red de pares o red entre iguales o red entre pares o red punto a punto -P2P por sus siglas en inglés).

Entre tanto, Kim sigue ocupada planeando su próximo show, que -dice- probablemente sea financiado de la misma manera que el anterior.

«Sólo lo he hecho con un concierto, pero ha sido fantástico, hasta ahora».

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