Publicidad
Edo Caroe: «Es muy difícil hacerse los tontos con la política o no pensar en reaccionar de alguna manera» El 1 de abril presenta su nuevo espectáculo «A Tirar La Cadena» en el Teatro Nescafé de las Artes

Edo Caroe: «Es muy difícil hacerse los tontos con la política o no pensar en reaccionar de alguna manera»

El comediante que se ha hecho famoso por sus rutinas contingentes y el humor político, a pocos días de comenzar su nuevo espectáculo de teatro sostiene que «le gusta zarandear, como mover la conciencia de la gente con los chistes, y eso es algo que no se puede hacer en cualquier parte. No lo puedo hacer en televisión, porque te critican por el contenido del chiste, en radio tampoco. En el teatro, en cambio, puedo hacer uso de este humor mucho más negro de lo que se ve en cualquier parte».


El mago y comediante chileno Edo Caroe (Temuco, 1986), estrenará este viernes 1 de abril su nuevo espectáculo «A Tirar La Cadena» en el Teatro Nescafé de las Artes, en  funciones que se extenderán también, tal como fue anunciado, para los días 2 y 3 de abril. Tras éxito de ventas, sumará presentaciones en el mismo recinto para el lunes 4 y martes 5 de abril, pero también se presentará en Iquique, Antofagasta, Copiapó, Puerto Varas y Coyhaique.

«A Tirar La Cadena» viene precedido de sus anteriores shows como “Todo Bajo La Manga” (2013), “Tercer Mundista” (2014), “Crisis + Iva” (2015), y su más reciente y exitosa presentación en la reciente edición del Festival de Viña del Mar 2016.

Un humorista que se hizo conocido especialmente tras su actuación en el Festival de Olmué de 2015, donde les dio sin piedad a las AFP («son como las teleseries turcas, no pierden nunca») y las isapres, en un país donde pocos se atreven a cuestionarlas públicamente.

Esta nueva rutina, que viene cargada de magia y como en su ya conocido estilo, contiene actualidad y contingencia nacional, pero ahondará mucho más en lo cotidiano y sus últimas experiencias desde el lado más sarcástico y humor negro. También contemplará mayor interacción con el público.

¿De donde viene tu nombre, “Caroe”?
-Viene de mis dos apellidos, Carrasco Rodríguez. La persona que me enseñó magia cuando llegué a Santiago, su nombre de mago era Víctor Lupe, en honor también a sus papás. Yo hice el mismo ejercicio y así quedó.

¿Cómo pasaste de ser mago al stand up?
-Creo que fue como la exigencia de la televisión. Estaba en un programa donde necesitaban talentos de humor y yo comencé participando con magia cómica, pero después empecé a escribir chistes. Noté que en la televisión vendía mucho más el tema del humor y me fui por ese lado. La magia la empecé a desarrollar de forma paralela, más como una pasión personal, que de repente puedo incluir en mi espectáculo. Pero cuando empecé a escribir monólogos y chistes, comencé a hacer este formato, aunque no me identifico mucho con el stand up.

¿Por qué te gusta hacer humor político?
-No me gusta hacer humor político.

¿No te gusta?
-No voy a hacer un show de una hora de humor político. No me etiqueto con el humor político. Tiene ciertas cosas, ciertos tintes, lo de Viña también tuvo algo de eso, pero no fue eminentemente humor político.

¿Pero tú te consideras una persona política? ¿Votas?
-Yo voto, pero hago lo que me parece chistoso nomás. El show de ahora no tiene mucha política, mi show anterior tampoco. Depende del momento. Hay cosas que me parece simpático decir en un minuto, pero eso para nada me identifica como comediante, no creo que sea mi etiqueta.

Pero tú llamas la atención por tu humor cuestionador. Estoy pensando sobre todo en tu show de Olmué, que fue como bien crudo en ese sentido, con la crítica a las AFP, etc.
-De repente son cosas que están en el libreto, pero no significa que voy a hablar siempre de eso, que siempre voy a estar cuestionando las cosas. A veces hago humor de cosas muy light, de temas que no comprometen a nadie, a veces hago reír hasta con juegos de palabras, cosas muy nimias que siempre están incluidas en mi espectáculo. No siempre tengo que ser rupturista. De hecho no lo soy. Mis espectáculos tienen un montón de aristas en cuanto al humor. No todo tiene que ver con lo político, con ser confrontacional, digamos. En lo de Olmué, lo de las AFP y las isapres es una parte tan pequeña en comparación al resto que no tiene que ver con nada, pero es lo que queda, porque es lo que la gente quiere escuchar, lo nuevo, lo que no se ha dicho. Pero si uno toma el libreto y lo lee, es una parte bien pequeña de todo el monólogo.

-¿Hay algo más que decir de la clase política? En tus rutinas, claro está.
-Sobre la clase política creo que está todo dicho en mi espectáculo. Es una clase política que lo único que busca es cómo mantenerse en el poder para seguir beneficiándose de los privilegios de estar en el poder. Todo está muy viciado, muy irregular, las prácticas son irregulares. Nosotros como ciudadanía también estuvimos bastante lejos de la política durante mucho tiempo. Nos inculcaban que la política era mala, que era peligrosa, con la generación del «no estoy ni ahí», que no votábamos, que no nos interesaba lo que pasaba en política. En el fondo es como que dejamos la casa sola. Es como cuando los viejos dejan la casa sola y los hijos dejan la cagada y cuando llegan no hay nada que hacer. Justo cuando la ciudadanía quiso volver a la política, a la participación ciudadana y a poner en jaque al poder, se dio cuenta de que estaba la soberana zorra.

-¿Te decepciona?
-Es decepcionante la clase política en general, sobre todo con lo que se ha destapado en el último tiempo. Por suerte se destapó igual, aunque creo que siempre hemos sabido que la clase política, el empresariado, comete prácticas irregulares, y que de alguna manera nos cagan. Siempre lo supimos, sabíamos que había corrupción, pero como no estaba destapado, a la vista, no reaccionábamos de ninguna manera. Nos podíamos hacer los huevones. Ahora es distinto, porque nos saltó a la cara a todos. Es muy difícil hacerse los tontos con la política o no opinar o no pensar en accionar de alguna manera, porque nos estalló en la cara, y creo que eso también nos enoja muchísimo, el hecho de saber que tenemos que hacer algo y no saber qué carajo hacer, porque está tan planeado todo que es difícil hacer cosas. Creo que por ahí va la mayor parte del enojo, porque estamos como atados de manos. Es como la típica pregunta al momento de votar: «¿Chucha y ahora por quién votamos, si son lo mismo? Es como más de lo mismo». Siempre estamos acostumbrados a votar por el menos malo, y así funciona sucesivamente, año a año. Creo que hace bien todo este debate, que salgan a la luz la cantidad de columnas de opinión y de cosas que han salido en el último tiempo en portales como el tuyo y en los medios de comunicación en general, que han aportado al debate. De alguna forma saldrá de ahí alguna manera de accionar.

¿Qué opinas de los debates actuales?
-El tema de la Constitución, que se haya hecho entre cuatro paredes, y que uno de sus principales gestores, Jaime Guzmán, la haya hecho pensando en que no se pueda cambiar para mantener el statu quo, me parece cuestionable. Bajo ese punto de vista creo que hay varias cosas que cambiar. Ahora que hay una participación ciudadana que no se está considerando, y aprovechando que la ciudadanía quiere volver a participar, volver como a la polis, a ser parte de la política, creo que es necesario partir por ahí. Creo que debe haber un cambio como de ciudadanos, saber votar, conocer a los políticos, conocer cómo funciona el país. Hay un montón de cosas en que estamos sumidos en cierta ignorancia y por lo mismo estamos tan vulnerables frente a los que han tenido el poder hace mucho tiempo.

-¿Qué clase de humor negro estás preparando ahora?
-Es mi cuarto espectáculo en teatro, donde por lo general tengo mayor libertad para decir las cosas que quiero, porque la línea editorial soy yo mismo, y no tiene tanto que ver con que vaya a hablar cosas de política, ni cosas que vayan a romper el sistema, sino con el humor negro, que es lo que más me gusta. En el fondo, lo que intento es incomodar, con el humor, con los chistes, con los temas que se tocan. Me gusta como zarandear, como mover la conciencia de la gente con los chistes, y eso es algo que no se puede hacer en cualquier parte. No lo puedo hacer en televisión, porque te critican por el contenido del chiste, en radio tampoco. En el teatro, en cambio, puedo hacer uso de este humor mucho más negro de lo que se ve en cualquier parte. Claro que hay un discurso humorístico acerca de lo que vivimos como país, pero esta vez, a diferencia de lo de Olmué y Viña, está más centrado en nosotros, no tanto en la crítica a la clase política sino en nosotros como ciudadanos, en lo poco que hemos hecho, lo poco que sabemos. Bueno,  y la magia también tiene su lugar, como en los espectáculos anteriores. No es un espectáculo stand up solamente, sino que recurro a varios formatos de humor. Hay risas de principio a fin de muchas maneras. La gente participa mucho en las rutinas de magia y eso genera humor situacional, gags de humor, gags visuales, hay contenido audiovisual también.

Publicidad

Tendencias