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This is the end: Black Sabbath y el adiós a una de las bandas más importantes del rock mundial Concierto endemoniado

This is the end: Black Sabbath y el adiós a una de las bandas más importantes del rock mundial

El encuentro del sábado de Black Sabbath con su público en Chile, fue muestra fiel de la admiración de una audiencia que traspasó la brecha generacional de la banda reuniendo a más de 60 mil espectadores, que, entre gritos y saltos, llegaron a llorar algunos ante la presencia de Ozzy sobre el escenario de un Estadio Nacional envuelto en llamas


Con un Nacional lleno de tope a tope, los británicos de Black Sabbath -con 48 años de carrera, más de 75 millones de discos vendidos a nivel mundial y reconocidos por ser una de las agrupaciones más importantes del rock clásico- dijeron adiós a los escenarios de nuestro país en la gira titulada The End con una presentación magistral de lo que se puede considerar buen rock.

A pesar de que a ratos el concierto parecía un poco más lento en comparación con la presentación de 2013 en el Estadio Monumental, pero con una puesta en escena más elaborada, los asistentes pudieron disfrutar de clásicos como Black Sabbath o War pigs, además de un extenso solo del baterista Tommy Clufetos (ex batero de Alice Cooper, Rob Zombie y el propio Ozzy Osbourne en su álbum Scream de 2010) que dejó a más de uno atónito ante el virtuosismo del músico.

La percusión se extendió por cerca de 10 minutos para luego dar paso a Paranoid, desatando el caos en cancha que hasta ese momento había disfrutado de una forma medianamente tranquila el espectáculo, pero fue el mismo Ozzy quien los invitó al descontrol en los dos últimos temas, y, como era de esperar, el público obediente se desató por lo que muchos de los asistentes debieron replegarse ante la lluvia de patadas voladoras que colmaron por minutos el Estadio Nacional.

La Misa Negra

Durante muchos años se ha especulado sobre bandas ligadas al denominado “Satanismo” por parte de los estamentos religiosos que creen en la existencia de un cielo e infierno, y Black Sabbath no es la excepción.

Y si muchos de los que creen esta historia, hubiesen estado presentes en el show, habrían creído a pie juntillas que el espectáculo anunciaba la llegada del anticristo; una experiencia que perturbaba a ratos y que luego se volvía frenética entre los asistentes que miraban deslumbrados los riff de Iommi y las muestras de amor hacía el público de un Ozzy que cual predicador, se dirigía a la gente que en muchos de los casos, sobre todo los más jóvenes, era la primera vez que lo tenían en frente, mostrando que a veces los años solo son números.

De hecho, el show partió con una proyección de imágenes de un demonio que salía desde la tierra escupiendo fuego y lo destruía todo a su paso, eso combinado con un Ozzy Osbourne de 67 años, que en compañía de sus colegas Geezer Butler (bajo) y Tony Lommi (guitarra) todos promediando la misma edad, hacían una entrada monumental ante un público que lloraba tanto por alegría como por pena de despedir a semejantes demonios de la música.

El escenario se hacía pequeño ante la imponente presencia escénica que, si bien ya no tenía el dinamismo de antaño, seguía con la presencia y prestancia del que se sabe grande entre los grandes. Mal que mal, cabe recordar un dato no menor y es que Ozzy Osbourne fue despedido de la banda en 1979 para ser reemplazado por Ronnie James Dio, antiguo vocalista de Rainbow y que grabó 2 álbumes con la banda antes de dejar el grupo en 1982, lo cual también trajo nostalgia entre los presentes, al ver partir, junto con ellos, la invisible presencia de otro de los grandes del rock mundial que falleció el año 2010 a causa de un cáncer al estómago.

La gira The End expira el 04 de febrero de 2017 con el concierto final de la banda, a realizarse en su natal Birmingham.

El fin de una era para una generación que está condenada a ver desaparecer ya sea por opción, como es el caso de Black Sabbath o por causas naturales como han sido las grandes pérdidas de estos últimos años, a todos sus ídolos, pero sin perder la fe que, así como han anunciado otras veces el término de la agrupación, al final se arrepientan y toquen de nuevo.

En soñar no hay engaño, aunque el sueño sea en las mismas fauces del infierno.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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