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«Romeo prisionero» el dilema del amor prohibido de Shakespeare en clave gay Habla el director y actor Felipe Ríos

«Romeo prisionero» el dilema del amor prohibido de Shakespeare en clave gay

Se trata de una versión libre del clásico de William Shakespeare, Romeo y Julieta, con un elenco de 12 actores interpretando todos personajes masculinos. Se estrena el próximo jueves en el Teatro Finis Terrae. Acá Ríos habla de la obra, del tema de la homosexualidad en Chile y de dificultades de financiamiento, entre otros.


“Romeo prisionero”, una versión gay del clásico “Romeo y Julieta” de William Shakespeare, será estrenada el próximo jueves en el teatro Finis Terrae (Pocuro 1935, Providencia).

La obra narra la más grande tragedia de amor de todos los tiempos con un elenco integrado completamente por hombres, y muestra el drama del amor imposible desde una perspectiva diferente. Sin ironía sino más bien como crítica social, esta mirada al clásico de todos los tiempos nos muestra cómo el amor es transversal a todos los géneros humanos.

La obra se exhibirá los días viernes, sábado y domingos hasta el 14 de diciembre en la sala Jorge Díaz de la Universidad Finis Terrae.

En la traducción de Pablo Neruda y en la versión hecha por Fernando González para el teatro nacional chileno el año 2008, “Romeo Prisionero” es dirigida por el también actor Felipe Ríos, en el papel del príncipe Scalus.

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Elenco de «Romeo prisionero»

Ríos es acompañado por los intérpretes Francisco Dañobeitia (Romeo), Benjamin Bou (Julieta), Tomás Roche (Mr. Capuleto), Cristián Seve (Lady Capuleto y Baltazar), Cristóbal Aldea (Mercurio), Diego Belmar (El Ama), Juan Pablo Auger (Fray Lorenzo – Mr Montesco), Nicolás Varela (Pedro), Farid Lazen (Tybaldo), Luis Felipe Castillo (Benvolio) y Sebastián Daga (Conde Paris).

Un desafío diferente

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Felipe Ríos

Ríos es un conocido actor de teleseries, pero también dirigió obras como “El mago de Oz” y “La pérgola de las flores”. Sin embargo, en esta ocasión quiso asumir un desafío diferente.

Cuenta que este proyecto, si bien siempre contempló sólo actores masculinos, en un comienzo transcurría en una cárcel de hombres, donde los presos interpretaban el clásico de Shakespeare.

“Pero después, revisando el proyecto, pensé ‘¿porque disfrazar esto?’, si el amor es transversal y claramente esta historia de amor da para que la hagan un elenco de sólo hombres o sólo mujeres o hombres con mujeres”, relata.

“Lo que quiero contar es esta bella historia de amor. Creo que es súper necesario mostrar un teatro diverso, abrir un poco las expectativas, no crear conflictos, sino crear adhesión, para que la gente no tenga rollos de ver a dos hombres besándose en el teatro”, explica. “Creo que hay que ampliar la cabeza, por eso me gusta mucho la idea de poder hacerlo y lanzarme a la piscina”.

Ríos destaca que en la época del dramaturgo inglés sólo actuaban hombres. “Acá la vuelta que le di es que en esta versión los hombres hacen de hombres pero mantienen los nombres de las mujeres, entonces claramente es una postura homosexual frente a esta obra”, señala.

Sin travestis

En este montaje los personajes no son trasvestidos. “Creo que en esta ocasión no hay que travestir a nadie, que los personajes pueden ser hombres también, porque lo importante de esto es la historia escrita por Shakespeare y también existe el amor homosexual, ¿entonces por qué ocultarlo?, al contrario, yo quiero mostrarlo”, dice Ríos.

Para Ríos se trata de una propuesta que habla de la diversidad, pero sin hacer hincapié en ello. “La gente sola se va a dar cuenta que son hombres lo que hacen los roles, entonces cae de cajón que son dos hombres amándose”, sentencia.

El actor y director agrega que sintió la necesidad de provocar un “remezón” en la gente, para que “atine con respecto al tema”.

“Están pasando muchas cosas, el libro ‘Nicolás tiene dos papás’, los abusos de parte de curas, niños y jóvenes que han sufrido de abusos por su condición sexual… creo que es un tema que hay que tocar, pero como si fuera un tema más de los tantos que hay que revisar”.

Un país ñoño

Sin duda, Ríos asume que Chile es un “país súper ñoño” y cree que la polémica con el libro “Nicolás tiene dos papás” da cuenta de eso. Sin necesidad de que la obra sea “un caballito de batalla de la homosexualidad”, insiste en un interés por mostrar su punto de vista.

Francisco Dañobeitia (Romeo), Benjamin Bou (Julieta)

Francisco Dañobeitia (Romeo), Benjamin Bou (Julieta)

“Lo que me pasa es que creo que la condición de alguien no es tema y cuando pasa a serlo es un error”, reflexiona. “Es como plantear que la heterosexualidad es tema, ¡no lo es!, entonces la homosexualidad tampoco. Plantearlo sólo demuestra la discriminación porque nos ponemos cartuchos y ñoños, empezamos a hablar desde otro lugar y finalmente estas son formas de vivir el amor, nada más.”

Para este artista, si Chile es una sociedad evolucionada, la homosexualidad no debería ser tema “porque cada uno elige la vida que quiere”. “Mientras no haga daño al metro cuadrado del otro, no hay nada malo. Para mí temas importante que hay que hablar son por ejemplo los curas pedófilos, porque hay abuso ahí, tema es los abusos en la política chilena, tema es las nuevas leyes que se están gestando para educación, la reforma tributaria, etc., ¡esos son temas importantes para discutir! Pero que alguien sea homosexual o lesbiana, eso no debiera importarle a nadie”.

El título es otra historia. “Me interesa mostrar lo difícil que puede ser para Romeo mostrar su amor por una persona que proviene  de una familia enemiga, cosa que obviamente su familia conservadora no acepta”, explica.

Sin financiamiento

Lo “ñoño” que es Chile por desgracia quedó al descubierto cuando Ríos buscó financiamiento para la obra. “Esta es una obra de teatro donde se ha trabajado con cero peso, durante tres meses ensayando sin sueldo para el elenco, donde la sala va a ser una sala vacía y sólo hay actuación, intención y amor al teatro”, revela.

A diferencia de otros montajes con más apoyo financiero, con obras como esta “a fin de mes andai rasgando para llegar”, señala entre risas. Pero de inmediato se pone serio de nuevo.

“Todos los actores son muy jóvenes y yo apuesto que ahora con la temporada podamos sacar algo de dinero que pueda retribuir el trabajo que ellos tienen”, dice. “Estos trabajos son mucho más aperrados, son mucho más del corazón, tiene de alguna manera otro valor, pero indudablemente también es agradable trabajar con un buen presupuesto atrás”.

En este caso, dos grandes amigos le ayudaron con algo de dinero “que alcanza para hacer dos bancas para la escenografía y algo para el cóctel, muy poco, pero para mí es un gran aporte porque uno valora mucho más lo que cuesta hacer teatro y le pones mucho más amor a esto”.

Crítica a Fitam y Fondart

Esta precariedad le hace decir que es muy difícil hacer teatro en nuestro país. “Sólo se fortalece en enero con ‘Teatro a mil’ (Fitam), que tiene los recursos de la minera La Escondida y el gobierno de Chile para traer todos los espectáculos de afuera y los que según su parecer son los espectáculos que tiene que ir como espectáculos chilenos”, critica.

“Yo no estoy muy de acuerdo con eso, creo que debiera ser el año entero y que así como cobran entradas carísimas para los espectáculos internacionales, los espectáculos chilenos de calidad, que son muy buenos y variados, también deberían tener esos valores, para tener sueldos decentes para los actores”, asevera.

“No me gusta el monopolio del teatro en enero, porque creo que la gente cree que tiene que ir sólo en enero a ver teatro, porque el festival de ‘Teatro a mil’ trae los mejores espectáculos y no es así. Durante el año hay una gran variedad de excelentes espectáculos porque la calidad del teatro chileno es buenísima, entonces no creo que sólo lo seleccionado por ‘Teatro a mil’ sea lo mejor del año”.

Ríos buscó financiamiento por todos lados, pidió ayuda a privados, habló con varias fundaciones, incluso Fitam, pero no les interesó, “porque ellos traían sus propios Shakespeare en la misma fecha. Me dijeron que me iban a ayudar subiéndome a sus páginas, cosa que finalmente no sucedió”.

El artista admite que no es fácil cuando no se trata de obras con temáticas familiares. “Se hace complicado que los privados se involucren en un proyecto que tiene que ver con la homosexualidad”, sentencia.

En su búsqueda también descartó el Fondart. “Sabes, lo que me pasa con el Fondart es que es tan engorroso, es tanto el tiempo que hay que dedicarle al papeleo y sólo pensar en la posibilidad de que después de un mes y medio de estar todas las noches frente a la pantalla de un computador llenando formularios no salgas beneficiado y sientas que perdiste todo ese tiempo, me da lata hacerlo. Creo que es muy complicado el sistema de postulación debería ser mucho más fácil”.

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