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Una semana en que los inversionistas fueron arrastrados al lado oscuro de la fuerza china

Hoy la bolsa de Shangai cerró positiva luego que se removiera el mecanismo de suspensión de operaciones que estaba haciendo que los inversionistas escaparan en oleadas.


El índice Compuesto de Shangai cerró 2% más arriba, después de llegar a caer 2,2% al comienzo. El cambio de giro se debió a que los reguladores chinos removieron las medidas de suspensión de transacciones de la bolsa luego que tuvieran que usar este mecanismo dos veces en la semana, el martes y jueves. Además, esta vez el banco central no sorprendió al mercado e hizo un pequeño cambio a la tasa de referencia de la moneda, después de ocho días de ajustes.

El término de los mecanismos de suspensión ayudarán a estabilizar al mercado, “pero la sensación de pánico se mantendrá entre los inversionistas minoristas”, dijo Li Jingyuan, gerente general de Shanghai Bingsheng Asset Management. Presagiando que el gobierno chino continuará comprando paquetes accionarios para mantener los precios.

Las ventas masivas de acciones ha afectado no sólo a las bolsas, sino que ha empujado al cobre a su peor nivel desde 2009, en torno a US$ 2,04 la libra. El presupuesto de Codelco está hecho con una estimación US$ 2,20 la libra promedio anual, similar a la proyección del Banco Central.

La bolsa japonesa cerró a la baja. El Nikkei 225 con un descenso de 0,39%, en tanto que los mercados de Hong Kong y Corea del Sur concluyeron al alza.

Mala semana

Desde el lunes a esta parte lo único que se vio son millones de dólares perderse en el lado oscuro de la fuerza. Una fuerza que resulta desconocida para el mundo occidental porque esta vez los códigos están en chino y los analistas y banqueros centrales poco y nada saben de lo que piensan las autoridades de ese país.

El S&P500 cerró ayer con una baja en el año de 4,9% que es la peor apertura de los primeros cuatro días de esa bolsa en su historia, según registra Financial Times. El índice que incluye a una buena porción de compañías de alta capitalización vio esfumarse US$ 864 billones en valor de mercado en este período. Sólo el jueves retrocedió 2,4%, en tanto que el Nasdaq compuesto se redujo en 3%. Hoy los futuros marcaban positivo en la madrugada.

El frenesí bajista se apoderó de los mercados luego que el índice de Shangai cayera 7% por segunda vez en una semana y apenas pasados 29 minutos de la apertura la bolsa, lo que hizo suspender las transacciones. Los analistas en Bloomberg y Financial Times señalaban que este tipo de reacción podía estar amplificando las pérdidas porque los inversionistas se apuraban en vender sus posiciones por temor a verse atrapados por una paralización de operaciones. Posteriormente, se anunció que el mecanismo se dejaría de usar y hoy viernes se puso a prueba, dándoles en una primera mirada la razón.

El desplome de las bolsas chinas del jueves se produjo después de que el banco central revelara el monto del bombeo para sostener la moneda, como consecuencia de la fuga de capitales. Las reservas en moneda extranjera de China cayeron US$ 108 billones en diciembre a US$ 3,33 trillones, según las cifras oficiales. En noviembre había sido de US$ 87 billones.

Pero eso no fue lo único que hizo el banco central. También movió la tasa fija diaria alrededor de la cual al renminbi se transa, quedando al nivel más bajo de los últimos 4 años.

El banco central chino ha ido devaluando la moneda china porque esa es una forma de incrementar la competitividad de las exportaciones y crear inflación que no supera 1 o 2% anual en los últimos años. Si aumenta la inflación, licúa la deuda en moneda local que también le conviene.

Los analistas entrevistados por Bloomberg ayer se quejaban de que a diferencia de la FED de los EE.UU. que suele dar las señales suficientes como para que los inversionistas se preparen, en el caso del banco central de China no hay mensajes claros.

CNBC se hacía eco también de estas dudas al transcribir una nota de DBS sobre moneda, donde se decía: “La volatilidad del mercado esta semana sugiere que nadie realmente sabe cuál es la política correcta ahora”. Dando a entender que quizás el gobierno no la sepa, o si la sabe no tiene idea de cómo llevarla a cabo. “El mensaje del mercado es clara y fuerte se necesita de más claridad”.

La gran pregunta que se hace ahora el New York Times es cuánto de este terremoto refleja el cambio de reglas y de políticas que afectan al mercado accionario de China, y cuánto se debe a fundamentales económicos más profundos que pueden tener un impacto mayor en la economía global.

SUBT: La visión de Goldman Sachs

Un informa anual con las proyecciones de 2016, realizado por Goldman Sachs y que se publicó el lunes, señala que el crecimiento chino ha ido declinando dese 2007, desde un peak de 14,2% a un estimado 7% en 2015. “Esperamos que el crecimiento se desacelere en 2016, con un incremento del PGB real entre 5,8% y 6,8%”, dice.

Para el banco de inversión el gran riesgo de China este año es un mercado inmobiliario con un crecimiento menor al esperado. Los inventarios actuales se mueven entre 4,7 meses a 24 meses, dependiendo del organismo que lleve las cifras. Las primeras son oficiales, y las segundas son del FMI.

Se da por descontado que el gobierno usará de todas las herramientas para evitar un aterrizaje forzoso de la economía, pero más que este año, para Goldman Sachs el riesgo es mayor en los cinco años que vienen.

Tal como lo ha venido haciendo desde 2013, Goldman Sachs vuelve a apostar sus fichas al mercado estadounidense, pero esta vez de manera más cauta.

“Nos enfocamos en EE.UU. por dos razones. No sólo porque es la economía más grande –con un PGB de US$ 18 trillones, un 24% de participación del PGB global y el 53% de la renta variable del mundo medido por el MSCI All Country World Index-, sino porque los cambios en su crecimiento tienen los mayores impactos en otros países”.

De acuerdo al FMI, Estados Unidos tiene 50% más impacto en el crecimiento de otras economías que la Eurozona y 6 veces más influencia que China.

EE.UU. ha venido creciendo desde 2009 a un ritmo anual sobre 2% y sigue concentrando las inversiones. La brecha entre EE.UU. y el resto del mundo – incluido Europa y Japón- se ha ensanchado.

La volatilidad y el largo período de crecimiento del mercado accionario, hace que Goldman Sachs apueste sus fichas en EE.UU. nuevamente pero con cautela. “Entramos a 2016 con expectativas de retorno modestas para un bien diversificado portafolio que tenga activos estratégicos sobreponderados en EE.UU. y algunas posición tácticas en acciones europeas y japonesas”.

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