Publicidad
La Orquesta del viento: Jazz fusión latinoamericano y el arte del dibujo en vivo La agrupación se presenta este viernes en el Teatro Municipal de San Joaquín. Entrada liberada

La Orquesta del viento: Jazz fusión latinoamericano y el arte del dibujo en vivo

Los sonidos latinoamericanos de la música fusión y el arte inspirado del dibujo en vivo es la original propuesta de La Orquesta del Viento, banda liderada por el guitarrista y compositor Raimundo Santander, quien junto a la destacada artista visual Sol Díaz y reconocidos instrumentista de la nueva escena actual de músicos chilenos, invitan a vivenciar la música en concierto de manera distinta integrando las sonoridades del sur del mundo, al jazz y los ritmos latinoamericanos, en composiciones propias, que junto a la solidez y la fuerza de las imágenes visuales, sumergen al público en una experiencia artística completa e irrepetible.


Trazos, colores, personajes e imágenes con motivos precolombinos, van sucediéndose uno tras de otro sobre el escenario, mientras la guitarra solista de Raimundo Santander rompe el silencio de la sala con el tema Andina. A él se une Ramiro Durán en guitarras acústicas, Javier Cornejo en piano, Rodrigo Espinosa en contrabajo, José Navarro en vientos andinos, Greco Acuña en percusión y Carlos Cortés en batería. Además de la creatividad de Sol Díaz en las ilustraciones y Nicole Needham en iluminación, quienes van creando las atmósferas precisas con las que cuentan, en imágenes, las historias contenidas detrás de la música de la Orquesta del Viento (ODV).

Primera inspiración

El proyecto comienza a tomar forma por el año 2011, por inspiración de Raimundo Santander, que luego de incursionar en el mundo del jazz como joven sideman y viajar por el mundo en búsqueda de un sonido más global, decide interiorizarse en una música con profundo contenido local. En todo ese proceso, las charlas con Carlos Cortés, baterista y miembro fundador de la ODV, fueron fundamentales: “Haz algo tuyo, busca tus raíces”, le decía. Y así fue. Su inquietud lo llevaron a indagar en el folclore, la música popular chilena tomando clases con Juan Antonio Sánchez, compositor y destacado intérprete de la guitarra popular chilena y latinoamericana, e incluso a investigar en las sonoridades de la música andina.

“Raimundo se acercó para hacerme algunas preguntas sobre la armonización de los instrumentos de vientos andinos y después de un año me dijo que me uniera al proyecto”, comenta José Navarro, conocedor de la cosmovisión y el funcionamiento de los aerófonos andinos. Como resultado, surge una particular propuesta en formato de banda, donde el abundante sincretismo sonoro e instrumental de la música latinoamericana, el folclor y la música de raíz, se unen a las armonías y formas de un jazz de estilo instrumental con piano, guitarra, contrabajo y batería,  pero que a su vez, incluye a la guitarra acústica, al charango y el cuatro; a los aerófonos andinos como la zampoña, la quena y las tarkas; y a la amplia gama de percusiones afrolatinas y sonajeros andinos. Es el nacimiento de La Orquesta del Viento (ODV).

En una primera etapa, la ODV, se conformó como quinteto con Raimundo Santander en guitarra y composición, Carlos Cortés en batería, Tomás Krumm en piano, Eduardo Peña en contrabajo y Greco Acuña en percusiones. Sin embargo, el proyecto de la  ODV, aún no estaba del todo completo. Fue la inclusión de los actuales integrantes de la banda -Ramiro Durán en guitarras acústicas, José Navarro en vientos andinos, Javier Cornejo en piano, violín y teclado y Rodrigo Espinoza en contrabajo- y del talento de Sol Díaz, destacada artista visual de la nueva generación de  ilustradores chilenos, que la Orquesta del Viento tomó su actual forma, sonido y sentido.

Desde entonces, cada integrante aporta desde su propio lugar a la propuesta creativa y global de la banda. Si bien, “los temas están ya creados, hay un tipo de trabajo colectivo para algunas partes, cierta libertad para cada instrumentista”, comenta Greco Acuña,  percusionista. Por su parte, Raimundo Santander agrega al respecto: “En el mundo del jazz no hay mucho del concepto grupo, pero la ODV ya tiene algo bien propio, siento yo. No es sólo tocar, algo más pasa ahí. Hay humor, risas y eso se da naturalmente por las características humanas del grupo. Estamos súper afiatados en lo personal, y eso se traduce en que los temas están bien digeridos”. En forma similar, Javier Cornejo comenta: “Demás está decir que todo eso se genera siempre y cuando existe una resonancia de espíritu. Cuando se resuena en la amistad y eso hace que todo lo otro haya funcionado y esté fluyendo”.

La integración

La inclusión de elementos musicales locales es algo poco común dentro de las propuestas jazzísticas  chilenas. Según, Cornejo, pianista de la ODV, a los jazzistas “les cuesta mucho hacerse cargo o acercarse a la música de raíz, pareciera ser que fueran dos cosas muy distintas o que no se pueden encontrar”, comenta. Sin embargo, hay ejemplos notables, como Francesca Ancarola y su trabajo junto al jazzista Federico Dannemann, Antonio Restucci y Juan Antonio Sánchez; o el Ensamble Quintenssence, iniciativa de Roberto Dañobeitia y Dannemann; además de bandas pioneras como Congreso, o más recientemente, el trabajo de Entrama o Sagare Trío (Antonio Restucci, Juan Antonio Sánchez y Emilio García) que incorpora muchas otras cosas y realizan el cruce de lenguajes.

Greco Acuña, percusionista de la ODV, diferencia la propuesta de la orquesta por tratarse de una “rica mixtura de elementos latinoamericanos en cuanto a estilos de música de varios países y principalmente el nuestro con el lenguaje del jazz, lo cual lo hace más refrescante y un poco más cercano al oyente”, lo que en definitiva se traduce en una apertura del jazz a otros públicos  y, por ende, ayuda a “des-elitizarlo” , a soltar los prejuicios del nicho y a democratizar su escucha.

Por su parte, Cornejo agrega: “Es un producto completamente distinto, sumado a que Raimundo tiene toda una cuestión súper clara de la propuesta escénica que es otro punto súper interesante. Él pone el show mismo como objetivo artístico con la inclusión de la Sol y los monos y figuritas de distinto tipo. Intenta hacer algo que tampoco es muy común en el mundo del jazz, hacer un show. Eso también es un aporte.”

La creatividad y la improvisación 

Algo inherente y característico del jazz es la improvisación que acontece a lo largo de la propuesta musical. Allí radica la riqueza y creatividad de su lenguaje, en el carácter único de cada presentación.

Si bien, la propuesta de la Orquesta del viento trabaja sobre un repertorio musical previamente armado y ensayado en conjunto, el espacio que la banda otorga a la improvisación en vivo y la creatividad colectiva del momento es uno de sus baluartes y grandes aciertos. “Aunque yo no tuviera ninguna idea o tuviera una idea completa, siempre estoy improvisando porque estás haciéndolo ahí mismo. Es como algo inherente, entonces lo que trato de hacer es que calcen los momentos”, comenta Sol Díaz, la artista detrás de toda la propuesta visual de la banda y que va dibujando, a lo largo del concierto, en una Tablet digital que luego es procesada por un computador y proyectada sobre el telón, al fondo del escenario, a modo de gran escenografía. De este modo, tanto el virtuosismo de los músicos como el genio ilustrador de Sol Díaz, en estrecha coherencia a la interpretación musical, van desplegándose en conjunto durante toda la presentación, generando atmósferas de colores y sensaciones, siempre atentos al aquí y ahora, y a la presencia y respuesta del público.

Sol Díaz, se ha vuelto parte fundamental en ese sentido, es ella -en conjunto con Nicole Needham en las luces-, quien aporta la creatividad visual y genera las atmósferas necesarias para ambientar cada tema, lo que a su vez es una inspiración para los músicos y para el público.  “La Nico me sigue, ella ve un color y va entendiendo mi idea. Nos vamos complementando, no hay un  guión, sino que seguimos las canciones. Ella va jugando, potenciando todo esto visual que sucede y entonces se arma un Show muy completo”, comenta Sol. Sobre su método y forma de trabajo agrega: “Tengo una idea de lo que significa el tema y con eso voy jugando. Me voy inventando una película, pero que también va variando en el momento, porque de repente me equivoco en hacer algo más allá y se me ocurre hacer otra cosa y aprovecho ese error, entonces, voy improvisando y jugando, pero sé la historia de cada tema. Es divertido. Son músicas con historias o historias musicalizadas.”

Próximo concierto

Viernes 30 de enero, 20 hrs.

Teatro Municipal de San Joaquín

Coñimo 286, San Joaquín

Entrada liberada

Publicidad

Tendencias