Una campaña del alcalde local arrasa múltiples obras del graffitti en centro histórico
Se verían afectados Inti Castro, Mauricio Inostroza (Fisek) y Sebastián Navarro (Charquipunk). Las obras habían sido realizadas en 2013, durante el festival LatinoAmericano en el que fueron invitados 33 artistas a pintar en el centro histórico de la capital peruana, durante la gestión de la antecesora del edil Luis Castañeda, Susana Villarán.
Los murales realizados en Lima por tres renombrados artistas chilenos –Inti Castro, Mauricio Inostroza (Fisek) y Sebastián Navarro (Charkipunk)- podrían ser borrados en medio de una campaña del alcalde derechista Luis Castañeda por acabar con obras de graffiti en esa ciudad.
Las obras habían sido realizadas en 2013, durante el festival LatinoAmericano en el que fueron invitados 33 artistas a pintar murales en el centro histórico de la capital peruana, durante la gestión de la antecesora de Castañeda, Susana Villarán.
En total la medida afecta unos 60 murales de artistas locales y extranjeros. Todas las obras se encuentran en el centro histórico de Lima y el borrado se realiza en medio de protestas de grupos ciudadanos.
Mural de Charquipunk en Lima
“La causa de fondo de esta decisión es eminentemente política”, explicó el español Fernando Figueroa, doctor en Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, en un comentario publicado en el sitio positivos.com.
“Todo ese patrimonio artístico se realizó durante el mandato de la anterior alcaldesa Susana Villarán, con la creación de la Escuela de Arte Urbano. Por tanto, refleja la rivalidad política y el interés de borrar la huella pública del anterior gobierno municipal, marcar la diferencia y además de promoverse propagandísticamente al cubrir los muros con pintura amarilla, el color que identifica a su partido Solidaridad Nacional”, escribió.
Navarro, uno de los afectados, coincidió en que “lo que está haciendo el alcalde es borrar todo vestigio que queda de la alcaldía anterior. En el fondo es una maniobra política, ni siquiera tiene que ver con el arte ni con la cultura”.
“Directamente, nunca me había pasado que una institución me borrara un mural”, agregó Navarro. “Cuando uno pinta un mural, uno está expuesto a que te lo borren, lo rayen, le pinten encima, ya sean otros artistas y los dueños de casa, pero creo que acá el tema no es que hayan borrado un mural, sino que lo hicieron como una política sistemática, justo cuando Lima se estaba convirtiendo en un polo del arte urbano en Latinoamérica”.
Para el artista, “borraron el primer mural, eso causó rechazo en la población, y el tipo como patrón de fundo dijo, ‘ustedes no opinen, voy a borrar todos los demás’, y empezó a hacerlo”.
La acción también fue repudiada entre la comunidad del arte callejero, tanto en Perú, Chile como Argentina. El artista y fotógrafo León Calquín, el “albacea” del graffitti chileno, que viene retratando al movimiento desde hace cuatro décadas, lamentó el hecho.
«Decidir borrar un mural es algo muy serio”, indicó. “Al hacerlo se aleja a la gente de aprender algo nuevo, de pensar, de identificarse y hasta apropiarse de la idea. Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero nunca un mural pasa desapercibido”.
“Una obra tal encierra metáforas que pueden ser interpretadas de diferentes maneras y al parecer eso molesta”, agregó. “Es por ello mucho más fácil borrar dichos mensajes y evitar sus lecturas. En Lima es mucho peor pues se trata de una lucha política con obscuro sentido. Se borra con un color amarillo que también encierra una simbólica intención. Nunca se tomó en cuenta la calidad de los trabajos realizados por un selecto grupo de connotados artistas, donde se incluyen varios de los nuestros».
Mural de Fisek en Lima
La acción también fue repudiada por colectivos en Chile y Argentina. El Museo a Cielo Abierto de La Pincoya de Santiago emitió esta semana un comunicado en que señaló que repudia “profundamente los actos de censura y difamación de parte del alcalde de Lima”.
“Apoyamos a cada uno de los artistas que han sufrido la difamación y también la censura de sus obras murales en las calles de Lima. Los artistas buscamos, por medio del arte, generar una visión amplia y diversa de la sociedad, para buscar democratizar con el arte la sociedad en su conjunto”, indicó el Museo.
“El arte no puede estar al margen de los acontecimientos, pues se nutre de ellos. Destruir obras de arte público por su debido compromiso con la realidad es un crimen que dialoga con la intolerancia y la brutalidad de una clase dirigente perteneciente al ‘mal gobierno’”, indicó por su parte en otro comunicado el Espacio de Convergencia Política MAC (Muralismo Argentino Contemporáneo) de Buenos Aires.
El edil señaló que iba a «desaparecer todos los murales del Centro Histórico de Lima, porque así lo prescribe una ordenanza de 1994 y porque está también contenido dentro del acuerdo con la Unesco», al declararla Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1988. Además acusó a un artista peruano, afectado por el borrado, de simpatizar con un grupo vinculado al grupo armado Sendero Luminoso.
Sin embargo, la Unesco emitió esta semana un comunicado en el que precisó que «no es parte de su misión pronunciarse sobre decisiones tomadas por los Estados sobre su patrimonio cultural material e inmaterial, salvo que éste se encuentre en una situación inminente de riesgo».
«Su rol consiste en ayudar a la difusión del saber y velar por la conservación, la gestión y la protección del patrimonio», acotó.
Incluso desde el gobierno peruano criticaron los hechos. El viceministro de Cultura de Perú, Luis Jaime Castillo, señaló que «el arte es algo que no está ni debe estar sujeto a la política y no debe ser parte de una agenda política. Mal hacemos con borrar obras de arte y mal hacemos con decir que eso lo hacemos porque hay un canon internacional que no existe».
El hecho incluso causó que la ruptura de un acuerdo de patrocinio entre la alcaldía de la feria artística Art Lima, que se realizará en la ciudad del próximo 23 al 26 de abril.
Mural del artista peruano Elliot Tupac entes de ser borrado
