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Experta en totalitarismo analiza el vínculo del «mal» y el poder político Filósofa italiana Simona Forti. Invitada por el CEP

Experta en totalitarismo analiza el vínculo del «mal» y el poder político

De visita en Chile la filósofa habla del “concepto del mal para repensar la relación, hoy en día, entre el mal y el poder. En conversación con El Mostrador Cultura+Ciudad menciona como característica de esta relación “un sufrimiento inútil, un tipo de sufrimiento que no es producto de causas usuales como una enfermedad o una tragedia natural”, sino que es causado “por unos seres humanos sobre otros” y podría evitarse.


Una charla sobre la relevancia del «mal» como categoría de análisis de la política contemporánea realizará este miércoles en el Centro de Estudios Públicos (CEP) la filósofa italiana Simona Forti (Modena, 1958).

Forti está en Chile invitada por el CEP y la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) como una de las figuras más destacadas de la filosofía italiana actual, experta mundial en Hannah Arendt y el tema del totalitarismo.

La filósofa está en boga por su último libro, «Los nuevos demonios: Repensar el mal y el poder hoy» (Edhasa, Buenos Aires, 2015), que ha sido un gran éxito. Ahí Forti aborda el vínculo del mal y el poder político y discute, entre otros, con Dostoievski y Kant.

«’Los nuevos demonios’ es algo realmente único entre la extensa literatura sobre la cuestión del mal”, escribió al respecto el crítico argentino Roberto Esposito. “Combina un extraordinario conocimiento del debate filosófico del siglo XX y de la condición del mundo contemporáneo. Proporciona una reconstrucción original de ese debate y una nueva perspectiva desde la cual explorarlo hoy. El resultado es una genealogía doble,  cuya profundidad filosófica abre una vía sin precedentes para el pensamiento. Cualquier trabajo futuro que aborde la cuestión del mal y el poder, no podrá evitar debatir esta nueva perspectiva».

simona forti

El mal hoy

Forti tiene un extenso currículum. Enseña Historia de la Filosofía Política en la Universidad de Piemonte Oriental. Ha sido profesora visitante en numerosas universidades y es miembro  del comité científico del Oldenburger Hannah-Arendt Zentrum y jurado del Hannah-Arendt für politisches Denken.

Además co-dirige la revista “Filosofía política”, es una de las principales especialistas en el pensamiento de Hannah Arendt, y ha sido responsable de la edición en italiano de Archivio Arendt volumen 1(1930-1948) y Volumen II (1950-1954). Actualmente investiga en el campo de la biopolítica y la bioética.

Esta es su primera vez en el país y Latinoamérica (viene llegando de Argentina, donde además tiene familia). “Tenía muchas ganas de ver Chile y el continente. La ocasión es gracias a la publicación de mi libro, que salió en español. Mi editor me invitó a Argentina y allí di algunas lecturas en la universidad”, que ahora repite acá.

En sus ponencias, Forti habla del “concepto del mal para repensar la relación, hoy en día, entre el mal y el poder, partiendo de la experiencia extrema del mal político en el siglo XX y repensándolo hoy”, explica.

La filósofa tiene como punto de partida el nazismo  y el stalinismo. “La mayor cantidad de textos sobre el mal radical son obra de filósofos judíos alemanes que abandonaron Alemania y se fueron a Estados Unidos y otros países. Esa fue la experiencia que provocó esta reflexión sobre el mal y el poder”, sin olvidar que la comparación entre ambos regímenes trajo muchas conceptualizaciones sobre el “mal político”.

Paradigmas

¿Cuál es el vínculo entre el mal y el poder? “Lo que intento hacer en mi libro es reconstruir una especie de paradigma que vincula el mal y el poder”, en un caso en que el poder en sí mismo se convierte en un mal, como es en el caso del poder totalitario.

“Examino esta forma de pensar en Dostoievski y algunos filósofos que, implícita o explícitamente  se refieren  a la manera en que (el ruso) se refiere al poder y el mal, especialmente en su libro ‘Los demonios’”, publicado en 1872 y que narra la historia de cómo un joven revolucionario asesina a un compañero de partido por diferencias ideológicas.

“Esto no significa que hayan tenido el mismo tipo de pensamiento sobre el mal, pero cree un paradigma, según el cual ellos, partiendo de la forma en la cual Dostoievski radicalizó el poder radical de Kant, lo siguieron al vincular el mal, el poder, la transgresión y la pulsión de la muerte. Esa fue la fuerte conexión entre todas estas ideas, que pongo en cuestión”, dice, sumando el paradigma del “demonio mediocre”.

Cuando Forti habla de poder, se refiere naturalmente al poder político. “Es un poder para oprimir. El ‘mal’ es, para mí, un concepto político. La ‘maldad’, en cambio, está vinculada a la subjetividad. Pero cuando hay un marco político que impide absolutamente la libertad, encaja con lo que llamo ‘mal político’”, entendiendo filosóficamente la libertad como “la posibilidad de que las cosas y el comportamiento siempre pueden ser diferentes”.

Sufrimiento inútil

En este sentido, para la filósofa este mal es propio de las dictaduras, no las democracias. “Teóricamente sí, aunque una democracia degenerativa puede terminar en un ‘mal político’”. Para dar un ejemplo concreto, Forti señala la dictadura nazi.

Entre las características de este “mal”, la filósofa menciona “un sufrimiento inútil, un tipo de sufrimiento que no es producto de causas usuales como una enfermedad o una tragedia natural”, sino que es causado “por unos seres humanos sobre otros” y podría evitarse.

Forti cree que cualquier dictadura en sí misma contiene este “mal político”, porque “produce sufrimiento”. Un sufrimiento como la tortura, por ejemplo, causado “desde el Estado u otros grupos políticos o colectivos”, pero también acciones los atentados terroristas ocurridos recientemente en París, “que gobiernan como una dictadura en los territorios que ocupan en Sira e Irak”.

¿Es la democracia una garantía contra este tipo de mal? “No lo creo. Creo que debemos barajar de nuevo e intentar pensar que depende de cómo construimos nuestra propia subjetividad y un ethos de algún tipo, pero las instituciones en sí mismas no son suficientes. Aunque no es una esencia del ser humano, es parte de la forma en que nos construimos a nosotros mismos. Nosotros decidimos qué ethos asumimos, ejercitamos”.

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