En la Galería de Video Arte Concreta del Centro Cultural Matucana 100, se presenta «El Jardín de las Especies», una muestra seleccionada por el artista visual Pablo Langlois. Se trata de ensayos, exploraciones y ejercicios en torno al video realizados por estudiantes y egresados de la Escuela de Cine de Chile.
Estos ejercicios y obras no dependen de una convocatoria común o de un mismo enunciado. Son el resultado de distintos propósitos, como por ejemplo el encargo que se le hace a un grupo de estudiantes para que reproduzca un cuadro y logre cuestiones técnicas, como las condiciones de luminosidad que se representan. Organizan la escena, disponen los actores (que son ellos mismos), y ajustan la luminosidad. El resultado es la escena sin drama, sin cuerpos llenos de efectos, sin actuación: cuerpos tan indiferentes como cotidianos, sin el aura con el que se abanican sus referentes. “Hay una serie de ejercicios que reproducen en cine cuadros de la historia del arte, entre ellos en el Matrimonio de los Arnolfini (Jan Van Eyck, 1434), los estudiantes logran exactamente esta escena, pero lo hacen reproduciendo los ropajes con papel crepé, todo por lograr las condiciones exactas que muestra el cuadro, se consiguen lámparas, objetos, trucan los espejos, imitan los sombreros con cartones pintados. Todo un esfuerzo que se rompe pues no pueden evitar reírse, no tienen la intención de copiar la solemnidad del cuadro; y eso les agrega humor» añade el curador Langlois.
A otro grupo se le piden cinco fotografías. Se le encarga la tarea de ilustrar un concepto. Pero al mismo tiempo se les impone la tarea de preocuparse más de los aspectos formales o de composición, es decir, de traducir el concepto con la forma. Entonces cortan, recortan, repiten para finalmente agregar una banda sonora que le dé al conjunto una intención, que en la mayoría de los casos es el humor, o más bien una ironía escolar: esa ironía lanzada con la distancia de quien le teme al receptor.
Finalmente están los ejercicios mayores. Ejercicios de autor. Aquí la incertidumbre y la condición errante de los autores es mayor: tan guiados como librados a su suerte enfrentan las vicisitudes de producir en condiciones precarias: ya no son estudiantes, (al menos no alumnos), pero tampoco cineastas. Tienen algo que decir pero más para demostrar. “Hay un cortometraje muy interesante que es Acuario, con escenas filmadas en 16mm debajo del mar. Se fueron en bote y tuvieron que construir una carcasa de vidrio para meter la cámara, es decir en condiciones muy complejas de producción”, explica el Langlois.
A estos distintos grupos, el curador los toma como distintas especies que conviven en la exhibición, como en un jardín en el que hay maleza, arbustos y plantas; de ahí el nombre de la muestra.
