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Libro «Historia de la UDI. Generaciones y cultura política»: Más que la historia del partido y, a la vez, mucho menos Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Rojas Sánchez

Libro «Historia de la UDI. Generaciones y cultura política»: Más que la historia del partido y, a la vez, mucho menos

Muñoz intenta darle al curioso concepto de “las cosas nuestras” una precisión y unos vínculos con la UDI, pero el carácter cuasi familiar de esa realidad hace su comprensión muy difícil para un extraño. Es una de esas simbologías sólo explicables -y también con limitaciones, aunque menores- desde la propia intimidad. Por eso, hay momentos en que todo guzmaniano podrá decir al leer el libro: eso es “lo nuestro”, pero no es la UDI; ahí está una de las claves de todo, no bien captada: lo de Guzmán y su gente ha sido y sigue siendo mucho más que la UDI.


Víctor Muñoz Tamayo, Historia de la UDI. Generaciones y cultura política (1973-2013), Ediciones Universidad Alberto Hurtado, Santiago, 2016, 398 páginas.

Veintisiete entrevistas, una bibliografía amplia pero no exhaustiva ni en trabajos escritos ni en páginas web o tesis no publicadas, archivos: todo eso sirvió de base para el valioso libro de Víctor Muñoz sobre la UDI.

Actor doblemente implicado -por una parte, milité en ese partido desde sus dos fundaciones y hasta hace pocos meses; por otra fui entrevistado y consignado en la bibliografía- no por eso me siento inhibido para alabar méritos y destacar defectos del esfuerzo del profesor Muñoz.

Sobre estos últimos, dos muy significativos.

En primer lugar el libro es al mismo tiempo mucho más que una Historia de la UDI y, en simultáneo, es menos que una Historia de ese partido.

Es mucho más, porque con el afán de rastrear lo que bien llama el autor elementos de identidad y de cultura política, excede el ámbito de lo estrictamente partidario, para entrar en esa zona tan conocida para nosotros los guzmanianos, y tan difícil de precisar para los demás: “las cosas nuestras”.

Muñoz intenta darle a ese curioso concepto una precisión y unos vínculos con la UDI, pero el carácter cuasi familiar de esa realidad hace su comprensión muy difícil para un extraño. Es una de esas simbologías sólo explicables -y también con limitaciones, aunque menores- desde la propia intimidad. Por eso, hay momentos en que todo guzmaniano podrá decir al leer el libro: eso es “lo nuestro”, pero no es la UDI; ahí está una de las claves de todo, no bien captada: lo de Guzmán y su gente ha sido y sigue siendo mucho más que la UDI.

Pero también el libro es menos que la Historia de la UDI, porque hay temas que merecían un desarrollo más extenso y matizado. Insuficiente resulta, en este sentido, el capítulo dedicado a toda la etapa posterior al asesinato de Jaime Guzmán, y en él, muy limitado el análisis de los motivos que, desde la propia lógica interna –perteneciendo la UDI a “las cosas nuestras”- explican el deterioro de la idea fundacional y la transformación del partido en el conglomerado variopinto y desperfilado que es en la actualidad.

Los otros defectos deberán ser discutidos caso a caso. Son decenas las afirmaciones que no comparto, son muchos los otros antecedentes que podrían sumarse a cada una de esas cuestiones de detalle para dar mejor visión de conjunto, pero ese sería ya mi libro, no el del profesor Muñoz.

En todo caso, los méritos de la investigación saltarán fácilmente a la vista de los lectores: un intento sincero de comprensión de claves profundas, un uso amplio de buena parte de las fuentes disponibles, unas conclusiones ponderadas y dignas de discusión pública (a pesar de alguna molesta referencia, como la “efebolatría”).

Lectura obligatoria para los “nuestros” y también para ellos.

Gonzalo Rojas Sánchez
Profesor Universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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