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La crítica descarnada de “Chilensis” de Luis Dubó: «La invitación es a sacar la basura debajo de la alfombra» Las funciones se realizarán del 18 al 25 de marzo en Cachafaz

La crítica descarnada de “Chilensis” de Luis Dubó: «La invitación es a sacar la basura debajo de la alfombra»

Imagínense que por un momento fuéramos Alicia y que los Andes fueran el espejo que cuando uno atraviesa se adentra en el País de las Maravillas donde todo es posible, pero nada es lógico como lo debería ser. Esa es la mirada que propone el actor Luis Dubó en “Chilensis”. El monólogo, que se acerca un poco al estilo cómico del Stand Up, plantea que Chile también es como la «Torre de Babel donde se están reuniendo todos los más perdidos del mundo en una mezcla que está explotando los cerebros de manera como si estuviéramos en un laboratorio humano».


Luis Dubó reestrena en el próximo sábado su monólogo Chilensis. Una observación y análisis de la sociedad chilena en tiempos de cambios constantes que, como el propio actor analiza, es una época de locura en que se hace necesario rescatar la creatividad y originalidad de los chilenos. En entrevista a El Mostrador C+C, el realizador de la obra relata profundamente los dilemas que el país enfrenta como sociedad y cómo eso refleja en la conducta diaria.

Chilensis surge como una interpretación del actor desde una observación profunda, donde él mismo señala que la gente se comporta como un virus mutante bajo el cosmos del universo. Estos microorganismos cambiantes “chilensis”- según Dubó- son por naturaleza extraños y originales, en que por otro lado se vuelven cada vez más locos mediante la influencia del neoliberalismo y del individualismo que circundan sus vidas.

A pesar de todo, Dubó cuenta que más allá de lo negativo, hay un inmenso aporte por detrás de la manera chilena de ser. Citando grandes exponentes del arte, de la poesía, del cine, el actor demuestra que, en general, los chilenos no son sólo clasistas e individualistas, en “Chilensis” también rescata la creatividad y originalidad de un pueblo que ha sobrevivido a las adversidades y siempre tiene una escapatoria para las situaciones.

Aunque con los problemas, Chile se ha convertido como la Meca de los inmigrantes, por lo que Dubó considera que se hace una especie de laboratorio humano en una  “Torre de Babel donde se están reuniendo todos los más perdidos del mundo”.

-¿Cuáles serían las características de los chilenos que tú buscas trabajar en la pieza?

-Hay una identificación de mi trabajo con la base social del pueblo. Durante toda mi carrera he tenido la maravillosa experiencia de representar personajes identitarios del pueblo, entonces desde esa perspectiva yo siento que eso es un paso más en torno de profundizar y realzar nuestras características identitarias, y estas son: nuestra poética, no nos olvidemos nuestros grandes poetas; nuestra alegoría de cómo nosotros podemos establecer una relación con la realidad tan original, ahí podemos citar Jodorowsky , por ejemplo, que logra establecer un vínculo ya con la cuestión etérea, la magia. Por otro lado viene Raúl Ruiz que hace un cine tan particular, tan único en el mundo, por otro lado Miguel Littín que es de un cine más social, más político; por el lado de la pintura tenemos a Matta que hace chocar los elementos y de ahí extrae los elementos y de ahí extrae una imagen de la realidad. El chileno se caracteriza porque realza de nuestra creatividad, la originalidad, la locura, …esa es la salsa que estoy cocinando desde ahí y con la que quiero reflexionar a través de la risa.

-Definir una sociedad reforzando las características comunes entre la gente puede ser un poco delicado cuando se descarta las particularidades de cada uno. ¿No temes en caer en el riesgo de generalización?

-No tengo temor, en parte voy hablar por los codos, se van a reír en mandíbulas batientes, voy a sacar la basura debajo de la alfombra, nos vamos a meter por el patio trasero. Vamos de alguna manera a tratar de intentar hacer una radiografía de lo que nos está ocurriendo. Creo que es un encuentro con ideas desde la perspectiva original y creativa que estoy armando con Leo Murillo, Claudio Geiser y Renata Casales, con ese equipo trabajamos las ideas que son la línea editorial para poder hacer a este “Chilensis” que se expresa en torno y en relación a nuestra realidad.

-A fin de cuenta s, el monólogo que propone “Chilensis” se acerca a un formato de Stand Up Comedy? ¿Cómo definirías?

-Yo definiría como un encuentro de un hablante con su audiencia, muy a la chilena donde yo creo que estoy afinando mi puntería hacia obtener un Stand Up. Pero obviamente está teñido de mi trabajo como intérprete y por lo tanto creo que es, como son tantas cosas en este país, una expresión de un chileno hablando a su respetable, que no siempre es tan respetable. Asimismo no es conveniente plantearme en un estilo en definitivo, creo que es una experiencia que estoy modelando, y voy trabajando algunas líneas para ir perfeccionando y que se camina un poco para el Stand Up.

-¿Crees que para un pueblo, reír de si mismo puede ser una de las maneras de reflexionar y encontrar soluciones para los problemas que afligen la sociedad?

-Creo que la risa siempre es sanadora. Las emociones son contagiosas. Evidentemente yo estoy haciéndome parte con mis ideas pero obviamente traigo conmigo las ideas colectivas, que dicen respecto a la cantidad de sucesos que viene ocurriendo en este país. Tenemos todos los días informaciones nuevas acerca de sucesos que son bastante particulares. En ese sentido yo, a través de mi trabajo, rescato la creatividad y originalidad que tenemos nosotros como chilenos, la sensación poética de ponerle nombre a todas las cosas, la capacidad poética de hablar acerca de nuestros sucesos que al final no resultamos en explicárselos bien. La realidad nos queda chica en ese sentido.

-De ahí que ves a los chilenos como mutantes…

-“Chilensis” es una especie de bicharraco que ha sobrevivido y originalmente siempre tiene una escapatoria. Siempre sale por algún lado o se libra de alguna manera. Hasta el momento bajó la observación atenta del cosmos del universo, nos comportamos como un virus que no termina jamás de mutar. Somos mutantes que estamos cada día más locos, extraños y originales. Ahora con la tecnología mucho más, creo cada día es tanta gente que nos viene a visitar de tantos lugares, casi que estamos listos para irnos todos y que se queden toda esa gente ya que les gusta tanto.

-Recientemente has sido muy crítico en algunas entrevistas con relación a las camadas de poder de la sociedad como el Estado, a la Iglesia, los jefes. ¿Qué te anima a mostrar los dientes?

-Siento que tenemos un estigma como sociedad, que hace que nuestros problemas en vez de resolverlos definitivamente, o los ocultamos, o los parchamos. Los puentes bajo nivel siempre se inundan. Todos los constantes experimentos para podernos desplazarnos de un lugar a otro siempre fracasan. Por ahí  yo le diría que volviera las micros amarillas, que los Transantiagos que hay son unas cuncunas muy grandes, no caben en las calles y que son muy incómodas. Las personas tienen que sentarse en asientos que son muy resbalosos, eso provocan una incomodidad constante. Todo esto nos tiene muy molestos, muy enojados. Hay que recuperar al chileno tallero, creativo, original, esa es nuestra potencia. No está en la trampa, en el ocultar, en querer ser otro. Eso creo que es del ser humano de cualquier cultura, sea quien sea que profundice sobre si mismo está en frente a un milagro del hombre. En este país todo es moda. Llega la moda y atraviesa nuestra propia diversidad y la transforma en una especie de mosaico, donde está todo roto en trozos que tratan de juntarse y finalmente no consiguen reparar, ni consiguen cambiar.

-He visto también una crítica a ciertos temas que rigen el actual modelo socio económico chileno como el neoliberalismo, el individualismo y también al machismo instaurado en el país.  ¿Cómo crees que eso afecta el humor del chileno?

-Creo que el punto clave es que tenemos que recuperar el humor creativo, la talla fina, el ponernos en el lugar del otro, hay que recuperar el otro. No estamos sólo en esa sensación individualista. Es algo impulsado por este modelo económico que incentiva el individualismo como vía del desarrollo económico. En ese modelo económico liberal ocurre de un joven vender cocada, pero resulta que ese joven estudió química y farmacia. Él empieza a ganar la vida con la cocada, ya que todo se desarticula porque hay que conseguir el dinero para vivir. Veo que el neoliberalismo planteado en una sociedad como la nuestra, donde tenemos tanta riqueza, convierte a nuestra sociedad en una máquina carnicera, como de moler carne. Eso de una manera frustra mucho, este el desorden de la balanza del capital que hace con que el gran porcentaje de personas que están sin trabajo vayan a la calle vender productos variados.

-¿Por qué  crees que siendo Chile así exista tanta gente se siente atraída por venir para acá?

-Porque Chile es el País de las Maravillas, es como atravesar el espejo de Alicia. Uno se siente invitado a venir a ver esta locura. Creo que muchos se sienten invitados también por la exportación del “Chile ganador”, del “Jaguar de Latinoamérica”, todo por una exportación de cifras que hace creer a los extranjeros que aquí estamos en el país de Jauja y una vez que llegan obviamente se ven envueltos demasiados en esa realidad y hasta se vuelven más locos que los propios chilenos. En ese país, en este momento no existen naciones. Es como una especie de Torre de Babel donde se están reuniendo todos los más perdidos del mundo en una mezcla que está explotando los cerebros de manera como si estuviéramos en un laboratorio humano.

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