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Opinión: Cómo hablar de libros que no se han leído A propósito del libro «Capital» de Thomas Piketti y algunas frases de Hermógenes

Opinión: Cómo hablar de libros que no se han leído

Raul Rispa, editor internacional, investigador independiente


Tomo el título de la irónica obra de Pierre Bayard (Anagrama 2008). Solo que para esta reseña del Capital du XXIème siècle  de Thomas Piketty / Enmanuel Sáez ––Seuil 2013;edición en in­glés, Belknap/Harvard 2014–– no se empleará la ironía: demasiado serio el asunto en nuestro contexto.

En corto: voces chilenas conser­va­doras atacan al libro acu­sando a los for­muladores de la (mal llama­da) Re­for­ma Tri­bu­taria de ba­sar su pro­puesta, en rea­lidad limitada y tímida, en esta obra de Sáez, pro­fesor de Berkeley, y Piketty, profesor de la École d’Économie de Paris y director de estudios de la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales. Como si aque­llo fue­ra un insul­to, descalifica­ción radical a priori ––no en­traré aquí en el ridículo internacional que ha hecho el Financial Times al pretender desautorizarlo diciendo que no cuadran las sumas(sic)––.

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Peor: los hay en Chile que desauto­rizan a Piketty incluso vanagloriándose de no ha­ber leído el li­bro ––cfr. Hermógenes Pérez de Arce, el mostrador, 12.05.2014; Jorge Castañeda, El Mercurio, 2.06.2014; et al.––, libro ahora insó­lito best-seller camino de medio mi­llón de ejem­plares vendidos en Es­tados Unidos, y fenó­me­no referencial en los me­dios de masas, todo inu­sual para un libro de Eco­nomía y Política Fiscal.

¿De qué trata El Capital del siglo XXI? ––sin editar en es­pa­ñol––. De la desigualdad cre­ciente en los ingresos (renta, flujo anual) y en la acumu­lación de la rique­za (patrimonio, stock fijo) entre una minoría muy pe­que­­­ña, “ el 1%”, cada vez más rica  y una ma­yoría pobre o de bajos sala­rios o clase media reba­jada, cada vez más lejos de aquellos pocos ricos y sus eje­cutivos.

Demuestra que es así desde el siglo XVIII en Francia y el XIX en Es­­tados Unidos y Gran Bretaña. Que la desigualdad disminuyó después de la II Guerra Mundial, con el triunfo de la socialdemocracia en Europa y la expan­sión de las clases medias y el consumo en Norteamérica. Para agu­dizarse de nuevo a ritmos más altos desde el inicios de este siglo XXI.

Su tesis es que no solo hemos regresado a los ni­veles de desigualdad en los ingresos del pasado, del siglo XIX, sino que vamos camino atrás a un “Capitalismo Patrimonial”, donde no cuen­tan tan­­to los talentos y logros del individuo en el libre mercado (el “sueño ame­ricano”) como las fami­lias dinásticas, una vuelta al Antiguo Régi­men.

Ello pone en riesgo a la sociedad y al propio capi­ta­­lis­mo: lo di­cen el FMI Fondo Monetario Internacional y el Foro de Davos, se­ñalan­do a esta ine­quidad como el segundo mayor riesgo para un pla­neta “glo­bal”. Lo afir­man los propios entes mayores del Ca­pita­lismo. La política de Piketty / Saez que se deriva de su análisis es de congruente lógica formal: subir la fiscalidad progresiva y en ámbito mundial a esas acumulaciones (stock) de riqueza, de Patrimonio. Algo muy usual a escala de naciones con polí­ticas de re-distribución desde hace tiempo, por cierto, de las más altas en bienestar social.

Y ¿cómo trata la materia-objeto el libro de casi 700 páginas? Singu­lar, em­pe­zando por el título, de rara habilidad entre economistas: ir pri­mero emocionalmente: al Das Kapital de Marx pero en el siglo XXI; y se­gundo, ir al corazón del asunto.

Los economistas somos farragosos en la escritura, porque el método ana­lítico propende a ello y esta ciencia no busca lo estético. El Capi­tal del si­glo XXI está bien escrito, se entiende por masas que no manejan los con­ceptos y herramientas, a veces demasiado matemáticas, de la disci­pli­na. Usa incluso a Jane Austen y a Balzac.

Y ese texto de cualidad literaria convive sin chirriar con exhaustivas se­ries y análisis de datos estadísticos, técnicas pioneras para seguir las hue­llas en el pasado de estas concentraciones de ingresos y de patrimonio. El re­sul­tado es un libro excelente, en lo que la mayoría hasta ahora de la crí­ti­ca independiente y sin pre-con­cep­tos coincide con el espléndido análisis del Nobel Paul Krugman en The New York Review of Books (18.05.2014).

El libro no es una novedad. Se había editado en Francia antes sin eco po­pular. Y Piketty/Sáez habían escrito numerosos artículos especia­lizados sobre el tema desde 18 años atrás al menos. Sucede que en Esta­dos Uni­dos, actualmente y bajo la Presidencia de Obama, el tema de la des­­i­gual­dad ha calado muy hondo. Como debiera ser en Chile, a pesar de las pocas familias dinásticas y sus servidores.

Cualquier analista riguroso coincidirá con Agostini cuando éste dice que el debate de la Reforma Tributaria en curso es “muy ideo­lógico, poco téc­nico y poco serio”. Hablar del libro de Piketty sin haberlo leído es otra prue­ba más de ello. Igual que prueba lo poco que por desgracia se lee en este país, incluso por la élites. Y de que la Cultura, en este Chile encerrado en sí mis­mo, es la gran olvidada en una imprescindible, y aún ausente, Es­tra­tegia-País a largo plazo si se desea un futuro de nación avanzada.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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