El acuerdo con demócratas sobre el techo de deudas no sólo sembró dudas en el Partido Republicano, conocido como GOP, acerca de su impredecible presidente, sino que también está generando una grieta entre los republicanos y sus líderes en el Congreso, justo cuando el partido está desesperado por cumplir con una de sus máximas prioridades.
La Casa Blanca dijo que el presidente Donald Trump estableció con los demócratas un acuerdo sobre el techo de la deuda y el gasto público a corto plazo con el fin de despejar el terreno para un gran proyecto de ley tributario. Pero dicho acuerdo podría complicar las iniciativas fiscales al erosionar la confianza dentro de su propio partido.
El acuerdo no sólo sembró dudas en el Partido Republicano, conocido como GOP, acerca de su impredecible presidente, sino que también está generando una grieta entre los republicanos y sus líderes en el Congreso, justo cuando el partido está desesperado por cumplir con una de sus máximas prioridades.
Y el calendario es implacable. El Congreso necesita reautorizar fondos para el programa del seguro de salud infantil y programas federales de aviación antes del 30 de septiembre y los legisladores todavía tratan de resolver el Obamacare. Además, es probable que deban proveer fondos de ayuda adicionales para huracanes después de que la devastación causada por el huracán Irma en Florida llevó al senador del estado Bill Nelson a promover que el Congreso apruebe otro plan de ayuda de emergencia para mediados de octubre.
Los republicanos también deben ponerse de acuerdo respecto de una resolución sobre el presupuesto 2018 –un paso necesario para desbloquear la maniobra procesal que tienen la intención de utilizar para sancionar el plan fiscal con 50 votos en el Senado. La falta de detalles relativos al programa fiscal está generando frustración en los miembros del House Freedom Caucus –conservadores de línea dura– quienes están dejando en claro que están dispuestos a frenar la resolución presupuestaria hasta obtener algunas especificaciones de sus líderes.
“Es muy difícil votar una resolución sobre el presupuesto que tiene como único objetivo avanzar con la reforma fiscal cuando no se sabe cómo es dicha reforma”, dijo el representante Dave Brat, miembro del House Freedom Caucus de Virginia. “Esa es nuestra objeción. Hay problemas en toda la asamblea, desde los moderados hasta los conservadores fiscales”.
El presidente del Freedom Caucus, Mark Meadows de North Carolina, dijo la semana pasada que “el tiempo es enemigo” y exigió la sanción de un proyecto para Acción de Gracias.
Aunque los republicanos puedan superar sus diferencias y elaborar juntos un plan, las partes finales probablemente se implementarían cuando vuelvan a acalorarse las negociaciones referidas a la próxima batalla por el gasto público-techo de la deuda, en tanto el financiamiento se acaba el 8 de diciembre.
“La reforma fiscal quizá sea más difícil de lo que era después de este acuerdo”, dijo Stan Collender, ex colaborador de congresistas demócratas en el área de presupuesto. “Que una resolución presupuestaria pase la Cámara con un Freedom Caucus frustrado y enojado y demócratas envalentonados será un verdadero problema, y sin una resolución sobre el presupuesto no habrá reforma fiscal”.
Elaborar un proyecto de ley tributaria antes de fin de año representa un plazo ambicioso. La última reforma fiscal completa de Estados Unidos, que se realizó en 1986, fue una iniciativa bipartita y terminarla demandó dos años de debate y negociaciones.
