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Libro «La Fuerza del silencio»: encuentro con el yo Libros de actualidad en la crítica de Gonzalo Rojas Sánchez

Libro «La Fuerza del silencio»: encuentro con el yo

Un laico dedicado al lenguaje, un cardenal especialista en ritos y un monje acostumbrado a la soledad, coinciden en reconocer en el silencio una de las fuerzas más poderosas, uno de los instrumentos más eficaces, con los que puede contar cualquier habitante de este planeta agobiado por los ritmos y los ruidos, por los problemas y los conflictos.


¿Un libro sobre el silencio puede usar palabras?

La disyuntiva no está formalmente planteada en los magníficos diálogos entre un periodista francés y un cardenal católico nacido en Guinea, pero una vez terminada la lectura del libro, la respuesta es clara: estos hombres -a los que se suma por momentos el monje cartujo dom Dysmas de Lassus- están convencidos de que sólo en el silencio pueden oírse y expresarse las palabras que llenan el corazón de la persona humana: las mejores palabras de las humanidades, de las ciencias y de las artes; y las palabras de Dios.

Un laico dedicado al lenguaje, un cardenal especialista en ritos y un monje acostumbrado a la soledad, coinciden en reconocer en el silencio una de las fuerzas más poderosas, uno de los instrumentos más eficaces, con los que puede contar cualquier habitante de este planeta agobiado por los ritmos y los ruidos, por los problemas y los conflictos.

¡A Callar! Ese es el consejo del trío que conversa sobre el silencio y que nos cuenta cómo lo han llegado a apreciar cada uno de ellos -por largos o breves periodos- como un amigo leal. Y no cabe duda que al leer este libro penetrante serán muchos los poetas y los pintores, los músicos y los escultores, los biólogos y los químicos, los físicos y los matemáticos, los historiadores y los filósofos… y tantos otros, que dirán a coro: “Sí, así es; gracias al silencio, todo. Sin el silencio, nada.”

Las críticas de Sarah al ruido, al estruendo, a la voracidad con que las vibraciones sonoras intentan copar todos nuestros mundos, son duras, africanas. No tienen nada de esa aburguesada mirada europea que todo lo matiza y todo lo compensa. El negro cardenal no escatima críticas a los obispos, curas y laicos que han hecho de la verborrea un estilo eclesial y propone, a cambio, mucho más silencio, mucha más ponderación, mucho menos opinión, mucha más humildad. Sabe que Francisco tiene que hablar continuamente y, como estrecho colaborador del Papa en Roma, lo respalda abiertamente, pero a Sarah no le parece que el resto de los católicos hayamos entendido el valor enorme que tiene el silencio para aprender a oír y para frenar así la incontinencia verbal.

En el silencio, nos muestran los autores, se produce el terrible encuentro con el yo, los exigentes encuentros a fondo con los tú, y, sobre todo, el posible encuentro con Él.

Un día, hace casi 60 años, C. S. Lewis escribió: “Lee todos los buenos libros que puedas y evita casi todas las revistas.” Este, un muy buen libro, se sumaría a su postura con algo así como “Calla todo lo que puedas, oye todo lo que debas y habla sólo lo requerido por el amor, la justicia y la paz.”

Cardenal Robert Sarah y Nicolás Diat, La Fuerza del silencio, Palabra, Madrid, 2017, 276 páginas.

Gonzalo Rojas Sánchez. Profesor universitario

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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