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«La élite sigue ciega» En la víspera del discurso del 21 de mayo

«La élite sigue ciega»

La consultora fundada por Álvaro Bardón y donde se gestó ‘El Ladrillo’ –clave en la instauración del modelo económico de libre mercado durante el régimen militar–, se suma a los que han llegado a la conclusión de que la elite en Chile está en crisis. Al menos ese es el análisis que Guido Romo, uno de sus socios, efectúa en el informe mensual de mayo que Gemines envió a sus clientes, entre los cuales se encuentran los bancos más grandes de Chile, el propio Banco Central y algunas de las mayores empresas de Chile.


La consultora fundada por Álvaro Bardón y donde se gestó ‘El Ladrillo’ –clave en la instauración del modelo económico de libre mercado durante el régimen militar–, se suma a los que han llegado a la conclusión de que la elite en Chile está en crisis.

Al menos ese es el análisis que uno de sus socios, Guido Romo, hace en el informe mensual de mayo que Gemines envió a sus clientes ayer, entre los cuales se encuentran los bancos más grandes de Chile, el propio Banco Central y algunas de las mayores empresas de Chile.

Aquí el texto completo:

Entre lluvias y funerales el otoño avanza inexorablemente. Otras cosas ocurrieron en el intertanto, pero para quienes se orientan en la vida por las pantallas y noticieros de televisión, nada quedará de mayor importancia o para el recuerdo que esas imágenes del río sublevado y de los restos del Presidente Aylwin.

Para ese Chile –que mira sin ver– se preparó una enorme escenografía que exaltaba los valores de una élite republicana que, para bien o para mal, dirige los destinos del país. Lo que no se podía ver, porque no es tan sencillo de mostrar, es que esa elite está en problemas.

Problemas porque los niveles de abstención electoral representan el desinterés que la ciudadanía tiene por sus asuntos, los que parecen ser propios de una ciega endogamia, que no permite ver siquiera los espacios cada vez más vacíos de participación y que es una verdadera bomba de tiempo en términos de legitimidad.

Problemas porque, a pesar de lo anterior, a pesar de las trabas que el sistema se encarga de colocar convenientemente al paso de quienes siguen teniendo ideas, hay jóvenes empujando por saltar dichas vallas con miradas difícilmente comprensibles por la vieja política. Y no es posible combatir lo que no se entiende. Ya lo dijo Darwin: la adaptación es la clave de la supervivencia y los jóvenes de hoy han mutado de una manera absolutamente misteriosa e inmanejable para los viejos artilugios de la retórica política chilena.

Problemas porque el modelo de comunicación de esta élite con sus audiencias está simplemente desapareciendo, dejándola predicar en el desierto, con parlantes o vocerías que ya no se escuchan o que emiten discursos que parecen ser dichos en lenguas muertas para sectores cada vez mayores de la población.

Problemas porque aún en las pocas veces que logra ser escuchada, generan aún más anticuerpos, porque simplemente ni la forma ni el fondo del discurso se soporta. Demasiadas veces fue el agua al cántaro de la credibilidad y la paciencia ciudadana, agua pesada pero vacía.

Problemas, en definitiva, porque las aguas volvieron a su cauce y la realidad no se puede detener en esas imágenes de unión cívica superficial, en este gesto mediático de complacencia democrática entre los mismos que están terriblemente objetados por la gente, que cada vez asume con más claridad que la fronda aristocrática todavía existe y en ella están al parecer los sospechosos de siempre.

La calma instalada en esos días solemnes no es ciertamente real ni refleja las contradicciones que hoy laten en la sociedad, Solo parece intentar colocar un velo sobre ellos, e impulsar una especie de modorra ciudadana esperando que el sistema conserve su estabilidad por inercia, como ha ocurrido por tantos años. Pero hoy, esta calma instalada no es convincente y pronto veremos las viejas turbulencias, los viejos trucos que ya a nadie sorprenden. El modelo de los políticos para relacionarse entre ellos ya no sirve y debe cambiar. El modelo para contactarse con la ciudadanía simplemente no da para más y si no hay –al menos– una adaptación real a las nuevas formas de comunicarse y relacionarse, el descalabro será inevitable.

La tragicómica inscripción de las Primarias de la Nueva Mayoría se mantuvo en el penoso statu quo esperable, lleno de desprolijidades, omisiones y declaraciones cruzadas de bajo nivel, pero agregó un componente de preocupación sobre el Servel y un modelo de funcionamiento de organismos con funciones tan relevantes, pero cuya visión parece ser demasiado política, desde la designación de autoridades con un criterio binominal, que francamente no corresponde hasta la reacción frente al dictamen del Tricel.

La inscripción de nuevos partidos es una débil luz en este panorama. Evópoli y Revolución Democrática desde veredas muy distintas tienen mucho que demostrar para lograr confianza ciudadana.

Guido Romo
Gemines Consultora

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